La semana pasada, pase media mañana asistiendo a una agencia del banco bicentenario, eso del banco de los trabajadores es una quimera mí estimado presidente Maduro, usted mandará en Miraflores pero la verdad es que aguas abajo la anarquía es la que manda, con solo visitar una agencia de bicentenario basta para darse cuenta de la verdadera realidad. ¿Mejoras? La verdad es que bicentenario, cuenta con una plataforma tecnológica propia de la cuarta república, infuncional como no hay otra en el planeta. Decía el Comandante Chávez, el diablo está en los detalles. Quien esto escribe, ya tiene un (1) año sin poder acceder a su cuenta de ahorros No. 1750471110062899757, tarjeta de débito No. 603122-01100-0186-6664, a la cual se me ha impedido accesar desde que su fracasada gerencia se le ocurrió abrir un fulano registro que no tenía otra intención sino bloquear cuentas. Siempre, los comparo con la ex presidenta del FMI, la sexagenaria francesa: Christine Lagarde, quien decía: «Los ancianos viven demasiado y tenemos que hacer algo ya porque son un peligro para la economía». Para doña Christine, la actual longevidad, que en términos médicos se considera un gran avance de la salud pública, constituye al parecer un grave inconveniente para la economía y también para la sociedad y muy en particular, para la gerencia del banco Bicentenario, hoy aparentemente banco de los trabajadores y trabajadoras. Y decimos, aparentemente, pues en la realidad lo existente es banco bicentenario. También, existente es el pésimo servicio que pareciera el ancla con la cuarta república que no permite un avance sustancial en calidad de servicio que lo han alcanzado otras instituciones, tanto públicas como privadas.
Un pensionado o pensionada, es una persona que consagró su vida al servicio público, valga decir, fue una trabajadora o un trabajador y como tal merece el respeto y aprecio de sus pares de clase. Que mejor muestra de respeto de sus pares de clase más jóvenes, que prestarle un servicio eficiente y digno. Lo contrario, sería irrespetarlo y hacerlo indigno del servicio que merece por ser venezolano o venezolana. Estimamos, que la generalidad de quienes conforman la familia de banco bicentenario y sus eventuales sucesores del banco de los trabajadores y trabajadoras, como sangre nueva a engrosar la nueva familia de este nuevo banco, estimo, formados en calidad de servicio pues cuenta en sus filas de clientes o usuarios/usuarias, con un nutrido número de pensionados y pensionadas. En lo que concierne al caso, si es justo decir que he avanzado en la solución del problema particular pero justo decir que el problema persiste y su centro nodal está en informática, que requiere una solución apta para quienes no dominamos la informática. Pero, también es justo decir que avanzo en la medida que voy a la agencia y es allá donde me buscan las soluciones, cosa inapropiada porque el sistema telemático del banco trabaja a distancia, no en las agencias y por eso lo fundamental que banco bicentenario, cuente con técnicos y técnicas que desarrollen programas que dentro de su facilidad permitan al usuario o usuaria facilitar el servicio y no como está ocurriendo actualmente, que por una sencilla clave engendrada por el banco, aquí me tienen paralizado porque no hay manera de que el banco nos la envíe sin tener que ir a una agencia bancaria. Total, cuando disponga de tiempo nuevamente, ya que fuimos la semana pasada. Ya otros bancos, cuentan con medidas alternativas para suplir esta falla; esperemos algún día, pueda bicentenario contar con esa nueva tecnología. Pero lo cierto, es que está obligado a crearla, porque sí. La calidad del servicio, debe ser un objeto de las reflexiones diarias del servidor o servidora pública del banco bicentenario o de los trabajadores y trabajadoras. ¡Socialismo sin calidad de servicio no es Socialismo!…