La Iglesia Católica está como los paticos recien nacidos, cada dos pasitos ponen una cagada

El domingo de ramos estuve en la misa, por la insistencia de mi esposa en ir a buscar “Las palmas benditas”.

Me calé una misa kilométrica de dos horas y piquito y no lo digo de manera despectiva, antes iba con mucha devoción a la iglesia, aunque nunca he sido católico fanático, ¡Coño!, pero la actitud de muchos feligreses y curas, sobre todo los altos jerarcas de la iglesia han ocasionado en mi esa actitud, incluyendo a ese papa chimbo.

Llama poderosamente la atención que en las misas cuándo llega el momento de las peticiones nadie, pero absolutamente nadie, pide por ejemplo: que los invasores estadounidenses retiren sus tropas de Irak y dejen de asesinar a tanto inocente, niños, mujeres y ancianos (Te lo pedimos señor) o nadie pide por el gran dolor y sufrimiento que padecen los irakíes actualmente, dales Señor consuelo a esa pobre gente ante tanta humillación y sufrimiento (Te lo pedimos Señor).

¡Ah claro!, lo que sucede es que los irakíes no son hijos de Dios. Así sucede con los chavistas, como no somos hijos de Dios, no merecemos ni consideración ni respeto y después ustedes escuchan al Cardenal fariseo hipócrita Urosa Sabino, diciendo que ellos son pastores de todos los venezolanos (como no sean pastores alemanes con mal de rabia y de los escuálidos de paso).

Ahora se han dado a la tarea de defender el derecho de los venezolanos a beber caña para salir a matarse por las carreteras del país y también a defender el derecho de la empresa Polar a atiborrarnos de aguardiente. Que vergüenza sentí al oír al tal padre Freites (vagabundo), en unas declaraciones al loco ese de Granielito, diciendo que todo el mundo tiene derecho a emborracharse.

Y esa vaina se hace llamar sacerdote, ¡Qué bolas!. Les digo una cosa Iglesia Católica, tienen una gigantesca deuda con el pueblo venezolano y si ustedes le otorgan el asilo al vagabundo ese de Nixon Moreno van a poner una Cagada del tamaño del Vaticano, nunca vista en la historia de la Iglesia Católica venezolana.

Si ese hecho llega a cristalizar, los curas que se dicen revolucionarios, tendrán que asumir una actitud definitiva y montar tienda aparte como hizo Martín Lutero, porque si no, serán cómplices en esa barrabasada. ¡Qué Dios nos agarre confesados!. Aunque… ¿Con quién coño se va a confesar uno?.

arno@intercable.net.ve


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Arnó Martínez


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