Este miércoles 7 de noviembre se cumplen 90 años de la Revolución Rusa de 1917, conocida como La Revolución de Octubre, sin duda alguna el acontecimiento más importante que estremeció el siglo XX, así como la Revolución Francesa estremeció el siglo XVIII.
La reinstauración de la monarquía no impidió que la Revolución Francesa (1789) dejara como legado a la humanidad los derechos del hombre y del ciudadano, creara las repúblicas, y sembrara en las conciencias la consigna de “libertad, igualdad y fraternidad”.
De igual manera, la Revolución Rusa (1917), a pesar del estalinismo y el derrumbe de la Unión Soviética, deja como legado la experiencia de la lucha revolucionaria, la derrota del nazismo, el socialismo como aspiración suprema de los pueblos del mundo, y la consigna, “todo el poder a los soviet”.
Si este es el legado, ponerle apellido (“Socialismo del Siglo XXI”), es plegarse a la campaña mediática de desprestigio de los enemigos, por cuanto los intentos fracasados, no es socialismo. Socialismo es el de los textos de los autores socialistas y que alcanza su máxima expresión en el marxismo. Los intentos habidos no es socialismo. El fracaso de esos intentos se debió a la traición de los principios y de la teoría revolucionaria. La conseja que se repite sobre el fracaso del socialismo, no tiene asidero. El socialismo no ha fracasado en parte alguna. Fracasó el plan de transición. Por ello es necesario recuperar los valores del socialismo auténtico, para ponerlo, renovado, en las manos de las mayorías nacionales, de los explotados de siempre por el capital.
El Socialismo de la Unión Soviética.
Hay múltiples ejemplos y formas de demostrar la fortaleza y éxitos del socialismo. Una de esas fortalezas, que demuestra la trascendencia del socialismo, aparece por primera vez en 1917, con la consigna, “todo el poder a los soviet”. Está también presente en la derrota del nazismo. Y en la recuperación de la Unión Soviética al finalizar la Segunda Guerra Mundial, muy a pesar del estalinismo.
Las agresiones contra la Revolución de Octubre, financiadas por el imperialismo mundial, cayeron sobre la Revolución Socialista desde el mismo momento que se instaló el poder de los Soviet. Guerra de agresiones que dio origen al Ejercito Rojo, creación de León Trosky.
Cuando los ejércitos nazis en la Segunda Guerra Mundial lanzaron la campaña contra la Unión Soviética, tenían muy claro que ese era el enemigo a vencer. La furia de los ejércitos nazis en su avance hacia Moscú, fue de destrucción total de la infraestructura manufacturera y agroindustrial que en 23 años, desde 1917, por el triunfo de la Revolución Bolchevique, el socialismo había forjado en medio de invasiones, terrorismo y sabotajes financiados por el capitalismo, contra el proletariado ruso, vanguardia de la Revolución Socialista Mundial.
Las batallas de Leningrado y Stalingrado mostraron la fortaleza del socialismo y cuando ya el último esfuerzo parecía sucumbir ante el avance del ejército nazi, se organiza la contraofensiva y desde ese momento, hasta la toma de Berlín y el izamiento de la bandera roja de la hoz y el martillo en el edificio del Reichstag, nada contuvo el avance del Ejército Rojo. Fue el gran triunfo del socialismo, de su vanguardia proletaria proyectada en el Ejército Rojo y de su retaguardia proletaria, que en las fábricas de armas y suministros, mantuvo el esfuerzo prodigioso que demolió a la Alemania nazi. Aquella gesta gloriosa ¿no es acaso elocuente demostración del éxito del socialismo y de la capacidad de creación de la Revolución Socialista?
