Políticas capitalistas no hacen revoluciones socialistas

El pueblo se encuentra desasistido, inerme, olvidado y asustado, ante la desmedida especulación que se esta presentando en casi todos los productos alimenticios, medicamentos, ropa, artículos de limpieza, de aseo personal, servicios (taxis) y en general productos esenciales, importantes, necesarios para la vida diaria. Esta situación, unida a la escasez de algunos artículos básicos, crea mucha angustia e inseguridad muy a propósito para la desinformación sobre las causas de la carestía y la especulación, propicias para la conspiración, para crear caos y condiciones contrarrevolucionarias. Y esto no puede continuar. O el gobierno sale en defensa del pueblo o el pueblo sale en defensa de la revolución.

Productos que en diciembre costaban 5 mil bolívares, sin más ni más les marcan 10, 15 o 20 bolívares Fuertes. Estamos hablando de medicamentos y productos alimenticios esenciales. Lamentablemente las medidas que hasta ahora anuncia el gobierno para atacar estas acciones especulativas y de desabastecimiento, suenan a más de lo mismo; pues ya está demostrado que por muy buenas intenciones que se tengan, esos anuncios y medidas del gobierno son inútiles. Los sectores populares y los revolucionarios debemos declararnos en emergencia ante esta situación por cuanto las acciones de INDECU, SENIAT, sindicaturas municipales, y otros organismos oficiales son inocuas, inútiles, muy propias de una burocracia quinta columna, enemiga de la revolución bolivariana.

Ha llegado el momento en que las mayorías nacionales de nuevo asuman actitudes revolucionarias y salgan en defensa de la revolución que está siendo agredida, amenazada por los comerciantes inescrupulosos, hambriadores del pueblo, por la carestía que crean y la especulación. Si el gobierno carece de los mecanismos necesarios para frenar la especulación, le corresponde al pueblo revolucionario, salir y castigar a los especuladores y hambriadores del pueblo. Son acciones que hay que tomar para la defensa de la revolución.

Ahora más que nunca está vigente la consigna ¡no pasaran!.

Los funcionarios del gobierno anuncian, dicen, “tomaremos las acciones que sean necesarias, enviaremos fiscales, haremos inspecciones, multaremos al especulador, cerraremos negocios, irán presos los especuladores…etc. etc.” Pero nada ocurre. Y ellos, los especuladores, acaparadores y comerciantes vagabundos y hambriadores del pueblo, se mueren de la risa. Saben que no pasará nada, que todo será puro ruido, que las medidas drásticas, ejemplarizantes no se tomarán. Y en consecuencia, los precios se van a quedar así.

Los revolucionarios no podemos permitir que esta situación lleve a la desbandada, a la frustración, a la ingobernabilidad con secuelas funestas para el proceso revolucionario.

Ha llegado el momento en que el pueblo de obreros, campesinos y revolucionarios salgamos a la calle a controlar la carestía y la especulación que realizan los comerciantes inescrupulosos, hambriadores del pueblo. Ahora como nunca antes hay que poner en práctica la consiga “Patria, socialismo o muerte” ¡No pasarán! Es el pueblo el que salva al pueblo. No basta con los operativos y políticas tradicionales para ponerle freno a la especulación y al desabastecimiento. Y mucho menos con funcionarios que a lo largo de los años, no han demostrado eficiencia ni se han identificado ¡patria o muerte! con el proceso revolucionario que lideriza el presidente Chávez. No dejan de ser quinta columna de la revolución bolivariana.

El problema de la especulación y la carestía no se soluciona con el sólo cierre de farmacias, supermercados, bodegas, panaderías, carnicerías o con operativos de búsqueda de leche, azúcar, pollo escondidos o el control del contrabando de extracción. El problema es mucho más profundo más complejo y debe pasar por la revisión de las políticas del gobierno. Y los revolucionarios debemos salir a exigirle al gobierno la ejecución de soluciones revolucionarias. Es necesario que el gobierno expropie las cadenas de importación, producción y distribución de alimentos. Toda esa basura capitalista, especuladora y contrarrevolucionaria, debe ser echada ¡fuera!. Esta revolución, o asume soluciones revolucionarias o deja de ser revolución. Pero, con medidas capitalistas no se hacen revoluciones socialistas.

leonmoraria@cantv.net


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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