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Recientemente
en diversos medios se publicó la postura asumida por el general Baduel sobre la
Reforma Constitucional.
Aún cuando en ciertos círculos esta era una crónica anunciada, para
quienes compartimos con él los riesgos y
vicisitudes que se derivan de la defensa de la revolución bolivariana, no deja
de ser lastimoso observar como la
argumentación dada por Baduel no se diferencia en nada de los contenidos que ha
asumido la derecha para combatir la reforma.Ya de entrada, cuando se asume la matriz de opinión fundada en
infundios y tergiversaciones contra la propuesta de cambio en el texto
constitucional trabajada en los últimos meses por el imperio, la cúpula eclesial,
Globovisión y Fedecamaras, Baduel se coloca en el plano ideológico en un
terreno indefendible para cualquier revolucionario. Como en este caso, no se
trata de posturas críticas dirigidas a profundizar el proceso y consolidar la
revolución, si no de una capitulación en el terreno de los principios ante los
enemigos histórico de cualquier transformación, acudimos a la premisa de que
cuando está en juego un amigo o los principios, un verdadero revolucionario
opta por los principios. Con ello queremos decirle a Baduel, que quienes lo
acompañamos en la Brigada 42 en jornadas de lucha en defensa de la revolución,
particularmente en la fase previa y
posterior al Golpe del 11 de Abril, hoy estamos en la primera fila asumiendo el
reto de defender este proceso ante la nueva arremetida golpista, lamentando que
en esta confrontación no esté de nuestro lado.
Ya
tendremos la ocasión de profundizar en los diversos ámbitos políticos e ideológicos
involucrados en esta postura de Baduel,
sus raíces y evolución histórica, pero por ahora me interesa destacar el
“efecto Baduel” en el marco del golpe suave.
El
departamento de Estado y la CIA, elaboró desde el
final de la Guerra Fría una nueva doctrina
de Golpes de Estado soft (golpe suave) mediante la utilización de técnicas donde se
combinan diversas formas de lucha, enmascaradas en la NO VIOLENCIA, conforme a la
línea de las teorías del politólogo estadounidense Gene Sharp, desarrolladas en
el seno de la Albert
Einstein Institution.
El imperio, aplicó con éxito
esta estrategia en el
derrocamiento del presidente georgiano Eduard Chevarnadze, en noviembre de
2003, y la ascensión al poder de Viktor Yuschenko en Ucrania, en diciembre de
2004.