La reconstrucción de la Unión Soviética al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con sus treinta millones de muertos, destrucción de fábricas, devastación de tierras agrícolas, demolición de ciudades y pueblos, ¿no es acaso la gran demostración del poder creador del socialismo? Con sus propios recursos, sin la ayuda de nadie, hostigada por las potencias imperialistas en medio de la llamada “guerra fría” cuya objetivo era el bloqueo económico y comercial, la Unión Soviética, con el esfuerzo del proletariado y campesinado guiados por los ideales del socialismo, diez años después de finalizada la guerra, ya era potencia atómica mundial, tenía en órbita el primer sputnik y pocos años después, los primeros cosmonautas circunnavegaban en sus naves alrededor de la Tierra. Todo ese desarrollo fabril, agrícola, científico, tecnológico, deportivo, militar, de exquisita cultura artística, logrado en pocos años, es elocuente demostración de los éxitos del socialismo aún cuando padeciera el nefasto estalinismo y soportara el fardo de la “guerra fría”.
¿Puede haber comparación más elocuente entre la recuperación económica de la Unión Soviética, destruida su industria, diezmada su población, arrasada sus ciudades por los bombardeos nazis, en contraposición a la situación favorable de los Estados Unidos, en cuyo territorio no cayó una bomba ni hubo un solo enfrentamiento bélico? ¿Ante tan dispares situaciones alguien pude dudar de los éxitos del socialismo?
Tantas y constantes agresiones durante décadas, contra la Unión Soviética, dio origen a un permanente estado de guerra, a la eliminación del gobierno de los soviet, esto es, a la negación de la democracia. Se impuso la hegemonía del burocratismo bajo la desviación estalinista. Vale preguntar ¿Sin ese permanente estado de agresiones, de guerra, de bloqueo militar y comercial, por parte de las potencias imperialistas, el estalinismo habría alcanzado los niveles de represión y exterminio que nada tienen que ver con el socialismo y que los enemigos del socialismo pretenden atribuírselos a la esencia del socialismo? Las agresiones imperialistas fueron el chantaje utilizado por el estalinismo para ejercer la represión que destruyó el naciente socialismo y culminó en el desmoronamiento de la Unión Soviética..
Ningún revolucionario que se respete puede caer en el juego de quienes confunden socialismo y estalinismo. Tamaño desafuero es inaceptable. Socialismo y estalinismo son antagónicos. Socialismo y democracia son idénticos por cuanto tienen como denominador común la igualdad. Entre socialismo, igualdad y democracia no hay diferencia ni contrariedad ni contraposición. No ocurre igual con el capitalismo, en el cual no puede existir la igualdad, por cuanto su base de sustentación es la propiedad privada, origen de todos los males que aquejan a la humanidad y al equilibrio de la naturaleza.
Cuando el señor Gorvachov en 1985, propuso la Perestroika, la Unión Soviética era potencia mundial no sólo por su extenso territorio, sino, por su producción industrial y manufacturera, producción agrícola, desarrollo científico, poderío militar, competencias deportivas (juegos olímpicos). De 59 renglones de la producción mundial, la Unión Soviética ocupaba el primer lugar, en 29 renglones; y el segundo lugar en 14 renglones (Fuentes: The Europe Year Book; Britannica Book Year; Images economiques du monde ; The Statesman’s Year Book. 1985).
El desmoronamiento de la Unión Soviética no fue por causa del socialismo, sino, de quienes traicionaron sus principios: la democracia, la igualdad, el bienestar de las mayorías. El estalinismo y el burocratismo fueron los agentes demoledores del socialismo soviético. En la Unión Soviética no fracaso el socialismo, como tal. En la Unión Soviética fracasó la implementación que del socialismo hizo el estalinismo. La dictadura del proletariado, instrumento de la lucha de clases para demoler el poder de la burguesía, con el paso de los años se constituyó o se convirtió en dictadura contra el proletariado por decisión del estalinismo y la burocracia del partido. De manera que ponerle apellido de “socialismo del siglo XXI” al socialismo de nuevo tiempo, es acusarlo por mampuesto de ser el causante del desmoronamiento de la Unión Soviética y de los países del Este de Europa. Lo cual es una impostura.
El Socialismo de la Republica Popular China.
Veamos otros ejemplos de la fortaleza del socialismo en el proceso deliberación nacional y de transición al socialismo.
