La neurótica crisis financiera de los EEUU y su desatada locura por el oro negro presagian un estallido económico mundial de impredecible consecuencias. Las dudas sobre la salud económica de Estados Unidos y la imparable escalada en los precios del petróleo se cebaron hoy con los mercados de Asia, que vivieron su peor sesión desde agosto, con caídas de entre el 2 y casi el 5 por ciento. Y si a ello se le agrega lo expresado por los principales organismos del sistema con sombríos pronósticos de recesión mundial emergentes, entre ellos, la Reserva Federal de EEUU, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, el panorama en ese contexto luce sombrío y nada aleccionador.
El precio del oro negro (cerrando ayer con un precio histórico de $99 por barril) seguirá subiendo y subiendo mientras sigan los EEUU con su brutal derroche consumista sin freno y sin control, y mientras persista en la psiquis de sus gobernantes la envidia y el egoísmo auto centrado, haciéndolos cada vez mas proclives –por su omnímodo poder bélico— en ver y promover la guerra como un negociado de alta rentabilidad financiera o como un medio de vida para conseguir sus abominables fines de dominación y subyugación.
El petróleo, mientras tanto, se está acercando a los US$100 por barril, y lo que a decir de sesudos analistas financieros, por ahora, ello no tiene fin ni techo definido. Por lo que hará, que en el breve tiempo, se desate una crisis financiera mundial en ciernes de incalculables secuelas…
Hace sólo unos años, la mayoría de los economistas habría pronosticado una dura recesión debido a esos precios. La fuerte demanda por parte de los países emergentes, la estrechez del suministro global y la presión especulativa se están uniendo para empujar el crudo a territorios cada vez más altos. No hay pronósticos serios y predecibles que hagan sospechar un techo (freno) del precio cada vez más alto del barril de petróleo.
Una semana atrás, los analistas pronosticaban que el barril de crudo alcanzaría los 100 dólares en 2008, pero las alzas de los últimos días permiten pensar -según los analistas en Wall Street- que el récord podría batirse en la próxima semana.
Mientras a Washington se le complica cada vez más su geopolítica de dominio imperial con nuevos frentes de conflicto en Pakistán y el norte de Irak, que se suman a los ya conocidos polvorines militares de Irak, Afganistán y una nueva escalada con Irán en Medio Oriente, el precio del crudo este jueves pegó otro salto y se ubicó en los US$98,50 el barril; en la puertas mismas de traspasar la barrera tan temida de los US$100, mientras las bolsas y el dólar seguían su racha perdedora en medio de crecientes temores de los "inversores" y de una creciente especulación financiera con el "oro negro".
Es despreciable y aborrecible el menguado rol de dominador que aún prevalece en un imperio de papel (EU), que en su cadavérica derrota y en su papel de Bestia imperial acorralada, se hace cada vez mas notorio en ese país del norte la pérdida y degradación de sus valores y principios, que junto con un dólar que está en niveles históricamente bajos y el precio del petróleo acercándose a US$100 el barril, es objeto de neurosis y gran preocupación sumada a la reciente debacle financiera (burbuja hipotecaria) que conllevó cual tsunami, nefastas pérdidas económicas a los bancos y entidades hipotecarias estadounidenses y al resto del mundo.
Los inversores, preparándose para más secuelas negativas por la crisis en el mercado hipotecario y buscando refugio ante la debilidad del dólar -según Reuters-, han hecho subir el crudo casi 30 dólares desde mediados de agosto y han arrastrado al oro, que está en un pico de 28 años.
Es público y notorio y para nadie es un secreto, el altísimo nivel de endeudamiento y la recurrente crisis sistémica financiera por la que está atravesando desde hace ya bastante tiempo los EEUU. Sus arcas ya secas, menguan día a día con un dólar de papel toilette cada vez más devaluado y con unos bonos o papeles del tesoro que ante el corro financiero mundial no tienen piso, credibilidad o fuerza monetaria alguna.
La preocupación, según The Wall Street Journal, que el inmenso castillo financiero construido sobre los cimientos del mercado de bienes raíces podría derrumbarse, lo que desaceleraría la economía estadounidense. Si estas "turbulencias" en los mercados bursátiles se juntan con la escalada de los precios del petróleo, la baja del dólar, y un desenlace de los conflictos militares latentes, se pueden convertir en dinamita, según The Wall Street Journal.