Estamos en presencia de un Joe Biden desesperado, con una economía -como la estadounidense- que no levanta cabeza, a lo que se añade una inflación que por más dos décadas no conocía el pueblo estadounidense y un masivo desempleo, aunado a una pandemia que no ha sido controlada. Contrario a lo esperado, la Administración Biden-CIA, ha drenado hacia la ciudadanía miles y miles de millones de dólares en ayudas y lejos de mejorar las condiciones de vida del pueblo estadounidense, éste se ha endeudado en cifras históricas, lo que ha motivado al presidente Biden a descargar su ira contra un periodista de la cadena Fox News, que se atrevió a preguntarle el pasado 23 de enero, si creía que la inflación podría suponer un hándicap político; Biden, en voz baja y sin levantarse, empezó diciendo con ironía: «Es una gran ventaja. Más inflación». Después, sin darse cuenta que el micrófono estaba encendido, murmuró: «Qué estúpido hijo de puta». Tal es, el estado de ánimo en la Casa Blanca, en la que –últimamente- no le funcionan las cosas bien y la popularidad presidencial, incluida la vicepresidencia, va palo abajo como el Titanic, lo que augura un noviembre gris para los demócratas. En el plano internacional, continúa pesando –negativamente- la huida de las tropas imperialistas de Afganistán, hecho que ahondó, aún más, la brecha de credibilidad del pueblo estadounidense con la Administración Demócrata. De allí, que Biden no encontrara otro recurso para paliar esta crisis sino el tradicionalmente recomendado por el Complejo Industrial-Financiero-Mediático y Militar, alias Pentágono, valga decir, buscar un enemigo externo y hacerle la guerra. Y en la búsqueda de ese enemigo, privó el odio que la élite demócrata siente por Rusia y con lo cual, han contagiado a la vieja Europa, explotando sus frustraciones de grandeza, primero con Napoleón y su Grande Armée destruida por Rusia en 1812 y luego, Hitler y su delirio nazi de los mil años del Reich, que costaron al pueblo ruso un estimado de 37 millones de vidas de sus compatriotas para liberar a la humanidad de esa barbarie que representó el nazismo. Rusia, ha demostrado al mundo entero que se trata no solo de una Gran Nación, invencible, en la defensa de su territorio; sino también, que se trata de una potencia de paz, que fue invadida en tres oportunidades por naciones y gobiernos europeos y asiáticos: Francia, Inglaterra, Polonia y Japón. Además, se trata de un país que cultiva y promueve la hermandad entre naciones, al contrario que los EEUU y Europa que solo tienen intereses imperiales en el mundo y como tal, sancionan y procuran hacerse de las riquezas de los pueblos que les apetecen, como ya ocurrió en Libia, Siria e Irak, entre otros países destruidos y saqueados.
Es por ello, que suena ridículo escuchar a líderes de EEUU y Europa hablar de defender la soberanía de Ucrania. ¿De cuál soberanía hablan? Europa, es la mayor unidad individual de la economía mundial, con un PNB de 6 trillones de dólares superando los 5 trillones de los EEUU y a Japón. No obstante, Europa no se puede comparar con Estados Unidos ni con Japón, porque no es un Estado soberano, independiente, es una colonia de los EEUU, esa la verdad para quien quiera verla. En el caso de Ucrania, mal se hace al hablar de invasión Rusa pues ese país ya fue invadido por EEUU y Europa en 2014; mediante una «revolución de colores», un vulgar golpe de Estado. Hoy, gobierna allí una élite de millonarios que se reivindican como nazifascistas. Pero además, dicho concepto de Soberanía, es despreciado por esas potencias cuando de echar manos de un país que tiene riquezas objeto de sus apetencias, dicho concepto pierde sentido para ellos y con solo tacharlos de «dictadura», arremeten furibunda y frenéticamente contra esos países objeto de sus ambiciones. Venezuela, sabe mucho de ello pues durante los últimos cinco o seis años, esa misma fuerza del mal (EEUU y Europa), arremetió contra su gobierno, pueblo e instituciones