“La Gran Marcha” del campesinado y proletariado chino que condujo a la derrota del Kuomintang (Chang Kai Chek) y la derrota del imperialismo japonés, para proclamar en 1949 la creación de la República Popular China, fue un gran triunfo del pueblo chino. Bajo el liderazgo de Mao Tse Tung comenzó el proceso socialista en el país de mayor población, el paìs de las hambrunas, el país de las pestes, de las inundaciones y desastres del Río Amarillo, el país de las oprobiosas guerras impuestas por el imperialismo inglés (“la guerra del opio”). El surgimiento del socialismo con Mao Tse Tung culminó en la experiencia de la Revolución Cultural.
Sobre ese desarrollo socialista auténtico, forjado por el maoísmo, se montó la economía de mercado y de explotación capitalista que hoy hace de China, potencia económica de primer orden. Ese capitalismo chino genera aparente “progreso”, pero sólo como posibilidad económica de una nueva clase de privilegiados; mientras de otro lado, soslaya el desarrollo colectivo. Mil millones de chinos, de proletarios y campesinos, padecen las secuelas del modelo capitalista. Es la misma situación que se dio en la Unión Soviética, con la diferencia que el partido comunista chino, pretende mantener ante la opinión pública mundial el maquillaje de socialista.
En medio del enfrentamiento clasista, la dictadura del Partido Comunista Chino no admite la más mínima expresión democrática. La China de hoy es un polvorín social producto de la explotación capitalista más denigrante ¿Por cuánto tiempo más va a demorar el estallido social? Dondequiera que el capitalismo tiene éxito, cosecha desarrollo y genera ganancia, es porque existe la explotación, no sólo en el terreno del plustrabajo y la plusvalía, sino en la depredación de los Recursos Naturales y la destrucción del ambiente. En China, es tal el grado de deterioro ambiental que ya en las ciudades no se ve el sol, el aire que se respira es un compuesto de gases tóxicos, desapareció el cielo azul y las noches pobladas de estrellas, por causa de la capa de smog que cubre la atmósfera de las grandes ciudades chinas.
¿Hasta cuándo podrá mantenerse tamaña contradicción que trajo de nuevo la sociedad de clases (30 millones de millonarios, 300 millones de burgueses y mil millones de campesinos y proletarios pobres)? El 40% del campesinado mundial vive en China sin percibir los “éxitos” del capitalismo chino. ¿Será ese el modelo del “socialismo” a seguir? ¿Será ese el modelo de socialismo del Siglo XXI, del socialismo con apellido?
El Socialismo en Vietnam, Cuba y Corea del Norte.
Otro éxito del socialismo puede apreciarse en Vietnam y la derrota del imperialismo yanqui. Ese triunfo del pueblo vietnamita ¿no es acaso elocuente demostración del éxito del socialismo?
Los 49 años de bloqueo imperialista contra la Revolución Cubana ¿no es acaso otra demostración del éxito del socialismo? ¿Puede algún pequeño país capitalista soportar una guerra demoledora como la de Vietnam o un bloqueo infame como el que se aplica contra Cuba? Ese triunfo del pueblo Vietnamita y esa indoblegable resistencia del pueblo cubano, es la más elocuente demostración de la fortaleza y éxito del socialismo.
Ya Vietnam siguió el camino de China y abandonó el camino socialista trazado por Ho Chi Min. ¿Es ese el socialismo del siglo XXI? ¿Será ese el destino de Cuba en los próximos años?¿Es ese el socialismo que se pregona para Venezuela?
¿Y que decir de las implacables y permanentes agresiones contra Corea del Norte? En 58 años, desde la guerra donde el general Mac Arthur fue derrotado, no han cesado las agresiones de EE.UU. El bloqueo y amenazas han sido tan implacables, como el que realizan contra Cuba. Lo cual ha obligado, tanto a Cuba como a Corea del Norte a estar en permanente estado de guerra. Y en el caso de Corea, para derrotar el chantaje atómico y garantizar su soberanía, ha tenido que entrar en la carrera armamentista con la fabricación de armamento nuclear y misiles de largo alcance.
