Según dicen los que saben, en la guerra hay que cuidarse tanto de los enemigos, como de los aliados. De ser cierto este axioma, lo cual parece no tener equivocaciones, la gente opositora debe estar bien mosca con sus acólicos, ya que la desesperación que los embarga pudiera ser la razón de que cualquier cosa pueda pasar entre ellos, dénse cuenta que por el gobierno no tomar en cuenta esta premisa el gordo Rosendo, Miquelena y demás golpistas le estaban jugando kikirigüike al Presidente Hugo Chávez.
La cuestión se torna de un grave profundo toda vez que ya una vez los traicionaron, llevándolos de carne de cañón para una concentración en la que todo estaba preparado para que se convirtiera en una carnicería humana, tal como en efecto sucedió. Lo que sucede es que ahora la cacería será selectiva, ya que, descubierta la anterior estrategia, lo que viene será la escogencia individual de personas que servirán de víctimas para justificar un nuevo golpe de estado.
De esta manera, vean ustedes que ya el confidente del abogadito-militar ese formador de peos, acaba de ser auto-asesinado. Vean que la viejita esa también formadora de peos le acaban de dar una paliza y los muy brutos ique se identificaron como afectos a la revolución, al mejor estilo del personaje aquel de Por estas Calles, El Hombre de la Etiqueta. Cada vez los blancos irán siendo personas más conocidas, hasta llegar a los líderes de la contrarrevolución; sin embargo la estrategia para las concentraciones seguirá siendo la misma sólo si el gobierno responde con contramarchas, ya que en el bululú pueden esconder a los sediciosos asesinos. Sabiendo que en la oposición hay muchas personas que ingenuamente van a protestar de corazón, no queda otra que decirle: ustedes deben cuidarse más de sus propios compañeros que de la gente afecta al gobierno, ya que los únicos interesados en el caos son ustedes mismos, de allí que hayan mentes macabras maquinando la mejor manera de que el momento sea más caótico.
La otra cosa es que los mismos dirigentes deben estar moscas, ya que ellos pueden ser las próximas víctimas de El Hombre de la Etiqueta; de todas maneras les digo que cualquier parecido de Hidalgo Valero con el vengador personaje es obra de la casualidad.
Señores de la oposición: ¡cuídense de ustedes mismos!
Héctor Acosta Martínez (eleco12@hotmail.com)