En estos comienzos de año, existe una mirada común, cuando absolutamente todas y todos los analistas políticos venezolanos y extranjeros, coinciden al señalar de que estaremos en presencia (2025) de un año interesantísimo en materia electoral, con mucha movilidad social y dinámica política – institucional, y que va permitir cambios y ratificaciones en los diferentes cargos de representación popular y con una posible reforma constitucional, que nos hace pensar, que tendremos un año "lleno de elecciones".
Pareciese que entre los puntos claves y estratégicos sobre los llamados tiempos electorales, recaen sobre algunas interrogantes, que permita despejar las posibles dudas con respecto al cumplimiento práctico – legal de un cronograma electoral que no aparezca como atropellado y abrumador, para las electoras y electores venezolanos.
Comenzando por: ¿Cuál sería el corte definitivo del Registro Electoral permanente? ¿Hasta qué fecha se aceptaran nuevas inscritas e inscriptos, incluyendo los cambios de residencias? ¿Cómo se agruparían los procesos electorales, ya que tendremos elecciones para la asamblea nacional, gobernaciones, alcaldías, concejos municipales y parlamentos regionales? ¿Se haría una compleja megaeleciones? ¿Se harán en dos bloques, para que exista una separación de seis meses entre dos elecciones? ¿En qué fecha podría realizarse una reforma constitucional?
Y en referencia a ésta última interrogante, también hay un criterio común entre las gran diversidad de análisis político sobre ése año 2025, es la gran dificultad práctica de que se puedan realizar seis (6) importantísimos procesos electorales con total fluidez, en tan poco margen de tiempo (menos de 12 meses)
Todo conduce a pensar en los siguientes escenarios: 1.- realizar tres bloques electorales, con un cronograma muy apretado, 2.- realizar solo dos procesos electorales, por un lado, unas dificilísimas megaeleciones y la reforma constitucional, 3.- convocar para éste 2025, a elecciones para los cargos de representación popular, 4.- dejar para el primer semestre del 2026, la reforma constitucional.
Tendremos un año 2025, de repotenciación de la democracia participativa y protagónica, a pesar de las amenazas imperiales en contra de la paz.
