Soy una joven de 57 años, que no quiso terminar sus estudios, con todas las excusas que cualquier humano le pudiera presentar y parecían válidas, pero hoy, entre nos, le confieso que fue por desidia, no entendí del porqué, ni del para qué debía prepararme.
Por supuesto que mi madre me recalcaba todos los días “Carmen, estudia no te quedes como yo, mírate en mi espejo, que por no estudiar y dármela de viva terminé limpiando “mierda”. Ella fue una enfermera auxiliar y eso era lo que le tocaba hacer, ya que las graduadas, con sus excepciones, no bajaban a ese nivel y evitaban ese contacto directo que hay entre enfermera y paciente.
También buscó el método, no muy pedagógico y ni así logró que terminara el bachillerato. Pero dejo muy claro, que esa mujer luchadora y adelantada para su tiempo, lo intentó. En mis partes traseras, quedaron vestigios de su desición para que yo fuera alguien en esta vida.
Ahora aparece usted, con esas misiones educativas. Al principio, me inscribí con el solo fin de terminar el bachillerato y listo, pero ahora, el gusanito del conocimiento está en mi cuerpo y espero con ansias el día de clases, para alimentarme de la sabiduría de mis facilitadores.
Usted me ha hecho entender el porqué y el para qué tenemos que prepararnos. Me doy cuenta, que así como a mí, a nuestro pueblo lo mantuvieron en la oscuridad, para poder cometer atropellos, que a través de los años habían venido perpetrando, ya que un pueblo ignorante es el mejor cultivo, para las triquiñuelas de los apátridas de nuestro País y es manejado al antojo de cualquier sátrapa que piense en desplumar al venezolano de sus derechos y riquezas, pero sobre todo de su Dignidad como venezolano.
Hoy, luego de asimilar esas palabras que siempre nos repiten hasta el cansancio: “Un pueblo sin estudio, es un ser incompleto” entiendo la angustia de mi madre para que me preparara. Si viviera estoy segura, que estaría entre nuestras filas revolucionarias, luchando contra el imperialismo y contra cualquier persona(s) que quisieran acometer contra nuestra Constitución.
No será bajo el Samán de Güere, pero hoy 29 de marzo de 2008, en dirección a Valencia, “Juro que me prepararé para darle a mi Patria, el apoyo que necesite, en cualquier ámbito y hasta que mi cuerpo aguante”.
¡Comandante, ordene!
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