Que un pequeño país como Corea haya sido agredido durante 58 años, sin rendirse ante el chantaje y bloqueo económico ¿no es otra elocuente demostración del éxito del socialismo? La defensa de la soberanía le impone a Corea la carrera armamentista, que distrae recursos del Estado, que podían ser invertidos en el desarrollo productivo y el bienestar del pueblo. Igual le ocurre a Cuba que debe mantenerse en permanente estado de guerra frente a las amenazas y agresiones del imperialismo. Igual comienza a ocurrirle a Venezuela, que debe destinar parte de sus divisas, en adquirir armas para la defensa de su soberanía, la defensa de su recurso natural (el petróleo) sometido a la codicia del Imperio.
En los últimos años hemos visto cómo, Estados Unidos, a pesar de su inmenso poderío militar, se siente amenazado por un enemigo, creación de sus gobernantes. Un enemigo inubicable, por cuanto está en todas partes, menos, allí donde se supone que está. Para combatir ese enemigo ubicuo, Estados Unidos ha recurrido a desconocer principios fundamentales de los derechos humanos, como el habeas corpus; o tener como prisioneros a los propios estadounidenses, sometidos a vejaciones en los aeropuertos debido a excesivos controles; o la violación de la intimidad de las personas por el control telefónico. Y lo más atroz, la acusación por simple suposición. Si los gobernantes de los Estados Unidos suponen que un paìs es una amenaza para su seguridad, se consideran con el derecho a invadirlo y destruirlo, como sucedió, con Panamá; con Granada; y más reciente con Afganistán e Irak .En el caso de Irán y Venezuela, en tanto van gestando el expediente de acusaciones infundadas, creadas por la prensa mediática, crecen las amenazas y se multiplican las agresiones.
El Socialismo a Escala Mundial.
Pero hay algo más que ocurrió a escala mundial y constituye otro gran éxito del socialismo como consecuencia de la Revolución Rusa de 1917. A partir de ese año, el proletariado mundial, estimulado por el proletariado de la Unión Soviética, puso sobre el tapete sus reivindicaciones y el capitalismo se vio obligado, paulatinamente, a ceder a las peticiones, permitiendo leyes laborales favorables a la clase obrera. Fue la manera que encontró el capitalismo de aplacar las luchas del proletariado mundial, que tenía en la Unión Soviética el gran respaldo moral. Durante los 70 años de la Unión Soviética las luchas obreras en todos los países encontraron respuesta a sus reivindicaciones. El capitalismo, ante la amenaza que veía en el avance del socialismo, y el temor a huelgas obreras en las fábricas, en las minas, en los ferrocarriles, en los puertos, así como el temor a las guerras de liberación nacional contra el colonialismo, contra la explotación capitalista, lo obligaron a aceptar las peticiones obreras, recogidas en las leyes laborales o en los contratos colectivos: horario de trabajo, prestaciones, preaviso, seguridad social, vacaciones, seguro de desempleo, contratos de trabajo. Reivindicaciones que figuraban en la agenda de los sindicatos. Conquistas que comenzaron a derrumbarse por la caiga de la Unión Soviética. Lo cual le abrió las puertas al neoliberalismo, cuyo rapiña se fundamenta, en la flexibilización de la Ley del Trabajo, en negarle al obrero las prestaciones, la seguridad social y ha permitido, por ejemplo, la implementación de la maquila, instrumento atroz de explotación, por medio del cual el capitalista se apropia del plustrabajo y la plusvalía del obrero, sin coto ni medida.
