Siempre estamos esperando alguien o algo. Pero, no sabemos quién o qué. Esta aspiración tiene muy poco que ver con la demora capitalista. El ser humano anticipado está en expectativa en la sala de espera de la revolución actual, de la emancipación futura, está armado para presentar sus respetos a la humanidad, para atender a las necesidades transhistóricas. Todo el mundo todavía sano siente este impulso erótico ingobernable hacia la vida errante, esta pasión intranquila de viajar hacia el infinito, la eternidad, más bien, hacia la excelencia trascendental.
Pero nunca llegamos. Muchos andan desesperadamente por las calles, andorrean por las discotecas y casillas de recreo. Otros entran por el aro o son echados al mar por los negreros o piratas. Los demás van y vienen, están gozosos y ufanos, y aquellos que tienen mala suerte, estudian clínica en los hospitales en vez de estudiar sus equivocaciones, sus juegos "mal" volados, sus vocaciones vulgarizadas.
La vía entre nosotros y la esperanza social es muy serpentina, peligrosa y pedregosa. Casi nunca el buitre que está volando se corresponde con el pájaro en mano, jamás la aviatriz machihembrada en la discoteca puede concurrir con la manucodiata encerrada en la jaula casera alienada. Siempre queda algo de la original imagen esperada, y esto es la razón, por la cual estamos frustrados, estamos melancólicos. Si el paisaje es tan aburrido como lo contemplé, si la mujer es tan vacía como refleja su "belleza artificial” y si el hombre es tan machista como su bestialidad expresa, entonces no queda ningún resto esperanzador, ningún chasco o privación.
Por supuesto, los pesimistas no sufren cuando lo inesperado aparece inesperadamente. Pero, ellos ni siguiera pueden disfrutarlo, porque no fue aspirado, no lo conocen, y éllo no los conoce. No obstante, aparece como un regalo muy barato. El extranjero, lo extraño, los países tropicales, la pequeña "Venetia", en sí no son exóticos, ni eróticos. El único exótico y erótico es el viajero que entra en el dominio foráneo, en el todavia-no-experimentado, en la época de la revolución. La mujer que acaba de conocer su "amor a primera vista", en sí no es erótica ni exótica, al contrario, en este instante, el "viejo" Yo es la persona más forastera, atractiva y sexy. Después de algunas semanas lo sabrá muy bien. Cuando los sueños diurnos se aproximan a la realidad fluyente práxico-teórica, y esta realidad paulatinamente se acerca al compa(ma)triota exótico-erótico, sólo entonces aproximará zonam solvere, perderá el homo sapiens sapiens verdadero el estado virginal, obtendrá la virilidad pregnante, y materializará el sueño diurno emancipador.
A despecho de que existen supuestamente varios casos de comunicación telepática, ¡Qué suerte tenemos que nadie sabe realmente lo que estamos pensando y sintiendo! ¡Qué "escualido", qué "oficialista" somos! Por fin, nuestros favoritos y cotidianos sueños diurnos quedan como los secretos más íntimos. A pesar de que el capitalismo, "las jineteras del apocalipsis", son la fuente principal de nuestra diversión mental privada, de verdad, el dominio de los sueños despiertos es una de las pocas dimensiones humanas todavía no totalmente alienadas. Efectivamente, en la juventud el ser humano sueña mucho más. Como veremos en adelante, tanto mejor.
Ya que en la niñez aprendimos que lo deseado y lo esperado jamás llegaron a tiempo. Andando el tiempo, comprendemos que los adultos autoritarios nos prohiben aún el propio desear y esperar. Como quiera que sea los niños todavía vivos desde muy temprano comienzan con el espíritu rebelde, investigando todo lo que se encuentra en los alrededores. No importan los rapapolvos de los padres, siempre tratan de hallar algo que todavía no conocen; donde quiera que estén, siempre buscan lo desconocido, cada vez que es posible, hacen las preguntas más incómodas. Inocentemente los pequeños ingenieros destruyen los juguetes más caros, inspirados por el único motivo de analizar su maquinaria, la esencia interna. Por mal que vaya, el niño filosófico está buscando lo nuestro, lo bonito, y ni siquiera está desapareciendo como el mercurio entre los nerviosos y pequeños dedos. En cuanto a eso, ¿Qué tiene de extraño que lo nuestro fluya? Lo corriente es que lo nuestro sea un proceso, esté en proceso. Estamos apoyando el proceso, el proceso de la Revolución. Esto equivale a decir que los niños sueñen con nuestro proceso histórico. Por lo tanto, no hay motivo para sorprenderse de que lo nuestro, la emancipación, todavía no exista. ¡De eso se trata! Pero ni por eso, los adultos están conscientes de esta verdad fluyente.
