Sin gastar un peso, y en una hora mediante sorteo, tendremos Presidente de la república; lo demás es robo y engaño

1. De entrada, de los miles de millones pesos producto de trabajo, que tanto necesitan los mexicanos pobres, miserables, desempleados, hambrientos, para vivir, puta madre, el gobierno ya dispuso entregar 10 mil millones de pesos para los partidos. Hoy el Instituto electoral (INE) ha pedido otra enorme cantidad para organizar las elecciones. No sé de números, pero seguro que hay otras instituciones pidiendo dinero, hasta llegar a 100 mil millones. Este asunto de las elecciones es el relajo que usan gobiernos, políticos, partidos y demás para enriquecerse en unas cuantas horas. Luego, como ha sucedido durante un siglo, vienen acusaciones y culpas, pero el robo y el fraude ya está bien atesorado en los bancos por todos los que intervienen.

2. Por ello la propuesta de que todos los cargos se sorteen o se rifen, con solo asegurar que los nombres que se sorteen sean de ciudadanos sin mancha, con muchos conocimientos y dispuestos a servir, todo ello con un salario menor a 50 mil pesos. Todos los partidos desaparecerían por innecesarios, los INES de nada servirían y los empresarios no podrían colocar a sus partidarios. La llamada suerte enseñaría a políticos nuevos que, como nunca, estarían dispuestos a servir. ¿En dónde quedarían los negocios si todo mundo estaría dispuesto a servir sin interés alguno? Toda la política se ha convertido en un gigantesco negocio. Antes sólo los Slim, Larrea -como herederos empresarios- eran los de grandes negocios; hoy los políticos son iguales.

3. Todos los partidos políticos electorales han demostrado, a través de las décadas, que sólo sirven para escalar cargos y recibir dinero; nunca un partido se ha dedicado a educar políticamente a la población; más aún sus dirigentes son profundamente ignorantes de lo que debe ser su función; por ello toda la población los ha mandado al carajo. La población vota porque la compran con regalos, con promesas, con dinero; así mismo porque la acarrean llevándola a depositar su voto. Por el contrario, si se llamara a un sorteo, desaparecería esa denigrante forma de obligar a votar los miles de millones de pesos que se dilapidan. Por ello lo mejor es ponerse a pensar la sustitución del sistema electoral y la integración de la gente a otros procesos.

4. Me imagino a 100 inscritos para el sorteo que sería abierto totalmente a los medios de información; además de la Presidencia, este mismo método –con candidatos preparados y sin mancha en su hoja de servicios- para otros poderes de la Unión. En fin, este método del sorteo o rifa, podría redondearse hasta perfeccionarlo, pensando en un gobierno sin compromisos políticos o económicos y, sobre todo, sin los gastos multimillonarios que significa lo electoral. Si se piensa en la participación de la población existen mil formas de educarla políticamente mediante otro tipo de acciones. ¿Puede alguien pensar que hay que emplear el modelo que ha regido durante más de un siglo? ¿Existe algo importante que se perdería?

5. No necesita nadie esperar que sea propuesto por grupo o partido. Lo único que cada interesado debe pensar es si podría ser presidente de la República en caso de salir sorteado. Le bastaría pensar: "conozco la realidad mexicana, he sido siempre estudioso de ella; soy gente muy honesta y no hay quien me pruebe alguna mala conducta; pienso que invitaré a personas inteligentes y honestas a conformar un buen equipo de trabajo que me sirva para reflexionar. Seguramente los partidos me rodearán para ser equipo, pero dado que todo en adelante se sorteará, cualquier intervención política estará debilitada. Que hay problemas aún no previstos; es obvio, pero en la marcha se verán y corregirán por la gente honesta e inteligente. (15/VIII/23)

 

 

 

 



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Pedro Echeverría


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