democráticas, desconociéndolas e imponiéndoles una autoridad autoproclamada por la «gracia divina» de Donald Trump, que desconoció su soberanía e integridad territorial, propiciando magnicidios frustrados, invasión paramilitar, guerra económica, sanciones criminales contra todo su pueblo. En situación tal, de feroz agresión imperialista, solo las voces de Rusia, China, Irán, Turquía, y aquí en América: Bolivia, Nicaragua y Cuba, se alzaron para desmentir esa supuesta «verdad» que promovieron esas potencias malignas, en un intento fallido por hacer colapsar la economía y promover un «cambio de régimen» en Venezuela. Intento, en todo caso, que sí lograron en Ucrania, para desgracia de ese pueblo, que aún sufre ante los desmanes de la élite nazifascista designada por EEUU, para que les gobierne. ¡A eso, llaman democracia! Mucho descontento y frustración, hay a lo interno de Ucrania, pueblo que –ilusoriamente- creyó que su entrada triunfal a la Unión Europea redundaría en un mejoramiento de su calidad de vida. Ello no ha ocurrido, tan solo Hunter Biden logró mejorar su calidad de vida y ascendió de la otrora clase media que era, al selecto club de los millonarios de EEUU, requisito fundamental que tuvo que cumplir su padre Joe, para poder ser candidato presidencial en la República de los millonarios: los EEUU.
El Presidente Nicolás Maduro, este martes 22 de febrero, se vistió de Canciller de la Dignidad, tal cual fue en los tiempos de Hugo Chávez, para explicar al pueblo venezolano sobre la posición oficial del Gobierno Bolivariano, en relación con la situación presentada en Europa del Este. Explicó, el Jefe de Estado: «Putin ha logrado recuperar en una década; ya para el 2010, Rusia daba síntomas de fortaleza económica, financiera, energética, militar, en una década logró un récord en el posicionamiento de Rusia como nueva potencia». Ese florecimiento de Rusia, ha motivado la envidia y el odio de las élites imperialistas de EEUU y Europa, que anhelaban continuar viendo una Rusia claudicante, como en los tiempos de Boris Yeltsin. El Presidente Maduro, ha expresado su máximo apoyo al Presidente Putin, dijo: «Venezuela anuncia todo su respaldo al presidente Vladímir Putin en la defensa de la paz de Rusia, en la defensa de la paz de esa región, en la defensa valiente de su pueblo y de su patria. Todo el apoyo al presidente Putin. Todo el apoyo a Rusia» (22-02--2022), añadiendo –valientemente- a continuación: «Hemos estado atentos a los acontecimientos en Rusia, en Ucrania, observando, no desde ahora, observando la evolución del proceso donde el imperio norteamericano y la OTAN pretenden por la vía militar acabar con Rusia, detener a Rusia y acabar con este mundo multipolar que ya es una realidad». Para concretar, sobre la realidad específica de Ucrania, manifestando que: «El territorio de Lugansk y el territorio de Donetsk, asumieron funciones de Repúblicas Populares para defenderse de una masacre que los sectores fascistas, que habían asaltado el poder en Ucrania, comenzaron a ejecutar. Cazando a hombres, cazando a mujeres, asaltando a familias, bombardeando con armas pesadas». Ha sido testigo, el mundo entero, de un Biden anunciando una supuesta invasión Rusa –desde noviembre 2021- a Ucrania, que debió haberse hecho realidad el pasado miércoles 16 de febrero, según informaron organizaciones de inteligencia de EEUU. Y mientras engañaban al mundo con esa supuesta invasión, grandes negocios se gestaban entre sombras con el gas ruso. Mientras su precio aumentaba artificialmente, Hunter Biden incrementaba el patrimonio familiar, esa es la verdad. Al interior del territorio ucraniano, otra era la actividad que la CIA desarrollaba a plenitud, reclutando mercenarios nazifascistas y llevándolos a territorio ucraniano, cual se tratase de ISIS. Finalmente, en las sombras, la CIA preparaba la acción de exterminio definitivo contra las poblaciones de Lugansk y Donetsk, y así dar al traste con esas pretensiones separatistas.
