La película de Luis Alberto Lamata “Miranda regresa” muestra un pasaje de la historia independentista venezolana que logra emocionar al público gracias a un buen guión, buenas actuaciones y una impresionante producción que por primera vez permite apreciar escenarios bien logrados. Lamata es un reconocido director de cine y TV, a quien conocí en un taller de cine en la Universidad del Zulia. Ya en ese entonces sus films Jerico y Desnudo con Naranjas mostraban su capacidad de director y su buen manejo de la historia venezolana. Es además el único director venezolano capaz de aprovechar 100% los avances tecnológicos en el mundo del cine sin detrimento de la historia, y sobre todo las nuevas políticas del gobierno nacional para el desarrollo del cine venezolano. La Villa del Cine no tendría sentido si no se logra un buen cine. Ni el Caracazo de Chalboud, ni esa superficial historia de Secuestro Expres, ni la ignorancia manifiesta en la película Punto y Raya, ni esa otra película de Miranda vulgarmente estúpida, que más bien parecía el trailer de una telenovela de un Gigolo caraqueño. Ninguna de esas películas lograron recuperar la esencia del cine venezolano. Primero porque se trataron de películas malas por sus guiones flojos, actuaciones acartonadas casi de telenovelas y sobre todo una realidad mostrada con una pereza intelectual que se aleja de la realidad venezolana. En cambio “Miranda regresa”, se atreve con eficacia a mostrar un Bolívar novato cuya pasión lo lleva a cometer errores ante un experimentado Miranda. Pero refleja además la realidad política de aquel momento, gracias a Dios sin la presencia de Tarek Willians ni Luis Chataing, más que extras, asomados de utilería.
El guionista de Miranda Regresa, logra hilvanar los hechos históricos del precursor con una buena narrativa sin descuidar el conflicto, los personajes y el cierre de una emotiva historia. Incluso la escena de Dany Clover nos muestra las luchas por la libertad que se libraban en aquel entonces. Con sabia sencillez el experimentado actor norteamericano da vida a un negro haitiano, pues fueron los negros de Haiti los primeros en declararse independientes de la colonia española.
Lo extraordinario de Miranda, más allá de un film bien logrado, es el haberse logrado con ayuda de una política gubernamental acertada, pues los recursos del cine venezolano estaban secuestrados por una camada de homosexuales, drogadictos y alcohólicos muy eruditos, muy intelectuales, muy buenos conversadores, pero pésimos artistas. La Villa del Cine funciona y espero permita ayudar a viejos y nuevos directores para que hagan un cine más comprometido. A Los viejos, para que recuperen la esencia del buen cine que se hacía en el país, y a los nuevos para que entiendan con humildad que la tecnología y las estrategias de marketing no son sinónimo de buen cine.
Entre tanto trabajo, y tantas luchas políticas, invito al lector a disfrutar de una buena película. Con Miranda tendrá la oportunidad de repensar el país. Es una obra crudamente objetiva y con una dirección de fotografía que le harán olvidarse del presente, para compartir la utopía de un criollo universal que estuvo presente en las revoluciones que cambiaron el mundo.
Miranda es la visión de la geopolítica mundial en épocas del imperio español. Y gracias a destacadas actuaciones como las de Luis Abreu (Sanin), Jorge Reyes (Miranda), entre otros, lo llevaran a conocer el mundo de la política. No muy lejana de la realidad que nos atañe hoy día. Créame, Miranda el héroe de tres revoluciones regresa, es una película venezolana que usted no debe dejar de ver.
davidjavier18@gmail.com