Mantener contacto con el mundo político y empaparse, considerar, enterarse, etc., lo que pasa en la política global, es posible manteniendo cuidado de no contaminarnos con los intereses comunicacionales y el negocio publicitario. Vemos en la pantalla chica intrusa en casa e imprescindible para el propósito, cómo hablan, los discursos, las estrategias y las estratagemas entre facciones, algunas actitudes nos parecen insólitas apelando a la oportunidad para figurar y en honor a la verdad puede que, enriquezcan la política o deshagan a sus autores colocados en el filo de la navaja opinativa.
No ser convincentes, coquetear con los adversarios de quienes antes han hablado pestes, no parece consecuencia en la ideología sin exlicaciones lógicas, precisar razonamientos y salir de la obsecuencia, coloca al político a la vista de todos los habitantes mundiales interesados en el tema, con el riesgo de deslices verbales o audacias de pasmosa conducta cambiante, inconsecuente o sorprendente, excesivamente repetitiva rayando en la ridiculez.
Conocer y analizar no precisamente entre furtivos encuentros de cúpulas partidistas, sustituye reuniones privadas por el juicio abierto ante internautas, novedad para los declarantes frente a la audiencia conformada por ciudadanos de toda índole. No basta con que usted crea convencer con lo que escriba, eso es obsoleto, el juicio lo van a hacer y me refiero a los políticos mundiales, respecto a sí sus argumentos fastidian por venáticos u ocasionalmente populistas, exhibiendo un egocentrismo desde pasajero hasta el de la mala costumbre en el discurso político oportunista.
La frecuencia en esa conducta durante campañas electorales conlleva al peligro de perder la cabalidad demócrata y con ello lanzar al depósito de basura su credibilidad posible. Entramos en la campaña electoral venezolana, observamos la tónica desesperada de la campaña estadounidense de paso aliada con los adversarios al gobierno socialista nuestro, molestos por la fecha escogida por el Consejo Nacional Electoral, 28 de julio día del natalicio de Hugo Rafael Chávez Frías, algo alejada del noviembre con la votación imperfecta de gringolandia cada cuatro años.
Este siglo XXI va a la historia de los estadinenses dando pena por sus acciones homicidas, las peores en la historia del imperialismo económico y militar otrora fungiendo de imposibilidad a la hora de juzgarlos, amañaban sus desaciertos y en la actualidad cuesta creerles esa norma arrogante de vanagloriarse. No deseo entrometerme en las campañas oficiales y las adversarias en nuestro ámbito, tampoco admito que lo hagan gobiernos foráneos por muy nombradas sean ciertas figuras de la política pro gringa, en todo caso devaluadas en 2024 peor que nunca y en particular, -repito- por el arrase mortal a la Franja de Gaza.
En el proceso venezolano 2024 soberano e independiente, observado y auditado como ningún otro en el mundo, mi posición es de izquierda siempre como modelo gubernamental, solo que, se les debe hacer sumamente difícil si no imposible a los aspirantes a conseguirle votos a su candidato o candidata, atravesando este maremágnum de mal intencionados y mal intencionadas, facciones politiqueras sin oportunidad de competir legalmente, conocidas por confiar más en lo peor de la situación, o traicionar abiertamente a la patria, en lugar de arriesgar en forma decidida a favor de su país, su empresa, sus intereses familiares honrados y sus ideas de progreso social. Grito alborozado con la Venezuela honesta que es mayoría, vivan las elecciones a la venezolana, dispuestas en forma ejemplar mundial y a la vista de quien lo desee, sin ánimo de sabotear los eventos comerciales