Crítica ácida

Iniquidad sembrada maldad exprofeso (1 de 2)

Vienen apareciendo en el escenario de los ataques a Venezuela orquestados por los mismos malvados de siempre, rosarios de groserías actitudinales sin argumentos ni siquiera son hechos cercanos a la verdad nacional a la vista, son inexistentes los presuntos ambientes citadinos y rurales regados por la oposición presentando al mundo en la mediática falsa sobre Venezuela, la paz inalterable nuestra escuece a los falsarios contrarrevolucionarios, sin lograr apoyo real a sus combinaciones de ejecutorias fallidas por muy desavisado sea el vivir de alguien sobre la realidad global, cae en cuenta de los inventos opositores, al mismo tiempo la TV oficial y numerosas estaciones privadas, observan a cada instante la torpeza de los escuálidos ante el firme combate gubernamental por la paz y la conducta de Venezuela progresista recibiendo gestos de aclamación global.

Un ejemplo simple y no descabellado podría ser la frase de una humilde señora en el centro geográfico de la hermosa Venezuela, quien confiada, alegre, amistosa, emprendedora y trabajadora por herencia y consecuencia, vertió palabras sinceras acerca de las estupendas y famosas cuan sabrosas "Panelitas de San Joaquín", entrevistada por una estación de TV relataba sin revelar secretos, la elaboración del alimento advirtiendo que, "siempre estarán divinas las llamadas panelitas pero si las industrializan las echan a perder porque seguro les pondrán elementos no provenientes de nuestra hermosa tierra".

Se lo aplico a la forma venezolana de explicar la defensa de nuestros alimentos, costumbres y fórmulas ancestrales de conservar tradiciones de cualquier índole, porque afortunadamente desde hace pocos años va muy extendida la enseñanza a través de la televisión, en alardes satisfactorios de producción por canales privados y públicos al diversificar con sentido nacionalista y sin chauvinismos, una acendrada manera de ser y revelar la cultura de nuestros pueblos, bien sea entrevistando cronistas oficiales y personas autorizadas por su desempeño individual o grupal dedicando tiempo de descripción e historia a sus bellezas naturales, o las ideadas por los habitantes, bien sea con complicados temas o en simples detalles explícitos en vocabulario popular.

La iniquidad según definición y concepto, es la cualidad de injusto, maliciosa o perversa actitud derivada de la ausencia de equidad o portadora de una tendencia a pecar, iniquidad es término de origen latino el cual se usa en el ámbito religioso y jurídico, los enemigos de la nación han acudido a la iniquidad entre otros muchos defectos, intentando defender a la pareja entreguista, irremediablemente actuando desde el basurero de su mala fe histórica y a la vista de propios y extraños, vale decir venezolanos y extranjeros, ese par, los Pinky y Cerebro de la politiquería nacional revelada en grado superlativo de maldad.

Otros mal educados han adversado a la revolución bolivariana desde antes de su instalación en Miraflores, me refiero a los sacerdotes y su C E V Conferencia Episcopal Venezolana, meten su baza ofensiva a riesgo de perder asistentes a las misas porque incursionan en el tema político, mejor se van a leer lo de la iniquidad en significado bíblico, (¿habrán olvidado La Biblia esos politiqueros desde las iglesias o de las capillas, utilizando su influencia vestidos con sotana o clerygman, echando por la borda del bando de la opinión, pareceres bíblicos proclives al odio contra Chávez y el proceso de cambios de izquierda en Venezuela?, advierto a los pitiyankys y me permito recordarles que, la cualidad de inicuo al implicar perversidad, injusticia y de acuerdo, a La Biblia, es ofensa contra DIOS, desviación, abuso de su senda y maldad innata.

En tan manifiesta iniquidad están una vez más con su conducta anti patria y subversiva los prelados integrantes de la C E V -Conferencia Episcopal Venezolana- a la cual tengo años llamando Conferencia Engañosa Venenosa y aclaro una vez más en mi caso y de otros muchos, moriremos católicos. DIOS en su infinita misericordia juzgue nuestras acciones, no la de aquellos asistentes consecuentes a misas dominicales confesándose y comulgando en fervorosa apariencia y abrigando con hipocresía, odio respaldado vergonzosamente desde los púlpitos.



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Luis Sánchez Ibarra


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