Crítica ácida

Treinta toneladas de oro robadas democráticamente

Medios de comunicación social de nuestra patria, no parecen venezolanos, los moderadores espacios de opinión en esas empresas de comunicación, tienden a parecerse a los nazis de Ucrania con años embadurnados de ruso fobia y aparentando ser nacionalistas le hacen el trabajo sucio a EE UU, igualmente practican fobia a China privándose de negociar con las dos superpotencias comunistas que aceleradamente han ganado gran prestigio en sus relaciones con el concierto de naciones.

En una televisora caraqueña de señal abierta, vi la entrevista a Ramón Lobo economista miembro del PSUV, que ha sido diputado en la Asamblea Nacional y ocupó cargos de alta importancia en las administraciones Chávez y Maduro. El personaje explicó con meridiana claridad el perjuicio de capitalistas salvajes contra nuestra amada tierra, citó el caso de las treinta toneladas, treinta mil kilos de oro que nos fueron despojados por el gobierno de Inglaterra, hijos de la Gran Bretaña que en nombre de la democracia son representantes de ladrones políticos con derecho demócrata a su manera.

Otras veces he utilizado la palabra asombro, por actitudes ocultando buenas noticias que emanen del gobierno, minimizando triunfos venezolanos internacionales: deportivos, políticos, culturales, científicos, artísticos, etc., por la manía hacia Chávez y Maduro. Los dueños de medios no alcanzan a comprender su deber al noticiar en beneficio colectivo en las administraciones de Chávez y Maduro, Diosdado, el General Padrino López, la vice presidenta Delcy Rodríguez, Tareck El Aissami, Tareck William Saab, la Almiranta y Alcaldesa de Caracas, Carmen Teresa Meléndez y demás destacadas figuras gubernamentales.

Estupefacto lo deja a uno cada comunicador social que disfruta minimizando o manipulando lo que acierte el gobierno revolucionario, en atención consecuente con el pueblo mayoritario, que es el de menores recursos. Los comunicadores sociales toman partido junto a racistas, clasistas, violadores de derechos humanos o criminales como Los Rastrojos colombianos, con tal de aplicarle a sus audiencias o lectores un cúmulo de noticias e infelicidades que alegran a opositores disociados.

Finalizo lamentando que a cuenta de "libertad de expresión", esos colegas de la comunicación social se hagan desentendidos si se trata de opositores que no pegan una ni con el mejor tipo de cola o pegamento, dando al traste la obligación de informar y formar, entretener y educar, o cuando menos orientar en sus espacios de opinión al gobierno y a la oposición, dejando aparte el odio encendido, el escándalo amarillista y el potenciado timo que destruye la credibilidad del periodismo en su desempeño lógico, en el deber de criticar lo que le roben al país presuntas "democracias" extranjeras.

Nada ejemplar la insensibilidad de comunicadores sociales a quienes no les importa que el gobierno de Gran Bretaña se apropie de treinta toneladas de oro, que servirían al país, al nuestro o a cualquier otro, en garantía para las emergencias, o simplemente en el desempeño de un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no para hacerse los locos sin protestar que nos roban con actitudes revanchistas supuestas "democracias" aparentemente prestigiosas pero inmensamente ladronas y homicidas, pavoneándose de "representativas".



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Luis Sánchez Ibarra


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