Hace 20 años, a ningún empresario capitalista se le hubiera ocurrido implementar la maquila ni hablar de flexibilización de las leyes laborales, porque de inmediato las huelgas obreras de puños levantados, habrían estallado en todas partes. En Venezuela, la primera exigencia del capital extranjero para introducir el neoliberalismo, fue la reforma de la Ley del Trabajo, realizada por Caldera y Petkoff y consistió en desconocerle al obrero sus prestaciones y otros derechos laborales. Reforma de la Ley que ha permanecido intacta, por cuanto en estos ocho años, la Revolución Bolivariana no ha tenido tiempo para devolverle al proletariado venezolano las conquistas laborales alcanzadas en décadas de lucha. Así como tampoco, la Revolución Bolivariana ha tenido tiempo para elaborar la Ley de Seguridad Social. Estas, que son cuestiones fundamentales en un proceso revolucionario, permanecen archivadas o cubiertas por un velo de aparentes éxitos sociales que carecen de fundamentación legal. ¿En dónde está, por ejemplo, la Ley que regula el funcionamiento de las misiones? ¿La ley que reglamente el funcionamiento de Barrio Adentro? Leyes necesarias para darles continuidad. Las misiones permanecen huérfanas de legalidad, así como la clase obrera permanece huérfana de una Ley del Trabajo y Ley de Seguridad Social favorables al obrero y no al capital.
La gran derrota del proletariado a escala mundial ha estado ahí, en la sumisión de la clase obrera al capitalismo, como consecuencia del derrumbe de la Unión Soviética. Los sindicatos terminaron en organizaciones mercenarias, dispuestas para la traición y el entreguismo y no para la lucha y defensa de las conquistas obreras. Ante los elevados índices de desempleo en todos los países, el obrero, que tiene el privilegio de ocupar un puesto de trabajo, mira con desdén y con temor al obrero desempleado, por cuanto ve en él, no un camarada de clase, sino un competidor que amenaza su propia estabilidad. La clase obrera contemporánea perdió la conciencia de clase, dejó de ser “clase para sí” y volvió a ser “clase en sí”, términos utilizados por Marx y Engels para designar los diversos grados de madurez política del proletariado.
En Venezuela ¿cuál es la conciencia de clase de un obrero petrolero frente al obrero que trabaja en cualquiera otra actividad? A diario la prensa informa de los continuos asesinatos de obreros, que ocurren en Guayana, como consecuencia de la disputa entre sindicatos, por puestos de trabajo. ¿Qué sentimiento de clase? ¿Qué conciencia de clase puede existir en un sindicato que recurre al asesinato por la disputa de un puesto de trabajo?
El proletariado donde ocurren hechos tan abominables, ¿puede ser el motor de un proceso revolucionario? Un proletariado donde la disputa por un puesto de trabajo se trastoca en odio y recurre al asesinato, al sicariato ¿puede asumir la conducción del proceso revolucionario? La lucha es contra el capital. Es la alianza del obrero (empleado o desempleado), que con conciencia clasista, enfrentan al capitalista que se apropia de la riqueza, fruto del trabajo.
El Socialismo sin Apellidos.
El socialismo no necesita de apellidos (“Socialismo del Siglo XXI”), para cubrir su faz, como si le ocasionara vergüenza los errores del pasado cometidos por quienes tergiversaron el plan de transición. Errores y fallas que nada tienen que ver con el socialismo, como propuesta, vigente en los textos de los autores socialistas y fundamentalmente en el marxismo. A pesar de los errores y fallas cometidos (por los protagonistas), el socialismo durante setenta años paseó sus éxitos, hizo de la Unión Soviética una potencia mundial. Pero lo más importante: llevó a otros pueblos las luchas proletarias, dio el respaldo moral sin el cual hubiera sido imposible avanzar en las reivindicaciones obreras. En la Unión Soviética y países socialistas del Este de Europa no fracasó el socialismo, fracasó el estalinismo, el burocratismo, el poder hegemónico del partido comunista, que negaron la democracia y el bienestar de las mayorías.
El socialismo no fracasó. Continúa demostrando su fuerza, resistencia y poder creativo de los pueblos, tanto en Cuba como en Corea del Norte. El socialismo, en la forma que existe en estos países, es consecuencia de las condiciones de bloqueo y agresiones que les impone el imperialismo mundial. En Cuba y Corea del Norte existe un permanente estado de guerra y a los pueblos de estos países les ha correspondido vivir en una economía de guerra y todas las relaciones sociales están supeditadas a ese estado permanente de guerra. Durante medio siglo han resistido y son ejemplo de dignidad para todos los pueblos del mundo que libran la lucha contra la opresión del capital. ¿No es acaso un gran éxito del socialismo, lo ocurrido en Cuba con el “período especial”, luego del abandono, acoso y soledad en que quedó por el desmoronamiento de la Unión Soviética al no recibir el suministro de petróleo y cesar el intercambio comercial?