Poco después, en la infancia, los sueños anticipatoríos llegan a ser tanto más concretos, de más en más radicales. Cada vez más los deseos se dirigen hacia los sujetos y objetos más conocidos. Con gran sorpresa, ahora Anica, Frasquita y Chucha quisieran ser enfermeras, cocineras, doctoras o abogadas famosas; en el barrio estéril, Marica, Conchita y Lolita, a todo trance, desean convertirse en Carmen, Aspasia o en la marquesa, Madame de Pompadour. Por supuesto, los varones, favorecidos desde la cuna hasta el féretro, siempre sueñan despiertos con la "grandeza" venidera; no importa si su estado social y clasista real ni sueña ni truena. Dieguito quiere salirse con la suya, desea ser gran marinero, va a descubrir El Cabo de la Esperanza. Carlitos está hechizado por la riqueza familiar, pero piensa en ser un gran economista político. Por otro lado, Tobalito y Bartolo acaban de averiguar las costumbres exóticas de los habitantes de las Islas Vírgenes; en todo caso, Chavito ya es Presidente de la República Revolucionaria Democrática Mundial. En el Hotel Hilton, Pepe está bailando con Marisela Peña, Doloritas y Dolorcitas, pero, de todos modos, anhela casarse algún día con la reina vírgen, con Belita.
En la aurora humana, todavía todo cambia, intercambia, fluye y vive. Da la casualidad, que ayer Paquita fue una mariposa, hoy es una serpiente seductiva, y mañana será una esfinge viva; todo el día está hablando con la muñeca; de vez en cuando, con la piedra, y en la noche, con la luna llena. Se ve que Pancho y Panchita están jugando con la pelota viva, la cual, en cambio juega con ellos, les escapa y les espera. Cae de su peso que en los procesos juveniles existen fuertes contradicciones y negaciones. Los niños y chicos muchas veces están confrontando varios temores reales e irracionales. ¿Cuántas veces la sombra se ha convertido en un dragón chino? En la medianoche, el cuarto llega a ser un mar tempestuoso; en la madrugada, la cama se transforma en un volcán activo, y las lágrimas caen como lava perpetua. La espinaca se cambia en un brujo, y a pesar de la esperanza de competir con Sansón o Popeye, el chico ni siquíera quiere tocarla más. Durante los años tiernos de la pubertad, paulatinamente el joven se interesa en las frutas prohibidas, en los asuntos ominosos, en las películas reservadas para los adultos, por lo general, en las cosas que acontecen después de las ocho de la noche, cuando él urgentemente tiene que entrar en el mundo maravilloso de Alicia.
De súbito, la mozuela registra la discriminación de sexo subrepticia; el joven odia al autoritarismo subdominante; en general, la juventud madurante llega a ser consciente de su existencia subdesarrollada. Siempre un adulto lo está llamando. En todo caso, concierne al trabajo o algún castigo. Los jóvenes comienzan a odiar sus propios nombres, hasta quieren "matar" a sus tiranos familiares. Se despliega una rara contradicción "Odio-Amor”. Así surge el proceso emancipatorio contra el status quo patriarcal y autoritario. El resultado lógico es que los padres no comprenden más á sus propias creaciones y procreaciones.
Ahora, Goyo o Tula desean tener alas para volar hasta la Isla de San Salvador; Carlito desafía al invierno ruso, quiere conquistar a San Petersburgo en el Octubre venidero. Aquellos que no aspiran hacia las estrellas simplemente quieren desaparecer, desean llegar a ser invisibles. Están aplicando la política del avestruz, se convierten en el Hombre Invisible de la televisón. Al fin, los pavos, las chamas y panas, los canarios y los vientos turbulentos, están inspirados por la mirada a largo plazo, esperan la distancia larga, invitan a los horizontes fluyentes, entran las islas exóticas y aproximan el paraíso citereo. Ellos llegan a ser extraños en su propio hogar edénico, quieren huir de la insoportable realidad social. Quieren estar en todas partes al mismo tiempo. No desean perder ninguna fiesta, ¿Quién sabe?, tal vez, lo esperado y lo inesperado se encuentren ahí.
