Después de casi 10 jornadas de inscripción a aspirantes a militantes
del PSUV que acumulan la disposición de mas de 5 millones de
compatriotas a ser parte de esta experiencia orgánica inédita, estamos
próximos a la instalación de las 26 mil asambleas que darán vida a
un proceso organizativo, constituyente y fundacional en su fase de
estructuración a nivel nacional. Todo indica que en cada uno de los
rincones geográficos del país habrá presencia orgánica de hombres y
mujeres que de manera voluntaria decidieron ser parte del PSUV para
contribuir a la profundización del proceso revolucionario venezolano. La
instalación de las asambleas lleva implicita una tarea de elaboración
política, teorica, metodologica y estatutaria montada sobre toda una
experiencia de lucha y claves conquistadas desde el Caracazo hasta
ahora:
- Redundante de la República
- En Proceso Constituyente
- Con Democracia Participativa y Protagónica
- Antiimperialista, Anticapitalista y en perspectiva Socialista.
- ·Continental e Internacionalista
- Pacifica y en defensa activa bajo la concepción unitaria cívico-militar del Pueblo en Armas.
Son rasgos gruesos de un proceso revolucionario
todavía en curso, inconcluso, permanente y que tendrá un transito
irreversible si logramos disipar las grandes amenazas internas y
externas y si los oprimidos del mundo en sus luchas obtienen victorias
revolucionarias contra el capitalismo mundial que permitan abrir la
compuerta del Socialismo del Siglo XXI. De
allí el carácter internacionalista que seguramente se debatirá en la
fase fundacional del PSUV y todo la contribución que tendremos que multiplicar en la lucha extensiva por la emancipación de la Humanidad y en defensa del Planeta.
Una amenaza a combatir
Después
del 3 de diciembre Chávez define el carácter Socialista del gobierno. Y
vale la pena detenerse en este hecho porque pareciera que es imposible
ser un consecuente nacionalista en el mundo actual, dominado por la
globalización del capital, sin ser revolucionario, antiimperialista y
anticapitalista, menos aún en medio de la presión y disposición de
cambio de las mayorías oprimidas. El gobierno que Chávez preside está sometido a la presión y lógica de clase que debe dirimir toda revolución o contrarrevolución: el tránsito del poder de manos de una clase a otra. La
revolución bolivariana no se salva de esas presiones mediadas por
factores políticos y económicos que toman partido e inciden en las
contradicciones de clase de todo Estado y que genera lo que se ha
denominado como dualidad de poder. El tránsito del nuevo poder, tensionado objetivamente
por la disposición de cambio, carencias y exigencias de un pueblo oprimido, colocan a Chávez en un debate con él mismo que lo conduce, cada vez más, a fortalecer el contenido social del gobierno bolivariano (carácter Socialista) y revolucionar el poder institucional que preside a
fin de evitarse el papel fatal de convertirse en árbitro o mediador
entre los dueños del capital y los distintos sectores del pueblo
explotado.
Hasta
ahora hemos visto como se le ha restado espacios a varios dueños del
capital nacional e internacional: Chávez se ha metido con las reglas
del juego capitalista y eso aviva los planes conspirativos. El PSUV
inicia su construcción en medio de medidas asumidas por Chávez muy
superiores a la que generaron los hechos golpistas del 2002 y 2003. Por
supuesto, estamos en mejores condiciones que antes, pero la acumulación
privada de capital y la voracidad que adquiere en un país como el
nuestro es la gran amenaza subterránea y silenciosa que continúa y con
fuerza. ¡Las relaciones capitalistas siguen dominando un estado con
presupuestos que ya rompen la cota de los 200 billones de bolívares al
año y donde ahora se cambian dólares para importación, a través de
CADIVE, que rondan casi los 100 millones de dólares diarios! Una
parte importantísima de este capital del estado (que es dinero del
pueblo) lo está usufructuando la vieja burguesía y otra, la nueva, que
se está conformando por la natural disputa de poder que generó la
llegada de Chávez al gobierno en 1998. Si volvemos al problema de la dualidad de poder
que generan los recursos y riquezas que administra todo Estado con los
capitalistas nacionales y del mundo se empieza aclarar la desgracia que
puede suceder con o sin propiedad privada y como las borrosas fronteras
entre un empresario, un banquero, un latifundista, un burócrata y un
corrupto (productos de carne y hueso de la sociedad capitalista) se
diluyen a la hora de tomar una posición definitoria sobre la cuestión
del poder y su correspondiente carácter de clase. En el antes, en y después del golpe del 2002 tenemos la película de los reacomodos políticos y de clase, la polarización que se dio por el control de los recursos del Estado y por eliminar una opción comprometida con los explotados. No
olvidemos que el naciente PSUV tiene sus Febreros, Abriles y Diciembres
protagonizados por el Pueblo Bolivariano, los cuales constituyen
lecciones claves para orientarnos en la discusión estratégica y
programática que tiene como fondo el problema económico y que hay que
reconducir hacia los sectores explotados y no propietarios de la
población con soluciones urgentes, de carácter excepcional para
problemas excepcionales que aún pesan sobre la gran mayoría del pueblo
y que tocan el empoderamiento y control urgente de las instituciones y
recursos del estado por parte de las organizaciones sociales que
empiezan a surgir por fuera de la lógica capitalista. Aprendamos del
viejo proverbio popular: ¡Nadie amasa una fortuna sin volver harina a los demás!
Asambleas de Batallones para defender y profundizar el proceso revolucionario desde las bases
Como
se podía prever, la construcción del PSUV no está desligada de la
confrontación cada vez más nítida de clase que se produce en todo
proceso revolucionario. Desde el 27 de mayo con la salida
del aire de RCTV la oposición hace intentos por elevar los niveles de
calentamiento de calle, aunque están en declive no es descartable un
repunte. La conspiración se mueve con un plan que
incluye la posibilidad de hacer intentos por sabotear la Copa América. Aunque
vienen de derrota en derrota no dejarán de insistir en su plan:
movilizan, se foguean, hacen trabajo de captación; no pararan, se trata
de una clase que fue desalojada del control del poder, que aún vive de
las relaciones capitalistas del estado y que junto al gran capital
transnacional apuntan a recuperar su antiguo papel dominante a costa de
lo que sea. Estamos viviendo un proceso revolucionario que
tiene sus fortalezas, pero que puede revertirse si nos equivocamos en
la caracterización de la confrontación. Por supuesto que todos queremos
vivir en paz y en la más pacifica armonía, pero no perdamos de vista
que la lógica capitalista reproduce y fortalece a los enemigos del
proceso. Lleva agua de manera natural a ese viejo molino que no deja de
moverse contra lo nuevo que está surgiendo. El solo hecho de que en las
Asambleas de los Batallones se discuta la confrontación en términos de
clase, que veamos la conspiración asociada a los dueños del gran
capital mundial, que evaluemos la importancia geopolítica y riesgo que
tiene Venezuela en el escenario internacional, seria un salto
importantísimo que permitiría hacer visible el proceso bolivariano como
una sumatoria de confrontaciones a lo interno y que dependerá, en el contexto internacional, del avance de la sumatoria de las luchas de otros pueblos contra el capitalismo.