Es curioso que sectores que ayer se oponían, hoy vean el canje humanitario como un paso importante hacia la pacificación de Colombia. Hay que recordar que el presidente Uribe no es el único, pero sí el más radical, en la alternativa militar del conflicto. Sin embargo, una mala negociación con los paramilitares, grupo armado responsable de las masacres más inhumanas, hizo destapar el escándalo de la parapolítica. Con ello se evidenció el grado de infiltración del narcotráfico y los paramilitares en el ejército y gobierno colombiano. Uribe recibía ataques del POLO, partido político de fuerte oposición en las últimas elecciones. Pero también recibía fuertes presiones de sectores paramilitares que descubrieron que de las negociaciones con el gobierno solo saldrían beneficiadas las cúpulas. Mancuso no declararía a la Fiscalía sus más de 300 actos delictivos si no estuviese seguro de una negociación. Es curioso entonces el asesinato de los hermanos Castaño y el cuento de que Vicente mató a su hermano Carlos. Es ridículo el famoso computador de Jorge 40, encontrado por casualidad y que explicaba en detalle las negociaciones con los políticos uribistas, todos ellos beneficiados electoralmente gracias a la fuerza de los paras. ¿Un sector de los paras se vio traicionado y obligó a Uribe a cambiar sus verbos militares para hablar del canje? Ello explicaría que Uribe, siendo buen estratega político diera espacios a la senadora liberal Piedad Cordoba, que a pesar de ser opositora pertenece a una organización política acostumbrada a negociar con la derecha radical colombiana. No es una jugada nueva, pues cuando Uribe afrontaba un escándalo por no destituir al canciller María Consuelo Araujo, finalmente admitió su renuncia y designó en su lugar un ex rehén de las FARC, Fernando Araujo Perdomo, otro hombre de gobierno. Todo queda entre familia, entre miembros que toda la vida han estado gobernando Colombia.
Lo curioso de Piedad Cordoba, no es que se trate de oposición, es una reconocida dirigente política que ha sufrido atentados, amenazas de muerte e incluso Carlos Castaño la secuestró. Piedad Cordoba también apoyó la candidatura presidencial de Horacio Serpa, mano derecha del gobierno de Ernesto Samper, a quien le hicieron la vida imposible con el proceso 8.000, el cual implicaba dinero del narcotráfico en su campaña. Pero siguen siendo actores que han gobernado Colombia en los últimos años. Lo curioso de Piedad Cordoba es la inclusión del presidente Chávez. En Colombia, el partido Liberal, sin dejar de ser neoliberal, gusta en imitar discursos de izquierda. Ejemplo de ello, fue cuando Serpa insinúo que la DEA estaba detrás de la campaña contra Samper. Luego se retractó, y todo quedó en familia.
Chavez entra al juego y las FARC, el grupo armado más antiguo de Colombia, tiene el tiempo a su favor, pues así como se desgastaron las negociaciones de San Vicente del Caguán, promovidas por el ex presidente Pastrana, se desgasta la política militar de Uribe. Vale decir, que ni Pastrana ni Uribe fueron pacifistas, pues el Plan Colombia ha sido siempre una política militar. Sin embargo, la cosa se empeora, porque el ejército colombiano sufre una de sus peores crisis. Generales implicados en desapariciones, masacres, falsos ataques guerrilleros y obviamente el narcotráfico. Pero implicados no en casos recientes, sino en la historia delictiva de los últimos 50 años, pasando por desapariciones en el ataque del M19 al Palacio de Justicia. Todo un Estado descompuesto por seguir lineamientos políticos, económicos y militares de los Estados Unidos. Así que de producirse el canje humanitario, se lograría una victoria humanitaria en las familias colombianas víctimas del conflicto. Pero empezaría una nueva etapa de la lucha que debe pasar por la reforma agraria, la eliminación del Plan Colombia, la negativa al Tratado de Libre Comercio y la refundación del Poder Judicial para lograr la reconciliación de los colombianos, sin que las masacres del ejército, los paramilitares y la guerrilla queden impunes.
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