Superadas aquellas adversidades y hermanada con la Revolución Bolivariana, hoy Cuba es el país de mayor crecimiento económico en Latinoamérica. En el año 2006 el crecimiento fue de 12,5%. Se acusa a Cuba y a su gobierno socialista, de acuerdo a la propaganda occidental planeada y dirigida desde la Casa Blanca, de vivir en la pobreza, estancada y sin ningún signo de esperanza, pero la realidad es muy diferente. Ningún país en nuestro continente registra tal crecimiento, incluyendo a Estados Unidos.
Ha sido para Cuba, el 2006, un año de maduración de diversos principios de política económica aplicados desde años anteriores, y que ahora revierten sus éxitos.
Cuba es hoy el país de mayor equidad en la distribución del ingreso en América Latina. Cuba es el país que posee los servicios de educación primaria y secundaria de mayor calidad, así como los de salud. Es el primero en indicadores favorables de mortalidad infantil de menores de 1 año y menores de 5. Es el país de menor desempleo (1,9%). Es el país que ofrece alimentos subsidiados, que cubren la mitad de las necesidades nutricionales. Es el país que ofrece atención médica primaria permanente y remisión a servicios gratuitos de alta tecnología .Es el país que ofrece formación educacional garantizada de más de 9 grados primarios, además de secundarios y acceso a estudios superiores en cualquier lugar del país, a todos los que quieran hacerlo. Es el único país del mundo que posee el mayor ejército de solidaridad y fraternidad con los demás pueblos del planeta. Sus médicos y brigadas internacionalistas llegan hasta cualquier paìs donde los fenómenos naturales causan tragedias: terremotos, inundaciones, tsunamis; brindan respaldo a los pueblos que como Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua toman el camino de la liberación nacional en busca de su propio destino.
Lo que ocurre en Cuba y Corea del Norte, es sin duda, ejemplo de la constancia, el esfuerzo y el enfrentar con decisión inquebrantable las adversidades. Es el gran éxito del socialismo sin apellidos. El socialismo auténtico, máxima aspiración de las mayorías nacionales explotadas por el capitalismo.
El socialismo no necesita apellidos, ello es plegarse a las campañas mediáticas del capitalismo. El socialismo con apellido, a primera vista es reformismo, cuando se aparta de los objetivos fundamentales. ¿Puede haber socialismo sin lucha de clases? ¿Puede haber socialismo sin cambiar las relaciones de producción? ¿Puede haber socialismo sin acabar con la alineación o enajenación que el capitalista le impone al obrero al apropiarse de su trabajo? ¿Puede haber socialismo sin encadenar el poder del capital para ponerlo al servicio de la sociedad? Y por último, la contradicción fundamental ¿Puede haber socialismo y democracia sin igualdad? La única vía de alcanzar la igualdad es el socialismo. En Cuba y en Corea del Norte existe la igualdad, en consecuencia, al ser eliminado el estado de guerra que han vivido durante cincuenta años, esos dos países están abiertos a la democracia con las ventajas que no tiene ningún otro país en el mundo: la igualdad.
La campaña mediática dice que el socialismo está pasado de moda. Según esta campaña, como el socialismo fracasó en la Unión Soviética y en los países del Este de Europa, en consecuencia, los pueblos y los dirigentes que enarbolan las banderas del socialismo, están atrasados. Según la campaña mediática, “el socialismo es una tesis trasnochada.” .