Una vez que EEUU, se garantiza la decisión alemana de inutilizar el Nord Stream II, valga decir: el Gran Negocio, Biden da luz verde a sus agentes nazifascistas ucranianos para arreciar los bombardeos contra las Repúblicas Independientes de Lugansk y Donetsk, lo que desencadenó una crisis humanitaria que ya venía ocurriendo desde hace ocho años antes, como lo reflejan las paredes y techos de iglesias, edificios residenciales, escuelas y hospitales en esas regiones. Al respecto, les recomendamos ver el documental «Invierno en Donbass» de TeleSur, antes que YouTube lo censure (https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=_9OFtC58M1g&fbclid=IwAR3ejUm4R7op08ms8B6V70n2RI9C4qu4m-i_q _BlSEmFcUMPfMucEO_MQs). Fue Occidente, EEUU y Europa, quienes obligan a Rusia a actuar y detener la crisis humanitaria generada por ellos, que se profundizaba con la huida de poblaciones enteras (40 mil personas) desde Donbass hacia Rusia. De allí, que el Presidente Maduro, en las primeras de cambio manifestara su apoyo contundente a la nación agredida por Occidente: Rusia, expresando enfáticamente: «La paz de Rusia es la paz del mundo, y vamos a defender la paz del mundo». Y, a la vez, proponiendo a la élite nazifascista y belicista ucraniana, retomar el diálogo en el espíritu de los Acuerdos de Minsk, que ya preveían y obligaban a las partes a un alto al fuego que fueron burlados por éstos, al sentirse guapos y apoyados por Washington y Bruselas. Ambos factores de poder imperialista, EEUU y Europa, mal utilizaron las apetencias de esa élite nazifascista que dio el golpe de Estado en 2014, que manejan a sus antojos. Lo que no esperaban, esos imperialistas de EEUU y Europa, es que Rusia logró alcanzar la superioridad militar con relación a ambas potencias, no solo con su arsenal convencional sino también el nuclear, como se los demostró en Siria, al desmantelarles ISIS, creación de la CIA, y degradarlo a la nada, mientras ponía en huida las fuerzas militares de Europa y a las propias de EEUU que se concentraron alrededor de algunos pozos petroleros que han robado a la nación Siria y que –seguramente- llegará el día en que tengan que rendir cuentas por sus abusos cometidos en ese territorio del Oriente Medio.
«El Maidán no acercó a Ucrania ni a la democracia, ni al progreso; al realizar su golpe de estado, los nacionalistas y las fuerzas que lo apoyaban llevaron toda la situación finalmente a un atolladero, y empujaron a Ucrania al abismo de la guerra civil. Ocho años después de esos sucesos el país está dividido, Ucrania atraviesa una grave crisis social y económica», ha dicho V. Putin en su discurso del 21-02-2022. El Presidente Ruso, optó por una acción defensiva frente al Occidente nazifascista, EEUU y Europa, amparándose en la Carta de la ONU, Artículo 51: «Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales…», Rusia preside en la actualidad el Consejo de Seguridad de la ONU.
