Por qué el bitcoin sube, sube y sube…

Según los datos que se desprenden desde los diversos fondos de inversión del mundo que están entrando en el sector criptográfico, el bitcoin podría costar, en el mediano plazo y largo plazo, al menos 1,3 millones de dólares. La principal criptomoneda del mundo conquistó Wall Street y el ingreso de capital a la plataforma Bitcoin, por esa vía, es cada vez más creciente.

Hasta 2020 no había un mercado de futuros del bitcoin. Luego aparecieron los contratos de futuros perpetuos en las bolsas criptográficas. Después de enormes debates, la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos de Estados Unidos (CFTC), consideró a Bitcoin, como una "materia prima". Desde entonces, su cotización fue incluida en la Bolsa de Chicago (CME). Eso se tradujo en que los inversores podían exponerse al precio del bitcoin, sin necesidad de tener la criptomoneda en su poder.

Pero también permitió un importante aumento en la liquidez del bitcoin, lo que condujo a un aumento del precio en el mercado alcista de 2021, cuando por primera vez cotizaba en máximo histórico sobre los 69.000 dólares.

Actualmente, hay fondos de inversión como BlackRock que desde el año pasado impulsaron un nuevo instrumento como los ETF o fondos cotizados del bitcoin. Se trata de empresas que reciben inversión y custodian la moneda en sus billeteras, por los usuarios. Aunque esto es ridículo para los maximalistas del bitcoin, no se puede negar que los ETF, son parte del nuevo impulso del precio del bitcoin, que ahora superó los 100.000 dólares. Para los maximalistas, la custodia del bitcoin debe ser personal, bajo una frase conocida como "si no son tus llaves, no son tus monedas". Se basa en el principio de la creación del Bitcoin por parte de Satoshi Nakamoto, según la visión "cyberpunk". La propuesta es que cada quien debe atesorar sus monedas de bitcoin, en sus billeteras personales, resguardadas con sus claves privadas.

La reciente subida del precio también está impulsada por la victoria del nuevo presidente electo en Estados Unidos, Donald Trump. Este se declaró favorable a las criptomonedas, sus hijos están en el ecosistema de manera activa. Trump dijo que flexibilizaría las regulaciones que impuso la Comisión de Valores (SEC) y además prometió crear una reserva de Bitcoin para ese país.

BlackRock, que lidera el mercado de los ETF, con su fondo IBIT, está recomendando a los inversores globales que mantengan en sus carteras 2 % de Bitcoin. Esto quiere decir que un inversor en acciones, materias primas, monedas fiduciarias y bonos, debe agregar ese porcentaje en la criptomoneda.

Según los datos que algunos analistas comienzan a exponer, la capitalización actual del bitcoin es de apenas 1,4 billones de dólares. Esto, al compararse con el valor del mercado en todos los activos mundiales (900 billones de dólares), es apenas 0,0015 %. Significa que según la recomendación de BlackRock, todavía queda demasiado camino por recorrer para que los inversores globales ajusten sus carteras al incorporar a la criptomoneda. A pesar de que el bitcoin cuesta sobre los 100 mil dólares, pareciera que la carrera apenas está empezando.

Hasta ahora, el bitcoin registra varias fases de burbuja desde que apareció, pero con la diferencia a otros activos tradicionales, que no colapsa. Son muchas las historias de personas que entraron en las fases alcistas o de picos, producto del FOMO, y luego vieron reducir drásticamente su capital. En el mercado alcista de 2017, el bitcoin alcanzó un pico de 18.000 dólares, para estar tres meses después en 3.500 dólares. Muchas personas, que no comprendían la naturaleza de este activo, cerraron sus posiciones, vendieron en pánico (FUD) y capitalizaron enormes pérdidas. Lo más frustrante para estas, es que cuatro años después (2021) el bitcoin triplicó su precio desde ese máximo registrado.

Pero, ¿Qué hace que el bitcoin tenga esa capacidad de producir una burbuja, desplomar su precio y de nuevo volver a recuperarse para superar los precios máximos?

