El gallo pinto, los patarucos y el gallo rojo

Fueron muchas las veces que entré a las galleras, mayormente a observar, y algunas veces a apostar. Siempre me llamó la atención el desbordamiento de emociones producidas por las peleas de gallos, por las apuestas, por la preparación de los contendores, por los nervios del apostador y la cara que ponía cuando sentía que su gallo iba perdiendo, etc.

En algún momento aposté, gané y perdí. Sin embargo, no soy conocedor de gallos y me llamó la atención una buena pelea entre un gallo canagüey y un zambo. El caso es que cuando se pensaba que el zambo rehuía el combate y volaba fuera de la cancha, ya había perdido. Entonces, las apuestas crecían en contra de ese gallo. Muchos apostadores gritaban y comenzaban a dar lochas a fuertes, a real a lo que se le ocurriera al apostador.

Respecto a esa pelea que comento, oí el comentario de alguien respecto al comportamiento de ese gallo zambo huidizo. Ya lo conocían, lo habían visto pelear antes, y resulta que al final el gallo zambo ganaba. Recuerdo que dijeron que era un gallo "Jugador" que se cree que está perdido y al final responde y termina venciendo. Más o menos sus características pueden ser como estas: El gallo corre, se para, tira la pata, se esconde en las alas del otro gallo, pega, se va, vuelve, vuela la talanquera, lo llevan al centro de la cancha, da pelea y la cosa sigue. Más o menos esa es la versión del gallo jugador. A mí no me crean. Eso lo oí.

En estos momentos, nuestro país se ha convertido en una gallera. Las elecciones presidenciales, son una competencia entre gallos, así lo entiendo. De un lado, están los patarucos, los que tienen las patas "plumuas" y unas tremendas espuelas con las que se enredan cuando tiran una patada. Del otro lado, está el gallo pinto, haciendo alarde de su oportunidad. Bien pelado, la cresta roja, rojita, una placa debajo del ala, emitiendo sus kikiriki, mientras que los patarucos con canto mas ronco, casi dicen: kokorocó.

Ahora resulta que a la contienda se suma otro gallo, en otrora gallo fino, de pelea, de buen pedigrí; se podría comparar con el gallo "Jugador" citado, porque brindaba apoyo a otros, estaba en la jugada, políticamente ganaban. Ahora resulta que al pobre gallo rojo lo han sometido al escarnio público y en las postrimerías de su vida útil aun, lo ponen a apoyar a patarucos, alegando que sus ideales se parecen a los del pataruco. Resulta que al pataruco que apoyan ha sido siempre anticomunista confeso. Entonces, ¡Qué bolas! De acuerdo con esa forma de pensar es mejor que agarren ese gallo rojo y se lo comen con pataruco y todo.

 



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Jesús Rafael Barreto


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