«Operación Militar Especial», así definida por el Jefe de Estado Ruso, V. Putin, inició éste miércoles 23 de febrero, con dos objetivos claramente definidos: la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania, a partir de lo cual estima Putin, se podrá lograr el objetivo de «proteger a las personas que han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años». Ocho años de genocidio continuo y continuado, que fue invisibilizado por la mediática occidental y que nunca existió en la agenda de la Alta Comisionada de los DDHH de la ONU, doña Michel Bachelet, quien actúa según los intereses de Occidente. Que, incluso, hizo poco o nada para dar cumplimiento a la Resolución de la Asamblea General de diciembre 2021, en la que se votó –a propuesta de Rusia- el documento titulado: «Combatir la glorificación del nazismo, neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia». Solo 2 países votaron en contra de aprobarlo: EEUU y Ucrania. A favor, votaron 130 países y se abstuvieron 49. Dicha Resolución, insta a los Estados miembros a erradicar el racismo, la discriminación, el odio y la violencia por motivos de etnia, nacionalidad, religión o creencias. Rusia, lleva presentando la misma resolución cada año desde 2015, pero EE.UU. y Ucrania se opusieron al documento en todas las ocasiones previas. Los representantes de EEUU, argumentaron que prohibir la «glorificación del nazismo», va en contra de la Primera Enmienda de la Constitución sobre la libertad de expresión. EEUU y Europa, instalaron en Ucrania un gobierno nazifascista y castigan a Rusia por pretender oponerse a la existencia de ese Estado, que reivindica el legado de terror y muerte de Adolf Hitler. Como diría George W. Bush, «terrorista, dime con quién andas y te diré quién eres»…
Postscriptum: Pasados cuatro días de iniciada la «Operación Militar Especial Rusa», los resultados no pueden ser más alentadores. Contrario a lo que deseaba y aspiraba Occidente (EEUU y Europa), ver la destrucción de Ucrania con miles de civiles muertos causados por bombardeos indiscriminados, tal como hizo Occidente en Bosnia, Libia, Irak, Afganistán, Panamá o Siria con sus bombardeos indiscriminados sobre esos territorios, la realidad refleja una «Operación Militar Especial» impecable que, lejos de los fake news y mentiras propagadas por Occidente, se ha tratado de una Operación Militar restringida al ámbito estrictamente militar, con el objetivo claro de minimizar las capacidades militares del régimen nazifascista y obligarlo a bajar el tono de sus amenazas a la humanidad. Tanto lo han bajado, que hoy están sentados en Belarús negociando con Rusia un eventual alto al fuego. En contraposición, Occidente (EEUU y Europa) sanciona a Rusia (sancionada desde 2014) y envía una sospechosa «ayuda humanitaria» a Ucrania, léase: más armas para las bandas ultranacionalistas nazifascistas, mercenarios entrenados por la CIA, en un intento de inflamar el conflicto y prorrogarlo en el tiempo, mientras chillan hablando de supuesta «paz» y alto al fuego. El Ejército regular ucraniano, se ha rendido y entregado sus armas a las fuerzas de paz rusas, no ofreciendo resistencia al avance de las mismas y las de las Repúblicas Independientes de Lugansk y Donetsk, que se han unido al componente terrestre ruso y avanzan hacia Kiev. Mientras, en el Donbass, sus residentes ruso-parlantes, estos últimos cuatro días han podido dormir en sana paz, sin el ruido estruendoso de cohetes que amenacen sus vidas y las pongan en riesgo. ¡Ya se respira un aire de paz en esa región! Para lo cual, Rusia deberá avanzar no solo en la desmilitarización de Ucrania, reduciendo sus capacidades militares a lo mínimo necesario, todo un símil de lo que aplicara en Siria al Estado Islámico, ISIS. Para luego, avanzar en la desnazificación de Ucrania, lo que conllevará a la creación de Tribunales de Guerra, Tipo Núremberg, y llevar ante ellos a juicio a esa élite nazifascista apadrinada por Occidente por haber cometido Crímenes de Guerra, contra la población civil del Donbass. Con ello, estará llevando a juicio –simbólicamente pero juicio al fin- a Joe Biden y Josep Borrell, protectores y promotores del nazifascismo ucraniano. ¡Les llegó la Justicia!... «La defunción de EE.UU. como superpotencia global podría sobrevenir mucho antes de lo que cualquiera imagina. Si Washington sueña con que 2040 o 2050 sea el fin del Siglo Estadounidense, una evaluación más realista de las tendencias interiores y globales sugiere que en 2025, dentro de sólo 15 años, todo puede haber terminado, con la excepción del griterío...» (La decadencia y caída del Imperio Estadounidense: Cuatro perspectivas para el fin del Siglo Estadounidense antes del año 2025 - Alfred W. McCoy - 11/12/2010)…
Caracas, 27-02-2022