En otros artículos hemos hecho referencia a que ya no es suficiente seguir culpando de la derrota del 2 D a la manipulación mediática y al imperialismo, sin la menor duda estos son elementos importantes a considerar, pero no son suficientes. Hemos dicho que se han cometido errores y se han dejado de afrontar problemas básicos del país: como la inseguridad, la corrupción, el desabastecimiento, entre otros. Así mismo consideramos que después de un discurso presidencial digno de un estadista, como lo fue el de la madrugada del 3 de diciembre, donde se reconoce inmediatamente la derrota y se señala que es apenas un “Por Ahora”, es triste que luego abusando de la verborrea, manifestando un profundo malestar y despecho, salga a pronunciar groserías no sólo contra la oposición sino contra quienes le han sido leales y se han fajado con el proyecto. No se trata de llamar a las buenas costumbres y a los falsos moralismos burgueses que al final son un discurso hipócrita, ni tampoco a la diplomacia acartonada a la que nos acostumbraron en la Cuarta República, los “buenos días” del explotador y del burócrata corrupto. Lo que quiero decir es que ese discurso soez estaba de más, no tiene ningún sentido. No faltaran ahora los imitadores y adulantes de siempre que comenzarán en forma graciosa a utilizar la palabra “mierda” en todos sus discursos, los aplaudidores de siempre, los que celebran todas las “gracias o desgracias” del Presidente.
Presidente Chávez los errores están fundamentalmente adentro, ya hemos criticado la manifestaciones de prepotencia en la que se ha incurrido al no dejar hablar a quienes critican y el haber subestimado al adversario, fundamentalmente a los jóvenes y estudiantes. Pero hoy queremos referirnos principalmente a los que seguimos el proceso revolucionario, a ese movimiento que se ha llamado el chavismo, es decir los que siguen a Chávez. Existen diversos movimientos: primero, aquellos viejos socialistas, formados en el marxismo, algunos de los cuales siguen siendo fiel a estos principios, algunos dogmáticos que le piden radicalización a Chávez, otros lo que podríamos llamar los “burócratas de izquierda”, intelectuales muy bien formados pero sin ningún compromiso práctico y claramente aburguesados en sus costumbres. Segundo, los izquierdistas nuevos esos que se hicieron revolucionarios a partir del 4 de febrero de 1992 o más recientemente desde 1998, entre ellos algunos con formación política, otros simplemente inconformes con la Cuarta República. En este grupo están la mayoría, allí se cuelan también muchos socialdemócratas, reformistas, y oportunistas, muchos adecos y copeyanos disfrazados hoy “rojos rojitos”, que vieron en el Chavismos una oportunidad de ascender. Mucho de estos chavistas no están formados en el socialismo, no creen en la revolución, solamente se aprovechan y viven de ella. También existen militares patriotas y nacionalistas, pero que no tienen la menor idea y por el contrario le causa escalofrío el socialismo. Hemos visto y oído con asombro ministros, diputados alcaldes, hablar de socialismo simplemente porque se entregan unas viviendas o se facilitan algunos créditos.
Pero quizás lo mas peligrosos dentro del Chavismo son aquellos que aparentemente idolatran a Chávez, pero a pura conveniencia, porque ven en él la posibilidad de mantenerse algunos años en puestos de gobierno, pero no creen en el proyecto político, andan por otro lado, no les interesa el poder popular, por el contrario lo adversa, lo ven como competencia a su aspiraciones burocráticas. Su vida de pequeños burgueses, o su deseo de serlo, es contradictoria al proyecto socialista. Desde el auto que cargan, la ropa que usan, con quien se reúnen, los restaurantes y bares que visitan, delatan un tipo de comportamiento consumista y cuya fuente es fundamentalmente la corrupción. No negamos la existencia dentro del Chavismo del militante apasionado, honesto, pero lamentablemente la mayoría no tiene formación política, sólo siguen a Chávez y convierten a éste en un caudillo más. Dentro del Chavismo no hay críticas, nadie enfrenta a Chávez, nadie le dice de frente los errores que comete, en sus discursos y en el accionar, las contradicciones teóricas en la propuestas del socialismo. Lo que prima es la adulancia. Chávez saca planes, toma decisiones “de la noche a la mañana”, lo dice públicamente ante los medios de comunicación y los ministros lo aplauden, no lo corrigen.
Pero no podemos seguir echándole todas las culpas a Chávez. El Presidente es el gran líder del movimiento revolucionario, ha dignificado a las grandes mayorías, ha sido el presidente con mayor vocación y compromiso con los con pobres en toda nuestra historia, ha intentado dar respuesta estructural a males de quinientos años, es sin la menor duda uno de los lideres mas importante del mundo contemporáneo, reivindicando la integración latinoamericana, ha enfrentado valientemente a los grandes imperios y ha sido una voz resonante a favor del tercer mundo. Pero hace tiempo no vemos ni oímos al estadista, ese que nos ha dado lecciones de liderazgo, ha caído en lo más mundano del activismo político, ha descuidado problemas estructurales y vitales para el país, se ha llenado de arrogancia y prepotencia.
A nuestro modo de ver Chávez tiene profunda claridad y compromiso del proyecto político, pero no puede estar sólo o acompañado de puros burócratas o peor aun de adulantes y oportunistas. Le corresponde a quienes tienen formación política ofrecer ideas y confrontar sin ningún tapujo al Presidente cuando haya que hacerlo, no importa que los “jala mecates” de siempre nos llamen antichavistas o guabinosos. En este momento la salida de Chávez del poder tiene fecha límite, no podemos seguir diciendo la estupidez de que es pecado pensar el socialismo sin Chávez, esto no es una nueva religión, no es el cristianismo sin Cristo, es un proyecto socialista que se hace con muchos hombres, muchos líderes, formando políticamente al pueblo, debatiendo abiertamente y no solamente siguiendo lo que una persona dice sobre el socialismo. Esta pereza o comodidad intelectual estamos obligados hoy más que nunca a romperla de inmediato o de lo contrario este proyecto se muere.
En buena parte por ingenuidad, muchos de los que piensan que es imposible imaginar la revolución sin Chávez, no se percataron que algunos de los más cercanos al presidente, pero con aspiraciones individuales, jugaron al NO de la Reforma, no sólo por que no creen en el socialismo, sino que quieren ostentar la presidencia, pero no fueron honestos con Chávez ni con el país todo. No podemos seguir pensando ingenuamente que el enemigo es sólo el imperio y los pitiyanquis, los medios de información, estos son claramente visible. A nuestro modo de ver, el peor enemigo del proceso revolucionario en este momento es la no claridad del proyecto político y la adulancia. La ignorancia e idolatría nos hacen acríticos, nos convierte en vulgar masa, en borregos. Si algo bueno tiene que dejarnos esta derrota es sacudir todo el movimiento revolucionario, que no son sólo los Chavistas, ni el PESUV, se es Chavista porque Chávez es el gran líder hoy de la Revolución, pero no puede ni deber serlo siempre, el proyecto político socialista va mucho mas allá de eso. No es posible que programas televisivos y articulistas chabacanos, donde se aplaude todo lo que dice y hace Chávez y se justifican de cualquier manera sus evidentes errores, se conviertan en los ideólogos de este proceso. Llegó el momento de confrontar y de ajustar internamente, el enemigo externo está clarito, el interno se diluye, se disfraza y está dentro de nosotros, en nuestro discurso, en nuestros valores burgueses, en nuestro comodidad.
prodriguezrojas@hotmail.com
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