EL INFILTRADO:
No quiere irse a ningún lado. Vive agazapado, de bajo perfil, siempre esperando la oportunidad de asestar el zarpazo cónsono con su real naturaleza.
Vive una doble vida, una de dos caras o de múltiples caras su fuera necesario.
Con astucia se mimetiza entre sus compañeros o compatriotas, grita y gesticula afirmando su fe en la causa, pero en el reposo medita como traicionar.
El infiltrado odia lo que lo rodea y acompaña, se siente “prisionero” de un mundo que en el fondo no es el suyo. En verdad odia todo eso.
El infiltrado ideológicamente tiene su cerebro en otra causa, pero no se atreve a irse por miedo a perder algún mezquino privilegio logrado, tal vez un cargo público o de elección popular, duramente conquistado a fuerza de hipocresía y disimulo.
Cuida su imagen con esmero, pero siempre algún día se le nota “el bojote”.
Siempre aprovecha el chance de ejercitar su papel de “tira piedras y esconde la mano”, nunca lo verás en una discusión de altura o ideológica, siempre en las emboscadas, para luego retirarse a su “cueva”. Tiene buena “labia” y convence a incautos.
EL TRANSFUGA:
Es aquel que salta de un partido a otro, de una ideología a otra debido a sus intereses personales u otras razones de reacomodo.
El tránsfuga abandona compañeros de ruta y llega a otros espacios, siempre con ideas vacías y siempre convencido que no pudo ser “porque lo incomprendieron” o no le dieron el alto lugar que demandaba.
Al tránsfuga nadie lo respeta, porque de donde parte deja enemigos y a donde llega encuentra recelos. Quien traiciona una, traiciona dos o más.
El tránsfuga casi nunca esgrime un cambio de conceptos básicos ideológicos porque sencillamente casi nunca los entiende. No lo mueve la base ideológica de los grupos o partidos. Lo mueven sus apetencias o sus intereses.
El tránsfuga es el payaso de circo que cambia de circo, por una mejor paga o porque el circo es más grande. No le interesa el espectáculo o su calidad, le interesa remontar su carrera de cómico.
Un ejemplo de un tránsfuga es MARCO JUNIO BRUTO, uno de los asesinos de JULIO CESAR. Bruto apoyó a Pompeyo y perdió, luego saltó para Julio Cesar, luego saltó para el general Cayo Casio Longino quien conspiraba para matar a Julio César, asunto que llevaron a cabo el 15 de marzo del año 44 a.C. Ante la derrota sufrida a manos de Marco Antonio se suicida. Fin del tránsfuga.
EL CONVERSO:
El converso es un ser un poco más complejo. Se da cuenta que la idea que lo unía a su grupo, no es convincente o legítima o practicable.
El converso expone otras ideas y es rechazado.
El converso presenta una situación mucho más seria, porque con razón o sin ella, cuestiona a fondo su entorno.
Sus compañeros le tienen algo de respeto por sus ideas, aunque no lo acompañen en sus puntos de vista.
Expone nuevos horizontes que chocan con su actual compañía y se marcha a otro grupo en donde le parece más viable su prédica.
Se llama converso porque se convierte a un nuevo credo a una nueva ideología y la hace suya, la enriquece con propuestas.
BADUEL:
No se puede calificar de CONVERSO, porque no le escuchamos razones de cuestionamiento a una teoría de acción que él mismo contribuyó a construir. Está claro que su nueva definición es la de un INFILTRADO que se torna en TRÁNSFUGA.
Ay Baduel!..tu primera gran penalidad es que todo se derrumbó para ti de donde saliste, tu firmeza ante el golpe de estado, tu supuesto juramento ante el samán, tu lealtad ante la solícita mano que te rescató, te hizo general de una, de dos y hasta de tres soles. Muerdes la mano que te alimentó como ser humano. Traicionas a la más pura y luminosa idea puesta en servicio de la patria, para hacerla SOCIALISTA, aunque te duela!!.
A donde tratas de aterrizar, igualmente te desprecia porque nunca te perdonaran que por tu culpa Chávez está allí. Ellos te odian a muerte. Eres un triste payaso y terminarás mal. Otro Rosendo...
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