La única reforma necesaria

El activo comunicacional más importante del proceso revolucionario venezolano, es sin lugar a dudas el presidente Chávez. Tanto así que, por primera vez en nueve años, la oposición reconoce tal fenómeno político cuando basa su estrategia antirreforma en la absurda y tramposa propuesta "Chávez sí reforma no".

Sin reforma constitucional el proceso bolivariano puede ser viable, por lo menos hasta el punto en que sea la sociedad misma la que reclame el cambio constitucional hacia el socialismo, porque una de las particularidades fundamentales de esta revolución ha sido su extraordinaria capacidad para colocar al ser humano por encima de la teorización o la disertación política.

Pero sin Chávez (aunque suene odioso) no hay revolución. Y sin él muy poco sobrevivirá propuesta alguna que apunte en la dirección de los importantes avances que incluía la reforma, porque la herramienta que puede producir hoy la profunda transformación cultural que se requiere como base para hacer realidad esos cambios, es el propio Chávez.

Haber pretendido que "vender" el socialismo era más fácil (o más conveniente) que "vender" la reelección del Presidente más querido por la más sólida y consistente mayoría que jamás se haya reunido en Venezuela, fue un innegable desacierto (tratado de corregir a última hora, es verdad). Pero, peor aún fue tratar de meter en un mismo saco tanta reforma.

Es por eso que la urgencia para el proceso, de cara al más largo plazo, es el replanteamiento del objetivo político fundamental, para asumir definitivamente y sin ambages que la reelección presidencial es un derecho inalienable del pueblo, y base de la verdadera democracia, pero también la única garantía de preservación y continuidad del proyecto de igualdad y justicia social que, hoy por hoy, encarna en sí mismo el presidente Chávez.

En todo caso, si lo que privó en el intento de relegar lo de la reelección fue el temor a consagrar con la reforma la imagen de tiranía y de autoritarismo de la que es acusado Chávez por sus opositores, entonces seguramente eso es ya un asunto superado por la dimensión de estadista y gran demócrata que, gracias al revés acaecido, ha adquirido el Presidente ante el país y ante el mundo.

Retomemos, pues, sin complejos y sin tapujos la necesidad política de la reelección sin condicionamientos. Después de eso, todo lo demás debería venir por añadidura.

aaranguibel@msn.com


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Alberto Aranguibel B.

Comunicador social e investigador. Conductor del programa Sin Tapujos, que se transmite por Venezolana de Televisión. Asesor Comunicacional y de Imagen en organismos y empresas públicas y privadas.

 albertoaranguibel@gmail.com      @SoyAranguibel

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