Estoy indignada. Requetecontra indignada. Arrecha. Requetecontra arrecha. Qué se ha creído usted señor presidente. Cómo es que con su cara tan lavada anuncia al país, hoy 31 de diciembre de 2007 que en un gesto de buena voluntad indultará a los golpistas del 2002. No puedo apartar de mi recuerdo a aquel venezolano que vimos llorar frente a Miraflores porque usted estaba preso o tal vez muerto y clamaba junto a los miles de venezolanos “queremos ver a Chávez”; ni las horas de angustia que vivamos frente al palacio mientras el dictador se autonombraba y los medios ocultaban la realidad “pasando comiquitas”; ni la juramentación del Vicepresidente por su “ausencia temporal”; ni el clamor del pueblo por su regreso; ni el llanto colectivo cuando la presión del pueblo logró su reposición el en poder; ni la parcialización de la guardia de honor y los soldados que custodiaban Miraflores quienes en un gesto de solidaridad con usted y con el pueblo que reclamaba su presencia hacían señas para que ese pueblo que lo amaba continuaran gritando y presionando frente al palacio.
Tampoco olvido sus primeras palabras al llegar, cuando con un crucifijo sostenido con sus dos manos y elevado en gesto de sumisión pedía a los que le habían llevado a la Orchila, reflexionar y prometía rectificar, prácticamente pidió perdón a sus victimarios; ni al Fiscal General garantizando los derechos a quienes habían violentado los derechos de todos los venezolanos y se encontraban protegidos en un sótano del palacio después del fallido golpe de estado. Recuerda la emblemática escena donde aquella señora reclamaba a los golpistas “Qué voy a hacer con mi voto. Yo quiero que Chávez termine su mandato”. ¿Recuerda el crimen de Tortosa? Ese Chávez permisivo, blandengue, pendejo que la mayoría de los revolucionarios criticamos, dio paso al Chávez que hoy se dirigió al pueblo para anunciar su decisión.
Esas personas que usted perdonó en abril de 2002, a los ocho meses se confabularon para lanzarle el paro patronal que incluyó la paralización de la industria petrolera, columna vertebral de la economía de Venezuela. ¿Olvidó el criminal paro patronal de diciembre de 2002? ¿Recuerda la plaza Altamira? ¿Recuerda los crímenes que se planificaron allí para responsabilizar al gobierno, a Usted? ¿Olvidó cuánto le costó al país la paralización de la industria petrolera y los destrozos ocasionados a los equipos e instalaciones de PDVSA? ¿Olvidó a quiénes reactivaron la industria? ¿Olvidó cuánto sufrió el pueblo, el venezolano de a pie, para conseguir gasolina y una bombona de gas para preparar la comida de sus hijos? ¿Olvidó cómo se atentó contra la vida de algunos venezolanos que no pudieron llegar a tiempo a un hospital por falta de gasolina o porque las guarimbas impidieron la circulación de los vehículos, o la llegada de equipo de emergencia? ¿Olvidó las muertes causada por explosiones motivadas por depósitos de gasolina en lugares inapropiados?
Prohibido olvidar, fue la consigna. No puedo olvidar los partes de guerra que todos los días escuchábamos en cadena nacional ofrecida por la dirigencia de PDVSA; muchos venezolanos sentimos que se derrumbaba el país cuando usted anunció que la producción petrolera había llegado a cero.
El comportamiento de los oposicionistas desde entonces ha sido una constante campaña de desestabilización. Ha sembrado odio entre los venezolanos. La intolerancia, el irrespeto a la institucionalidad y a las personas es su norte y un medio para ridiculizar la majestad del cargo de Presidente de la República. La anarquía se muestra contundentemente en las marchas “pacíficas” que convoca los escuálidos y la iglesia. ¿Y usted hoy concede indulto a estos criminales?
Cree que con esto ganará el apoyo de los oposicionistas para que le dejen finalizar su mandato en paz. Se equivoca Presidente, no van a dejar de joder y usted va a perder el apoyo de muchos de los pocos que fuimos a votar por la reforma. Esos tres millones que se quedaron en casa en diciembre de 2007, se van a multiplicar
Por qué no se dedica a combatir la corrupción, a acabar con la impunidad, a abrir espacios para la disidencia, a investigar los casos que los contralores sociales les presenten a sus ministros, a fundar un partido de cuadros, para sustentar la revolución.
A usted se le cayó la máscara. NO es un revolucionario. Los revolucionarios no pactan con la derecha, con el fascismo. Usted pactó con la derecha fascista. ¿Y a cuenta de qué? ¿Cuándo lo sabremos?
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