El perro Pipo, observaba detalladamente lo que estaba haciendo el periodista Juancho Marcano que, a pesar de la sombra de los árboles, el calor era una lanza que le abría los poros y le mojaba la camisa en sudor. "El clima Juancho ha sido martirizante en estos días, tanto es así que he buscado recostarme debajo de los helechos para refrescarme y en verdad que el calor no deja que se enfríe la superficie del piso", dijo el perro.
El periodista estaba trasplantando unas plántulas de merey a un envase para donarlas más adelante a una fundación, que tiene como objetivo arborizar calles y caminos de los conucos de la Tacarigua de Margarita, pero como terminó y el calor lo seguía agobiando, se fue con Pipo hasta la sombra refrescante de su amiga la mata de mango y ahí como tenían la pimpina de agua con hielo, cada uno se tomó un sorbo y después tomaron asientos en unos tronos de madera, ahí fue que la mata de mango en concordancia con Pipo, tomó la palabra y le manifestó a Juancho, lo siguiente: "Mire, amigo, si ustedes se dejaran ayudar, por los árboles y los animales, no pasaran tanto trabajo, pues buscaran vivir en armonía; nosotros los árboles, por ejemplo, no estamos con esos egoísmos ni con esas envidias, pues cada quien hace lo que le toca hacer, por ejemplo, mi función es dar sombra y frutos, pero no voy a discutir con la mata de tomate que apenas da frutos y que son muy apetecidos, pues eso es lo que élla tiene que hacer. Y eso es lo que deben realizar los hombres, sin celos y sin mala intención; sólo deben reconocer objetivamente la labor del otro sin desprestigiarlo o humillarlo".
El periodista iba a opinar, pero Pipo, no lo dejó, pues intervino y señaló: "Por otra parte, Juancho, por qué tanta hipocresía y mentira, eso hay que desecharlo, como lo hacemos nosotros, que vivimos fieles no sólo a quien nos da hogar, sino también a nuestros hermanos que deambulan por las calles y a los cuales nos gustaría ayudar más, pero a veces no podemos. Sin embargo, ellos entienden la situación y no se ponen a despotricar y denigrar de uno; eso y otras cosas más deben hacer los humanos para vivir en paz, con mucha fidelidad y lealtad a su familiares y amigos".
Juancho se quedó impresionado viendo a sus amigos y sólo dijo: "Tienen toda la razón del mundo".