La entrevista del periodista Clodovaldo Hernández, conductor del Programa Cara a Cara, al exvicepresidente de la Republica Elías Jaua Milano, publicada en el portal La iguana TV, daría para interminables análisis, a riesgo ser repetitivo vuelvo sobre ella. Comienzo presentando una extensa cita del escrito "Ya Basta" rubricado por el entrevistado en 2008.
" YA BASTA DE:
1. La prepotencia y la soberbia que, desde las estructuras de gobierno, despliegan muchos funcionarios, imponiendo sus liderazgos a fuerza de arbitrariedad y clientelismo.
2. La prepotencia y soberbia de quienes, autodesignados salvadores de la revolución, se creen con el derecho divino de imponer el camino "correcto’’ de la revolución y erigirse o designar a los iconos vivientes de la "auténtica revolución".
3. La irresponsabilidad de quienes se enriquecen al amparo de la revolución y cachetean a nuestro pueblo, ostentando sus ilegitimas y lujosas propiedades, vulnerando el bien más sagrado de nuestra revolución y del Comandante Chávez, la moral revolucionaria.
4. La irresponsabilidad de quienes han convertido la lucha contra la corrupción en un instrumento para dirimir disputas políticas internas, para venganzas personales o simplemente para figuración política. Usando cualquier pretexto administrativo para arremeter contra el elegido a ser fusilado moralmente. Apoyándose para el logro de tal objetivo, en la plataforma comunicacional que maneja la más grande corporación de corrupción, la oligarquía nacional, sin importarles enlodar a toda nuestra revolución.
5. Las tendencias burocráticas, corruptas y reformistas que se comen por dentro las bases de la revolución, contaminando la moral de nuestro pueblo.
6. Las tendencias fraccionalistas que ocultan sus ansias de ocupar espacios de poder, tras las banderas de los principios socialistas. Estas corrientes, en vez de construir fuerza revolucionaria para derrotar al reformismo, sólo intoxican a nuestro pueblo de desmoralización. Convirtiéndose en una amenaza de implosión para nuestro proceso.
7. Combatir incorrectos métodos de expresar las diferencias con peores métodos disciplinarios.
8. Creer que la burguesía y la pequeña burguesía emergente nos ayudaran a construir, en lo estratégico, el socialismo.
9. Fomentar y estimular las desviaciones clientelares y fragmentarias que aun subsisten en nuestro pueblo, como herencia maldita de la cultura Adeca.
10. Nuestra ineficacia y falta de sensibilidad en el cumplimiento de la tarea de hacer: UNA REVOLUCION …"
Mas que sorprender la capacidad del autor para sintetizar en 10 puntos "cosas preocupantes que suceden a lo interno de nuestra revolución", se nos hace insólita la vigencia que cobran hoy, 16 años después de su publicación. Es cierto que en los tiempos que corren la palabra "revolución" ha entrado en desuso, al menos desde las esferas del poder. Muchas cosas han cambiado con el pasar de los años.
Dice Jaua que a Nicolas Maduro, quien se desempeñaba como Canciller de la República al momento en que apareció su escrito, este le causo mucha risa (lo dice incluso riéndose). Llama la atención que señalamientos tan importantes sobre la revolución le hayan causado tanta risa a quien ocupaba tan importante cargo, la verdad es que Elías no da detalles que permitan entender el contexto de la risa de Nicolas quien, con el paso del tiempo y por circunstancias sobrevenidas, terminaría llegando a la primera Magistratura.
Al requerirle a Jaua su opinión sobre casos puntuales como los de Rafael Ramírez y Tareck El Aissami, quienes habiendo desempeñado altas funciones, terminaron siendo grandes traidores y corruptos de marca mayor, el entrevistado además de citar su escrito "Ya Basta" aclara que el elemento de la corrupción tiene que ver con los valores. De la debilidad en la conformación de nuevos valores sociales. El que se corrompe es porque aspirar tener plata, el que aspira acumular dinero, cuentas en el extranjero, aviones y yates, etc., efectivamente no tiene que ver con los valores que propugna una revolución. Pero más allá de eso, hay que diferenciar entre el valor de la lealtad y la supuesta incondicionalidad de algunos. Generalmente hemos visto que quienes han traicionado eran los que aparentaban ser los más incondicionales. Tenemos que aprender una nueva cultura política, no todo el que difiere, no todo el que disiente, no todo el que critica es un traidor y no todo el que aparece como un incondicional es un leal. No menciona para nada Jaua nombres de corruptos y se conforma con plantear lo de la "nueva cultura política", exponiendo la necesidad de que el chavismo le ponga fin al dilema entre leales (condicionales) y traidores (supuestos incondicionales).
Acerca de cómo percibe la situación del poder popular en estos momentos, señala que el poder popular ha demostrado una gran consciencia y plantea que al Poder Popular hay que darle no solo una victoria electoral sino una victoria popular. El pueblo debe tener un tributo por su esfuerzo por sostener la independencia nacional.
Difiero de quienes, al día de hoy, insisten en calificar al sociólogo Elías Jaua como el mejor Ministro de Educación que haya tenido el chavismo. Desde mi opinión quienes se desempeñaron en esta cartera lo hicieron implementando políticas educativas de espaldas a las maestras y maestros que basto una gestión que mostrara un mínimo de empatía con ellos y ellas para que concluyeran que estaban frente "al mejor ministro de la historia".
Entiendo que, según el criterio de algunos, Jaua tiene responsabilidades en el fracaso de muchas de las políticas implementadas en el desempeño de su gestión, especialmente en el Ministerio de Agricultura y Tierras. Algunos incluso se atreven a endilgarle casos de corrupción a su gestión, las responsabilidades políticas de funcionarios que han desempeñado altos cargos son ineludibles, más allá de eso, la mayor parte de los señalamientos forman parte del relato mediático antichavista que señala de ladrones y corruptos a quienes ejercieron cargos públicos vinculados a Chávez y a cualquier factor político que lo hubiese apoyado. Mas allá de estos relatos, Elías Jaua como exfuncionario público y militante de la revolución mantiene un perfil que lo distingue claramente de otros funcionarios saltalanqueras, muchos de los cuales hoy se convirtieron en informantes del imperio con la idea de salvar sus pellejos ante la convicción del fracaso de una revolución que ayer defendieron a muerte, según sus cálculos políticos.