Es un hecho cierto, nuestros diputados y diputadas quieren blindarse con esta propuesta de Reforma Constitucional, para ello modificaron el artículo 191 y, muy hábilmente, redactaron una disposición transitoria, fiel reflejo de esta aberración miserable.
¿Que dice el artículo 191?
“Los diputados y Diputadas a la Asamblea Nacional podrán aceptar o ejercer cargos públicos sin perder su envestidura sólo cuando sean designados o designadas por el Presidente o Presidenta de la República, en cuyo caso, se desincorporarán temporalmente de la Asamblea Nacional y podrán reincorporarse a ésta al cesar sus funciones a objeto de concluir el período para el cual fueron electos o electas”.
La segunda disposición transitoria dice: “En defensa de la soberanía y la voluntad popular, los diputados y diputadas electas en los comicios del 5 de diciembre de 2005, que hayan sido llamados o llamadas por el Presidente de la República a ocupar cargos públicos, una vez cesen en sus tareas, podrán reincorporarse a la Asamblea Nacional para la culminación del período para el cual fueron electos y electas”.
El artículo 191 está en el bloque número dos, la duda cierta es la siguiente, en un eventual voto cruzado, en el cual el pueblo refrende el bloque uno propuesto por el Presidente, más no el de la Asamblea Nacional ¿entraría en vigencia la segunda disposición transitoria?
Particularmente no comparto este artículo 191, menos aún, la disposición transitoria y la justificación de la misma “En defensa de la soberanía y la voluntad popular” ¿es que acaso la defensa de la soberanía está supeditada al regreso de un diputado a la Asamblea Nacional? Definitivamente no. Un diputado o diputada que sea llamado por el Presidente o Presidenta a ocupar cargos públicos y salga del Ejecutivo producto de su ineficiencia e incapacidad, a donde debe irse es a su casa, los eficientes, los honestos, los dignos, siempre estarán en primera fila.
Demás está decir que los diputados y diputadas electos en el 2005 fueron producto de la dedocracia y los arreglos cogollocráticos (con algunas excepciones). El pueblo votó por los candidatos o la propuesta de Chávez. Mal podrían abogarse un liderazgo que muchos no tienen ¿de que voluntad popular nos hablan? ¿Es que acaso fueron elegidos por las bases?
Es lógico suponer que la tentación de ser llamado por el compañero Presidente a ocupar un cargo en el Ejecutivo Nacional es algo irresistible, las prerrogativas y prebendas se multiplican por mil, así como la posibilidad de hacer algunas transacciones de carácter económico que les permitan distanciarse más de esa voluntad popular, de ese pueblo que los llevó a ocupar un puesto en la Asamblea Nacional, después de cumplido unos meses de “arduo” trabajo sería muy cómodo regresar nuevamente al Poder Legislativo, simplemente cuando el Presidente entienda que, lamentablemente, no sirven. ¿De quién sería esa tan maravillosa idea cargada de humildad y desprendimiento revolucionario, incluso, hacerla hasta retroactiva?
Nuestro diputados y diputadas certifican la sabiduría del pueblo venezolano, tienen razón, el pueblo es sabio y ha madurado políticamente, entiende hoy más que ayer cuando de principios morales se les habla, cuando nuestro Presidente ejemplifica la dignidad del Guerrillero Heroico y su profundo discurso de crear el hombre nuevo, hombres y mujeres comprometidos con un proyecto en el cual se nos va la vida, convicción y necesidad de la construcción de esa sociedad donde el egoísmo y la individualidad sea erradicada y sentimientos más nobles florezcan en procura de la felicidad y bienestar del pueblo venezolano.
El oportunismo aberrante enquistado en muchos “revolucionarios” envilece y distorsiona el discurso de nuestro Comandante en Jefe. Depurar las instituciones es tarea de todos. Moralmente nuestros diputados y diputadas (los oportunistas, los indignos) serán derrotados el próximo 2 de diciembre muy a pesar de querer blindar sus privilegios.
Patria, Socialismo o Muerte…
Venceremos
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