Bruto y Xantipo siempre están esperando al ladrón favorito; quisieran mostrarle todas las cosas secretas y valorables, debería llevarsélo todo, incluso a ellos mismos. En todos los papeles disponibles, Marlene está diseñando sus proyecciones anticipatorias, en panoramas, países e islas desconocidos, lejanos y utópicos; Ellyselda hace lo mismo, sólo prefiere pintarlas en los colores del arco iris; Norma las transforma en palabras, en literatura y poesía; Marina las eleva a la dimensión musical, al dominio de Paganini. Ventura y Simbad disfrutan la vida turística en el Pacifico del Sur. Magellan y Magdalena acaban de llegar a la Isla de las Aves. Así, todo el mundo quiere mejorarse, está soñando con el mundo mejor, pero, ¿Hasta cuándo? Y, ¿Quo vadis? Pero no importa, esta juventud no tiene ningún problema con el ¿Qué hacer? leninista.
Para entonces, en la pubertad, las futuras carantoñeras todavía flirtean con la timidez angélical, todavía no hacen los "cocos locos" en las fiestas; los venideros buscaplaceres aún irradian una frialdad congelada. Claro que si, en la radiovisión, en Venevisión, artificial y prematuramente, los "Mini-Pops" y las "Mini Estrellas" supuestamente ya cantan las claras, pero sin saber nada del canto del gallo golpista capitalista. Los más oprimidos ya sufren del orgullo falso, del narcisismo psicopático, de la dissociación psicótica. No obstante, el castillo de Drácula todavía no es un "Eros-Centro" sangriento; mucho más tarde, el chamo soñará con su harén oriental privado, visitará su "Strip-Tease" especial, llegará la "princesa azul", el "Gran Amor". Después, del mismo modo, la pava madurante deseará la vida solitaria, quisiera ser soltera, pero quiere tener su propio hijo, el producto sexual de un hombre distinguido.
De ahí que, muy pronto, hasta en los barrios, alrededor de la edad de trece a quince años, los dulces deseos exótico-eróticos se introducen. Ahora, ningún joven quisiera estar a solas. Paulatinamente, todo el mundo pierde el interés en la soledad subjetiva. Si el "príncipe dorado" , no llega a tiempo, la fantasía juvenil tendrá que reemplazarlo. Físicamente los pavos se transforman en sus idolos internacionales, en Grace Kelly, Camilo Sesto, Yuri, Melissa, Bertie Osborne, aún en Ché Guevara o Fidel Castro. Ahora, lo aparente, la apariencia, gana suma importancia. Todo el mundo pregunta: ¿Espejito, quién es el más guapo en todo el universo?
Ahora, ha llegado el momento triunfante del capitalismo, de la ideología, los comerciales, la propaganda, la religión, los productos de cambio, todos dan la respuesta: ¡el Superindividuo, Tú! "Superman" y la "Mujer Maravilla” están a las mil maravillas del consumismo.
Lentamente, si la Revolución no avanza, la juventud envejece, aprende a olvidar, olvida sus sueños diurnos juveniles. Olvida el 27 de febrero, el 11 de abril, el "Viernes negro", el golpe petrolero. Los deseos explosivos desvanecen, pero sus imágenes quedan. La melancolía de la no realización se radica en la vida cotidiana. Los temores incrementan y las esperanzas disminuyen. Pero algo, algo no realizado, algo no pensado, como vis vitalis, como energía erótica, siempre está tocando a la puerta del ser humano alienado. Perpetuamente estamos buscando este Mejor, esta realización de nuestros propios sueños despiertos juveniles. Al fin y al cabo, Realización es Materialización, es Hacer-Pensar, es Práxis-Teoría. La Teoría es la continuación de nuestros sueños diurnos juveniles, la Práxis es la realízación permanente de ellos, a través de una larga vida fructífera y productiva. El producto transhistórico de esto, la Síntesis, es la Revolución-Emancipación Humana.