La respuesta está en su tecnología. En su diseño informático. Veamos.

Para producir monedas de bitcoin, que son fichas electrónicas, se requiere un proceso llamado "minería". Este consiste en que máquinas con alto poder de procesamiento, deben descifrar aleatoriamente, el criptograma que protege cada transacción hecha en la cadena de bloques por los usuarios. Las transacciones se descifran y se acumulan en bloques. Cuando un "minero" logra construir un bloque de transacciones y es admitido por el resto de la red, este recibirá recompensas en bitcoin. Una parte, es el subsidio de la red, mientras se terminan de minar todos los bitcoines que circularán, este proceso durará al menos hasta el año 2140. La otra parte, son las comisiones de red, que pagan los usuarios, al hacer una transacción.

Cuando un bloque de transacciones se cierra y la red lo valida, entonces la dificultad para resolver el criptograma que protege a las transacciones, se duplica para cerrar el siguiente bloque. Esto último quiere decir, que los equipos de minería se van volviendo obsoletos en su capacidad para descifrar los criptogramas. Así que los mineros con equipos nuevos y más potentes, obtienen ventajas, mientras los que no se renuevan, quedan fuera del mercado.

Al producirse los movimientos alcistas del precio del bitcoin, los mineros suelen vender sus monedas, para cubrir costos de operaciones, tomar ganancias y renovar equipos. Los picos de precios máximos del bitcoin, coincidieron con ventas masivas de monedas por parte de los mineros y se sumaron en el FUD, otros inversores en ciclos anteriores. Al mismo tiempo, la caída del precio del bitcoin pone en dificultad a los mineros con altos costos operativos, así que en los mercados bajistas muchos de estos apagan sus máquinas. Los bajos precios no permiten cubrir la operación, debido a los costos de energía.

Una vez que un grupo importante de mineros apagan sus equipos, entonces el diseño informático del bitcoin entra en el juego. La red se ajusta automáticamente. Al haber menos mineros, hay menos competencia para cerrar bloques de transacciones. Esto hace que la dificultad para descifrar los criptogramas se reduzca, lo que dará oportunidad a mineros más pequeños, con equipos no tan potentes, para entrar de nuevo al proceso de "minería". Así, se inicia un nuevo ciclo. Esta tecnología de Bitcoin, le permite renovarse y producir estos ciclos que se repiten como desde sus inicios.

En Venezuela se produjo un reciente "boom" de mineros desde hace unos cuatro años, aprovechando los bajos costos de energía. Hoy ya esa capacidad instalada no existe en la dimensión que hubo al principio, pues los mineros de Bitcoin venezolanos, no renovaron sus equipos de minería y perdieron la capacidad de cerrar bloques de transacciones.

Actualmente, China y Estados Unidos son los dos países que tienen el mayor poder de procesamiento o tasa de "hash". China tiene alrededor de 50 % y Estados Unidos 45 %, según los datos más recientes. Esto quiere decir que las mayores operaciones de minería de Bitcoin, están en esos dos países. Ya está visto por qué. Los grandes fondos de inversión orientan a los inversores a que 2 % de sus carteras tengan Bitcoin. Esto lo hace más atractivo que el oro monetario, de hecho, después del último evento "halving" el año pasado, en que se redujo a la mitad el subsidio del bloque, ahora el bitcoin es el activo más escaso del mundo, es mucho más difícil conseguir bitcoin, que oro.

Venezuela pierde una enorme oportunidad, al desperdiciar grandes cantidades de gas que se quema en sus operaciones petroleras, además de todo el potencial hidroeléctrico, como recursos energéticos para entrar en la batalla por el "hash" en que rivalizan las dos potencias mundiales. Aunque Venezuela se concentra en dos recursos relevantes como el petróleo y el oro, desperdiciar los enormes recursos energéticos para tener poder de procesamiento, es lamentable.



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Alex Vallenilla


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