MERCOSUR: ¿Qué es lo que está en juego?

En medio de la controversia con el Senado brasileño, los dimes y diretes entre altos funcionarios de Venezuela y Brasil, incluyendo las declaraciones de los Presidentes Chávez y Lula, hay una declaración que llama la atención. Se trata de la declaración del Canciller brasileño, Celso Amorín, cuando señala, en respuesta al Presidente Chávez: “Quien quiere entrar en un club, primero acepta las reglas existentes y después de ingresar, si no está satisfecho, intenta cambiarlas”. A primera lectura, la frase del Canciller Amorín parece muy lógica, dictada por el más impecable sentido común. Una lectura menos superficial, nos lleva al quid de este asunto: ¿Es que acaso el ingreso de Venezuela al MERCOSUR puede entenderse como el ingreso a un club de naciones? Las palabras revelan un significado específico y una intención subyacente. Venezuela ha venido pregonando la idea de un nuevo orden político y económico internacional y los discursos de los 6 presidentes que participaron, el 04 de julio de 2006, en la Firma del Protocolo de Adhesión de Venezuela al MERCOSUR apuntaban en esa dirección. Se dijeron cosas de gran trascendencia: “La integración es la gran empresa política…la integración es mucho más que liberalizar el comercio…La integración es también una lucha de ideas (KIRCHNER)”, “el MERCOSUR es el proyecto político de más envergadura de nuestra región (LULA)”, “un proyecto común, un sentido común de la Historia (DUARTE), “un ejemplo de voluntad de integración (CHÁVEZ)”. Y, entre tantas frases memorables, hay una que pareciera ser premonitoria: “Es absolutamente imprescindible la unidad… el siglo XXI, decía Perón, nos conseguirá unidos o dominados (CHÁVEZ)”. ¿De qué se trata, entonces? ¿De entrar en un “Club” de naciones? ¿De comerciantes? Clubes hay muchos. La ONU es uno de ellos, una especie de garito, donde unos pocos miembros, con grandes chequeras, juegan con los dados cargados y las cartas marcadas. Los demás somos meros espectadores. La OEA es otro, con menos socios, pero similares condiciones, uno de ellos, tahúr de la inmoralidad, pretende imponer siempre las reglas de juego. En los clubes prevalecen los “buenos modales” sobre los “principios y los valores”. A nadie le preocupa, si uno de los socios es un ladrón o le pega a su mujer, siempre y cuando mantenga un “buen comportamiento” público y pague puntualmente su cuota de membresía. Los “buenos modales”, en la sociedad capitalista moderna, es lo que pudiéramos llamar el “opuesto antagónico” de “los principios y los valores”. Algo así como la ideología (entendida como “falsa conciencia”) es el “opuesto antagónico” de la conciencia de clase. Cuando no hay principios, se recurre a los buenos modales y se calma la falsa conciencia. Se trata de dos visiones del mundo y del ser humano en franca contradicción y enfrentamiento. Eso es lo que está en juego. Lo que Venezuela y el Presidente Chávez pretenden, es que el MERCOSUR no sea un club más… de lo contrario, más valdría la pena inscribirse en la Hermandad Gallega, a fin de cuentas queda aquí mismo, en Caracas, en la Av. Andrés Bello, bastante cerca de Miraflores.

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Reinaldo Quijada


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