No es casualidad que la televisión produzca como lo ha hecho, servidores políticos, como es el caso de Vanesa, Mario y Aristóbulo, es todo un proceso de aprehensión visual y presencial virtual, donde el espectro televisivo actuó por inducción en la acción y decisión de los delegados para la postulación previa y para los voceros, voceras y comisionados y comisionadas electos en cada uno de los batallones; ante esta realidad que creo incontestable, se pueden extraer varias lecturas a las cuales me referiré una a una en procura de poder determinar si efectivamente se corresponde con las elecciones a nivel de cada batallón y si por antonomasia respetuosa de las decisiones de la base se cumplió con el mandato en cuestión.
En primer lugar, el hecho de ser protagonistas directos a través de la pantalla proporciona el conocimiento de los personajes y el aporte que ellos dan al proceso en su construcción, donde cada uno en su rol sirve de intermediario ante la masa chavista militante o no militante, simpatizantes y allegados. Hasta este punto podemos decir que como punto referencial y extensivo del Aló Presidente y las líneas que emite el presidente, prácticamente no hay otras vías de acercamiento con el conglomerado que apoya el proceso de cambios y transformaciones que las que se derivan de la actuación televisiva de los mencionados camaradas, es por ello de su importancia y poder de penetración que como medio audiovisual nos permite identificarnos con cada uno de ellos, lo que hace que la influencia hacia muchos delegados, voceros y comisionados ejercida por ellos haya sido determinante en los resultados, independientemente, que muchos no los vean como voceros estrictamente políticos o como militantes natos de la organización.
Luego habría que considerar el aspecto referido a la calidad política de cada uno de ellos, en el caso de Aristóbulo, conocemos la trayectoria política partidista y el accionar en la gestión pública, lo que lo convierte desde este punto de vista como invulnerable, se conoce su capacidad política y poder de convocatoria para tales fines; en el caso de Mario, el trajinar político partidista es poco conocido si lo hubo, no obstante su labor virtual está revestida de un alto contenido de respuesta política más no partidista, de convicciones ideológicas pragmáticas y con un norte bien definido, esto por supuesto compaginado con un estilo de vida cónsono con ese pragmatismo, habría que ver el grado de compatibilidad con la disciplina y el devenir partidista.
El caso de Vanesa merece un aparte, debido que ella deviene de la lucha universitaria donde se erigió como una figura combativa y sin mediateces, desconozco su capacidad ideológica, pero la sobriedad en los planteamientos y la profundidad de sus argumentos parecen derivados de esa condición, al igual que Mario el grado de compatibilidad con la disciplina y el devenir partidista serían cosas por ver, dados las posiciones de ella alejadas de cualquier tipo de medrismo circunstancial.
En fin de cuentas es importante destacar la enorme diferencia que puede haber entre lo que la imagen televisiva vende y la condición político partidista recién asumida; con la excepción de Aristóbulo, los casos de Mario y Vanesa, si los medimos por la capacidad de transmisión a través de la pantalla chica, nos preguntamos, representarían el mismo impacto en el seno del PSUV, tenemos que apostar que lo harán bien, conocidos los elementos de la moral y la ética demostrados en la acción pública y notoria, en la conversión de paladines de la comunicación a servidores políticos podría haber una tremenda diferencia siempre y cuando no sepan combinar ambas experiencias, una conocida por ellos y otra en función de lo nuevo, de las expectativas de trabajar directamente con la gente en el seno de un partido que acaba de nacer y que representa la fortaleza que el proceso bolivariano requiere como el partido de la revolución bolivariana y socialista.
No es tarea fácil construir un partido revolucionario, en donde las tendencias existentes en buena lid, formatearán su propia construcción y más de ello, la implementación, elaboración y ejecución de Política con P mayúscula, debe hacerse en función de la plataforma gobierno, partido y pueblo. Hasta ahora, el presidente ha sido el paladín político de su propia creación, es decir que la combinación del partido con la influencia del presidente dictará la manera y alcances de los éxitos en el devenir político, electoral y social de los próximos años.-
En el seno del PSUV convergen viejos militantes, camaradas y amigos con una nueva generación venida a más y producto del aluvión chavista y revolucionario que al fin tendrá formato y acción equilibrada, pareja, equidistante, estratégica, coyuntural, ecuánime, trascendental y sobre todo victorioso y revolucionario. Las circunstancias serán impuestas en oportunidades por la derecha, ante quien tendrá que responderse de manera enérgica, contundente, de tal manera que se llene ese vacío que a veces se prolonga en un espacio que los medios del Estado hasta ahora no han sabido llenar, esa es en nuestro concepto la principal tarea que deben cumplir los camaradas integrantes de la dirección nacional sin olvidarse que existe una base pendiente de sus actuaciones y decisiones, unidad en el mensaje y sindéresis en la vocería es una exigencia importante para evadir las contradicciones que puedan ocurrir.
Al adversario interno que no descansa, lo sabemos, porque detrás está la mano infame del imperio, cero oportunidades ni para coger impulso, es la hora de la consolidación y las oportunidades una a una hay que aprovecharlas y con ellas avanzar en la definitiva libertad de nuestro pueblo y nuestra patria.
rafaelfebles@yahoo.com