¿Qué es la conciencia? La clase dominante utiliza múltiples recursos como los medios de comunicación para imponer su verdad y controlar la conciencia de la sociedad. La conciencia social está determinada por la existencia social.
Venezuela es un país importante en la geopolítica por sus inmensos recursos naturales, esto bastaría hoy para explicar el por qué los intereses de EE.UU, y de las demás potencias, en la dinámica actual, se enfrentan entre sí, manipulando la información que cada una maneja, y desde nuestro país, situado entre la espada y la pared, dada la realidad tan compleja para una nación en vías de desarrollo, y con una conducción que desde sus campañas mediáticas, tiene divididos a los millones de connacionales, que se expresan a viva voz, y a través de los votos, a través de su conciencia cívica y patriótica. Pese a lo necesario que es enjuiciar a los autores intelectuales y materiales de los planes de desestabilización, por una parte, y de control absoluto por parte de los nimamistas, enfrentados a los chavistas, donde todos quieren pescar en río revuelto, dadas las circunstancias en las que se maneja el poder por NiMaMo y sus conmilitones. Si de conciencia se trata, es sabido que los principales factores característicos y de influencia para formarla, está en primer lugar el entorno familiar, medio de trasmisión de ideales desde la infancia, de ahí que se genere la formación de principios y valores, que se conjugan con el medio social en que todos nos desenvolvemos para bien o para mal, lo que afecta, si somos conscientes o si no tenemos conciencia. Si de lucha de clases se trata, quienes tienen el control dominan con su narrativa a buena parte de la sociedad, para que sirva como correa de trasmisión, para los intereses de la oligarquía y la burguesía revolucionaria, a través de los medios de comunicación del Estado y de las redes sociales a favor o en contra. Desde ahí se manipula a través de información falsa, interesada a cada sector involucrado, público o privado.
Además, están los factores externos, que, desde la política, la economía, la educación, la cultura, la ideología, son el núcleo que como la familia, mantienen una influencia permanente, de por vida, ante lo cual hay que estar prevenidos y precavidos. Serían si se quiere los elementos interactuantes de manera conjunta, que van moldeando y modelando la forma de ser y la manera de tener conciencia individual en la sociedad donde nos desenvolvemos, donde la clase dominante usa todos los recursos a disposición, para controlar a las masas, a través de la información de su propia narrativa, en favor de los grupos y sectores definidos, donde la influencia es clara a través de las noticias falsas y de la propaganda tergiversada, desde plataformas digitales y la difusión de falsos mensajes y desinformación que tiene influencia en la percepción pública. Mucho tiene que ver el sistema educativo en todo esto, pues desde ahí se promueven valores y creencias que sostienen ese sistema de poder y de control ejercido, para tocar la cultura a través del entretenimiento, moldeando la opinión pública y distorsionando los valores de la sociedad. Las campañas mediáticas que deslegitiman a quienes piensan críticamente, a la vez que se promueven visiones favorables a sus propios intereses y acciones. Tales recursos no son nada nuevo bajo el sol, y se siguen utilizando para imponer su verdad, para mantener su control sobre el resto de la colectividad.
Al poseer las mayores reservas de petróleo y gas, además de una gran variedad de minerales apetecidos por todos y todas las naciones para su desarrollo y progreso sostenido, Venezuela está en la mira de las grandes corporaciones, siendo factor de máxima importancia a nivel geopolítico y geoestratégico, por su ubicación entre continentes y los varios factores que nos convierten en blanco de todas las apetencias estratégicas y en términos energéticos, además de otros recursos naturales de interés global, como las importantes cuencas hidrográficas con las que cuenta Venezuela, por su ubicación al norte de América del Sur y al sur de América del Norte, lo que le otorga un papel clave en la dinámica regional y en las relaciones con otras potencias. Por ello el interés del imperialismo en manipular la conciencia de los venezolanos, y la del resto del mundo, en venderse como los demócratas y los protectores del mundo, siendo que el verdadero interés es en la apropiación y acumulación de los recursos por parte del capitalismo salvaje, el control de recursos y la necesidad de asegurarse el acceso a ellos y su control, del cual depende mantener su hegemonía mundial.
La influencia en la región viene desde hace mucho, y su estrategia consiste en debilitar a los gobiernos que no se alineen con sus intereses, y promover gobiernos favorables a su política exterior. Pero factores internos también juegan a tales intereses por parte de grupos que tienen sus propios planes ocultos, y a través de sus propias narrativas juegan a la desestabilización, desacreditando a los disidentes y a la oposición frente a gobiernos que todo lo quieren justificar con la permanente matriz de las intervenciones políticas, económicas y de ocupación por vía de las fuerzas armadas de esos países, como si fuera así de simple, para un país y un pueblo que vienen de grandes conflictos y de importantes batallas contra imperios, libertadores de continentes. Son los factores a tener en cuenta para no dejarse manipular y controlar desde las falsa conciencia social, que en Venezuela ha sido una constante, por parte de los pocos que se hacen con el control del Estado y desde ahí se toman atribuciones inconstitucionales, que nos debilita para salir de este atolladero en el que nos han mantenido por más de una década, luego de un proceso que estaba cumpliendo con las metas del milenio, que ya ni se nombran más.
Conciencia y pensamiento están intrínsecamente relacionados, la conciencia descrita como esa capacidad de percibir los pensamientos y sentimientos, en un estado en que se reconoce aquello que nos permite experimentar y reflexionar sobre nuestras propias experiencias, y desde un pensamiento como proceso mediante el cual formamos ideas, resolvemos problemas, razonamos y tomamos decisiones, siendo actividad mental que permite interpretar y entender el mundo que nos rodea. Relacionadas ambas pensamiento y conciencia como contenido y continente. Es decir, lo que pensamos determina en gran medida de lo que somos conscientes, y le dan forma a nuestra realidad percibida, siendo la conciencia el espacio donde tales pensamientos se manifiestan y experimentan. No puede haber pensamientos sin conciencia, formada y definida por los pensamientos, lo que podríamos decir que es el lienzo en el que se pintan nuestros pensamientos. Como concepto abstracto, la conciencia no menos real que la mente, es la vocecita susurrante en nuestra cabeza, el Pepe Grillo, que nos dice qué hacer, lo bueno o lo malo, la norma o lo compulsivo. Como esa voz que aflora en la mente a través de la cual nos determinamos a tomar decisiones cotidianas.