Lo que ayer parecía fruto de la fantasía de escritores y guionistas de películas, lo que estaba limitado a la denuncia de algunos cabezas calientes extremistas, hoy es una posibilidad que se concreta ante nuestros ojos, aceptada por todas las mentes sensatas del planeta: "La Humanidad Corre Peligro"
Lo denuncia Fidel, una de las mentes más claras de la humanidad, y también lo denuncia Al Gore, que conoce las entrañas del monstruo porque de allí pertenece. El grupo de los ocho, que agrupa a los países más industrializados del mundo, muestra su preocupación por la situación, y también lo hace la UNESCO.
Prácticamente es unánime la sentencia: la humanidad corre peligro y con ella toda la vida planetaria. Ya no se trata de una predicción, de una posibilidad para el futuro, estamos viviendo el deterioro alarmante de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta.
Los ríos se secan, los glaciares se diluyen, inundaciones azotan en sitios inverosímiles, los Polos se derriten, los bosques desaparecen en desiertos, el clima está loco, los huracanes son cada vez más fuertes, se extinguen flora y fauna, la temperatura sube a niveles incompatibles con la vida de muchas especies.
Todos están de acuerdo en que el Mundo Corre Peligro. Todos aceptan que el planeta no soporta el impacto ecológico de la civilización depredadora. Donde comienzan las divergencias es en las causas de ese peligro y la manera de superarlo.
No intentan resolver el apremio, salvar a la humanidad, por el contrario, intentan salvar al capitalismo, buscan las maneras de seguir con su carrera demencial de robo, consumo y producción insano. Esconden la realidad, la deforman, en definitiva, nos llevan al suicidio.
Reconocen la alarma pero escamotean la causa, se limitan a tratados y propósitos de enmienda que nadie cumple. La causa fundamental del peligro que corre
la humanidad, digámoslo de una vez, es EL CAPITALISMO. Para salvar a la humanidad es necesario estudiar al capitalismo, y conseguir la manera de superarlo. Veamos.
EL CAPITALISMO ES EL CAMINO A LA BARBARIE
El capitalismo es la culminación de la evolución de sistemas de organización de la sociedad humana basados en la posibilidad de la apropiación de unos hombres por otros hombres.
Al principio fue la apropiación de la vida entera. Unos hombres eran literal y absolutamente dueños de otros hombres, era la esclavitud. El dueño debía velar por el esclavo, como quien cuida a un animal de su propiedad, alimentarlo, cobijarlo, vestirlo, y el esclavo y su trabajo pertenecían enteramente a su dueño.
Otra forma de organización social, pero con la misma esencia, es aquella donde unos hombres se apropian, no ya del hombre sino del producto del trabajo de esos hombres, le arrebatan sus cosechas, le dejan una parte suficiente para una vida miserable. De esta forma se desentienden de las responsabilidades que tendrían si fuesen dueños del trabajador, pero tienen los beneficios, el fruto del trabajo.
Otra manera de organización social, es el capitalismo, donde unos hombres se apropian del tiempo vital de otros hombres, este sistema es en esencia igual a los dos anteriores, es una forma de esclavitud, pero da una sensación de libertad.
A los hombres se les hace trabajar lo necesario para mantenerse y además deben trabajar un plus, sobre tiempo necesario para mantener la opulencia de los apropiadores y la reproducción de su riqueza. Se crea una sensación de libertad que cubre la feroz situación de esclavitud que obliga a los hombres a trabajar para el apropiador, es la perfección máxima del sistema de vasallaje.
Las cadenas dejaron de ser metal, para convertirse en creencias, miedos, cultura.
Es la culminación de un proceso evolutivo de la civilización humana, basado en la propiedad privada, que ha llevado a la especie a una encrucijada de definiciones vitales.
Veamos como el capitalismo nos ha llevado a los linderos del infierno:
En una sociedad donde la forma de propiedad hegemónica de los medios de producción sea la propiedad nosocial, necesariamente existirá la posibilidad de que unos hombres compren el trabajo de otros hombres, o dicho más directo, los hombres se transforman en mercancías. Eso la caracteriza.
Si hasta los hombres se pueden comprar y vender, entonces todo en esa sociedad será factible de compra y venta. La transacción entre mercancías, es la esencia de la economía de esa sociedad. En esta situación se erige un mercado donde las transacciones entre mercancías se efectúan.
En el mercado se produce una lucha feroz, una competencia entre mercancías, todas pugnan por conseguir cambiarse por dinero, que es la mercancía universal. Esta competencia es consustancial al mercado, el hombre ya no se relaciona con otros hombres sino a través de las mercancías.
El hombre entra en esta feroz competencia como la mercancía que él mismo es, y como poseedor de mercancías.
Ahora bien, para que esta cruel competencia sea posible, es necesario que exista una cultura que la justifique, la reproduzca, la perpetúe. Es la cultura capitalista. Tiene que existir una ética, una moral que calce con esa situación de guerra de todos contra todos, de fragmentación de la sociedad.