Vigencia del Socialismo
Pero ¿acaso hay algo más trasnochado que la democracia? Desde que Pericles hace 2.400 años inventó la palabra,”democracia”, esta no ha florecido en ningún país del mundo. Y sin embargo, a nadie se la ha ocurrido decir que la democracia es una forma de gobierno “trasnochada.” Ni tampoco a nadie se la ha ocurrido decir que el cristianismo (catolicismo) es una ideología “trasnochada.” En 2.000 años de existencia, el catolicismo ha fracasado rotundamente. Como dice el poeta Huidobro, “tan sólo ha enseñado plegarias muertas”. ¿Acaso con rezar padrenuestros y avemarías se puede interpretar y transformar el mundo, la sociedad, la economía? La historia del catolicismo es la historia de 2.000 años de horror en Europa, en América, en África, en Asia. Dondequiera impuso su dominio, dejó un baño de sangre por las Cruzadas (contra los sarracenos o las herejías cristianas), el Requerimiento (conquista de América), la Inquisición (el horror de los actos sacramentales). Decir cristianismo es evocar dos mil años de guerras de conquista; de guerras genocidas; de dominio y sumisión por la tortura, la hoguera, la cruz, la espada y el arcabuz. ¿Y qué decir de los milenios de trasnocho que significa repetir en el siglo XXI, versículos de la Biblia?
Si luego de 2.400 años de fracasos de la democracia, 2.000 del cristianismo, 3.000 de la Biblia y siguen ahí, con su arcaico trasnocho ¿cómo decir que el socialismo novedoso, revolucionario, con sólo cien años acuestas, es una ideología “trasnochada”? El socialismo de los soviet que, a pesar del estalinismo, creó el inmenso poder de la Unión Soviética, creó la República Popular China, derrotó a EE.UU en Vietnam y continúa triunfante en Cuba y Corea del Norte.
El socialismo con apellido de Siglo XXI, es el subterfugio para negarle a los pueblos el derecho a recuperar los valores del socialismo auténtico, cuyos éxitos fueron innegables en medio del estado de guerra impuesto por el dominio imperialista mundial. En Cuba y Corea del Norte existe la igualdad propia de una sociedad sin clases, en consecuencia, al ser eliminado el estado de guerra en que han vivido los dos países durante cincuenta años, tienen capacidad para la democracia como ningún otro país en el mundo ¿Por qué el imperialismo no hace la prueba al levantar el bloqueo y cesar en las agresiones?
La democracia de Pericles que se sustentaba en la nobleza y los comerciantes ricos despreciaba a los esclavos que constituían el 90% de la población. Era la democracia esclavista. La democracia burguesa es el reflejo de la democracia griega de hace 2.400 años. En tanto que la democracia contemporánea tiene como meta la igualdad.
El cristianismo que se sustenta en el individualismo, el misticismo y la adoración de Dios, prácticas religiosas que como imposición dominaron en la Edad Media –la época más tenebrosa de la humanidad- pretende que conceptos trasnochados de la Biblia, predominen en el siglo XXI. Prácticas arcaicas que nada tienen que ver con el mundo de la racionalidad, la ciencia, la tecnología y la modernidad. Los siguientes versos sinterizan esa idea:
¿Puede acaso ser la misma:
La conciencia primitiva, estática, detenida,
Del pasado milenario,
A la conciencia evolutiva
Del mundo contemporáneo?
¿Puede acaso ser la misma:
La angustia milenaria por misterios naturales,
A la angustia libertaria
Por comportamientos sociales?
En armonía con los tiempos
- la informada y angustiada sociedad –
O destierra esas creencias
O se inventa un nuevo Dios,
Más conforme con la nueva realidad.
El socialismo auténtico todavía espera ser llevado a la práctica revolucionaria. El socialismo escrito por los autores socialistas, que es como un haz de conceptos y como antorcha de promesas que alumbra el parto del socialismo genuino, original, sin reformismos claudicantes. Nos referimos al socialismo que ve en el marxismo un método para el conocimiento y la acción y no un esquema elaborado. Método universal que permite estudiar la realidad, no para interpretarla, sino para transformarla conforme a la circunstancia histórica.
!VIVA EL 90 ANIVERSARIO DE LA REVOLUCION DE OCTUBRE! ¡VIVA EL SOCIALISMO AUTENTICO!
leonmoraria@cantv.net
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