Por más que uno trate de comprender ciertas actitudes de la dirigencia de La Iglesia Católica, es inevitable llegar a la conclusión de que son mucho más las contradicciones que los aciertos de esta gente. Una de las pruebas más contundentes, de si nó la más autocrática, por lo menos una de las más autocráticas instituciones del mundo, que se llenan la boca hablando de democracia, es que el Papa Benedicto XVI, decide porque a él le da la gana, que la única y verdadera iglesia de Cristo es la católica y que quién no sea católico, de por sí, está condenado.
Los musulmanes, los cristianos evangélicos, los judíos, los budistas, los ortodoxos cristianos, los protestantes, etc., de ninguna manera tienen salvación. Existe una referencia en alguna parte de los evangelios de La Santa Biblia, de la cual no soy muy conocedor, donde Jesús dice que: "Donde se reunan dos en mi nombre, allí estará mi Iglesia"; yo conozco muchos sitios donde se reune mucha gente en nombre de Jesús, que no son precisamente católicos, entonces esa iglesia no es iglesia de Jesús porque un señor que fue elegido Papa por un verdadero cenáculo cerrado, no como el tal cenáculo que trata de señalar la inefable Conferencia Episcopal Venezolana, donde supuestamente de manera secreta y clandestina se pretende reformar la Constitución de La República Bolivariana de Venezuela, para coronar a su Suprema y Excelsa Majestad " Hugo Rafael I ", Monarca Absoluto del Reino Bolivariano.
De manera pues que este Papa así lo decidió el solito, habrase visto mayor ejemplo de democracia. La iglesia católica a través de la historia, de casi 2 mil años, son más los desaciertos que los aciertos que ha tenido y además con la suerte de sobrevivir gracias a la gran fe de sus seguidores y los aportes de muchos gobiernos, porque de no haber sido así, quién sabe cual hubiese sido su desenlace.
Pero hay un hecho sumamente relevante que por lo visto el Papa Juan Pablo II, el único representante de esa iglesia en visualizar todas las atrocidades cometidas historicamente por esta institución, las cuales reconoció y pidió perdón por ello.
Hoy, aunque considero que el Papa Juan Pablo II tampoco fue ningún santo, porque tuvo también sus tristes desaciertos históricos, no logró con ese perdón que pidió, hacer reflexionar a la principal dirigencia de la Iglesia Católica mundial, de cuál ha sido su papel en la historia de la humanidad y para muestra un botón, estos obispos venezolanos son un verdadero ejemplo de lo que no debe hacer un auténtico cristiano, son personas que se están reventando la cabeza contra una roca y no cejan en su empeño de tratar de deshacerla a cabezazo limpio.
Y son torpes, hay una señal indeleble en la conducta de muchos católicos, no solo en Venezuela, también en otras partes del mundo por la conducta incomprensible de esa iglesia y no han sido capaces de entender el mensaje. ¿Les llegará el mometo de decirles descansen paz?.