Murió para vivir

Estas memorias históricas son intermitentes y por eso a ratos olvidadas, porque así precisamente es la vida de los revolucionarios. La intermitencia de los anhelos del sueño de la libertad no permite sostener esos días de lucha y de intenso trabajo. Si observamos profundamente, en el mundo histórico, Marulanda encuentra todo desvirtuado en su patria Colombia, todo desmoronándose, todo dentro de una miseria y una desgracia como es el hambre por eso busca fundamento en una realidad potente y permanente, depositó su animo, su conciencia, en el núcleo energético de la revolución campesina y la promovió como una creación esperanzadora y al paso del galope de la guerra, él sabia que con ella llegaba la muerte, pero también con ella estaba la anhelada paz, la justicia y la libertad de su pueblo, por eso vivió como el fotógrafo porque pudo fotografiarlo todo y eso lo hizo ver la pulcritud de los detalles; hizo una galería y pudo tactar el fantasma de las oligarquías sacudidas por su fuego y por la sombra de su época. El vivió la vida de otros para entender su vida y dejar su historia, paginas que se desprenderán para siempre porque su vida colombiana, así muchos no lo quieran entender, es la vida de todos los colombianos sojuzgados ;marginados y olvidados, a diferencia de aquellos que se confabularon con los explotadores, Marulanda fue inclemente con los oligarcas, contra ellos lanzo una diatriba revolucionaria cargada de colérico menosprecio, odió a los “godos” hombres patéticos falsos como humanos, surrealistas de la libertad, la paz, la justicia y la igualdad, indiferentes ante el pueblo marginal, escapistas que solo buscan poder y capital para hacerse cobardes y cumplir los designios de esa maldita clase dominante.

Marulanda llego al final, pero no creo que signado por el mito, como pretenden venderlo ahora. Marulanda pasa a ser el hombre, el revolucionario mas grande e importante de la historia colombiana, así, el gobierno y la oligarquía no le quieran dejar entrar, pero sus hechos, sus hazañas hechas de carne y hueso muestran que murió para vivir para siempre en el corazón de los verdaderos revolucionarios del mundo.

“Asesino”, “bandolero”, “asaltante”, “terrorista”, “traidor” también todos esos epítetos se los gritaron a Bolívar, a Jesús, a Marx, al Che, a Fidel, ellos han denigrado a cada revolucionario porque pretenden acabar el camino que busca toda la humanidad, antes que todo ser humanos. La muerte del viejo Marulanda es el comienzo del triunfo, porque ahora es que a las oligarquías y a los gendarmes del capitalismo les va a ser difícil darle muerte. Ahora lo buscan afanosamente, saben que está muerto, pero necesitan crucificarlo, cortarle la cabeza, como hicieron a José Antonio Galán, echarlo de bruces y arrastrarlo por todo el pavimento de las calles Bogotanas, como lo hicieron con Jorge Eliécer Gaitán, para que el pueblo de Colombia y el mundo se de cuenta de quienes son lo amos

¡Adelante guerrillero! Porque tu te opusiste siempre con tus hombres a incumplir el deber capitalista como fue el de producir, obedecer, sufrir y callarte. Tu guerrillero, si sabias el grito y el dolor de tu pueblo. Has muerto para vivir.

vrodriguez297@hotmail.com


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Víctor J. Rodríguez Calderón


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