En éste andar por mejorar la vida, por arreglar el mundo, en ésta afanosa carrera de revolucionario, en medio de luchas sociales que convulsionan la América entera, en esa lucha de valores contra valores para construir espacios convivenciales, que dignifiquen la vida, la muerte es un accidente cotidiano. Pero la muerte de un camarada, convertido en el tiempo en un amigo y que se vuelve tu hermano, es siempre dolorosa, arruga el corazón y por muy hombre que se sea, siempre se humedecen los ojos, se quiebra la voz al nombrarlo y eso no revela otra cosa que el dolor.
Gustavo, se nos fue a otra dimensión, lo sembramos en la patria que algún día será buena, para fertilizar los campos de la esperanza, hacer posible la libertad. Aunque debemos hacer un tiempo para llorar, a los compañeros que se han ido, mientras afilamos los machetes y afinamos la puntería y sobre la experiencia valiosa de estos compañeros y su ejemplo militante, proseguiremos el camino de la utopía.
Gustavo, toma el corazón del colectivo del PRV-RUPTURA y tenlo en tus manos y cuando llegue el momento y la hora de la victoria que abrirá caminos para la emancipación, pon también tu corazón y la de todos los revolucionarios, para que el sol también los caliente.
Tu ejemplo militante, tu amor, tu solidaridad, tus esperanzas, tu sonrisa, tu amistad, tus alegrías, tu calidad humana, tus locuras y tus sueños, las dejas entre nosotros.
Feliz viaje hermano.
Enrique Contreras Ramírez