Crítica ácida

Sueldos, funcionarios, cuentos y chismes

La nación no comprometida y honesta está hasta el gorro de la conducta desinformada, vale decir ignara, por quienes les encanta "trabajar" para el gobierno venezolano, ser pensionados y jubilados, laborar poco y echar el carro lamentándose de lo mal pagados que son por sus conocimientos "al servicio del Estado". Pésimos ejemplos de estas y estos ciudadanos son el pan nuestro de cada día en la función laboral, a la cual cubren con una coraza de odio y mala conducta, sustituyendo su obligación de desempeñarse cabalmente.

Secretarias, oficinistas de todo tipo, docentes, médicos, odontólogos, ingenieros, abogados, técnicos, obreros etc., yendo pocos días a la semana a sus actividades y no despedidos de sus cargos pese a darle puntapiés al deber ser, llenos de excusas por la situación repiten sus alegatos de ganar poco, en el fondo contrarrevolucionarios de acción y omisión gozan de su conducta que, asombra a quien en cualquier país del mundo tenga la oportunidad de ser empleado público. Funcionarios quienes laboran solazándose únicamente en despotricar y manchar las labores correspondientes, cubriendo saboteos y enfermedades cual reposeros ejecutando falsos positivos.

A estos ciudadanos parece desagradarle los triunfos internacionales de Venezuela, atacada inmisericordemente por el imperio yanky y los explotadores voraces del salvajismo negociante, capitalista, dominante y frustrador de nuestras costumbres e ideales libertarios, independientes y soberanos; exclaman con su comportamiento les encanta pensar que, me importo yo, después yo, en tercer lugar yo y por allá lejos la nación a la cual supuestamente sirvo y aspiro jubilarme cuando corresponda.

Jamás olvidaré que, a inicios de los años 60 del pasado siglo laborando en Radio Nacional de Venezuela, acudí a una reunión convocada por dirigentes sindicales en tiempos de adecopeyanos en el poder, quien intervino reclamaba falta de arreglo a las sillas para el personal y le cayó a puntapiés a una de las piezas, enseguida una colega nacida en Argentina le dijo, "ché, por qué hacés eso, en mi país son bienes del Estado, te llamarían la atención por lo que hacés". Nuestro "dirigente sindical" militante del partido de gobierno, ni siquiera le contestó y continuó su reclamo.

Por esta y muchas otras circunstancias presenciadas, no me parece sincero el cuentecito del salario bajo e injusto, hay bonos, cesta ticket, CLAP y los beneficios que vaya ideando el ejecutivo o aprobando el poder parlamentario y que, podamos paliar el desajuste creado por EE UU para derrocar a los gobiernos de izquierda, castigando directa e indirectamente a la población, descubiertos los implosionadores, sean funcionarios o lacayos al servicio de intereses extranjeros.

El "legado" pervive en cada Ministerio, Instituto Autónomo viejo o recién creado, pero en fin donde haya empleados a quienes les agrade trabajar para el gobierno, pero guardar su preferencia política, algunos alardeando "a mí no me van a comprar por una bolsa de comida" ¡Ah! pero pregúntele si va o no a recibir los bonos, se atreven a ir a las entregas de CLAP así manifiesten en contra del gobierno revolucionario destrozando la calidad de los productos de la bolsa, todo un gamelote de odiocracia expresiva y NO LES PASA NADA.

El chisme nunca ha sido lo mío en los escritos y la profesión radial o como articulista, me refiero en el título de la presente a la palabreja chismosos pues con toda honestidad se observa que, los hay en la oposición y en la revolución, por ejemplo, dicen saber de desapariciones de marcas en alimentos asegurando en EL CHISME que, son empresas, industrias o negocios propiedad de un determinado o determinada alta figura del gobierno, es decir, esparcen la chismografía cual auténticos cara e´tabla.



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Luis Sánchez Ibarra


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