I Nadie escoge la manera de morir. Ni el momento. Aun cuando cada quien desee, íntimamente, que el último segundo de vida llegue de una determinada forma. Alguien me contaba que una mujer le dijo una vez algo que lo sorprendió: "Quisiera morir de vieja y de parto". Ella no tiene hijos. No los puede tener y los desea con ansiedad.
II
Manuel Marulanda murió muchas veces. Durante cincuenta años en la selva siempre lo acechó la parca. Escapó a embocadas, atentados, al paludismo, a la malaria y a las picadas de culebra. Tenía, como suele decirse en lenguaje coloquial, las siete vidas del gato. Pienso que tenía muchas más, y seguro que hubiera querido morir distinto a como murió el pasado 26 de marzo. En vez de una falla del corazón habría preferido un balazo. O dejar este mundo en un bombardeo del Ejército, como le ocurrió a su compañero Raúl Reyes. O como el Che, preso y fusilado. Una muerte heroica.
III
Pero lo que le ocurrió a él es típico de su país. Esas cosas sólo pasan en Colombia y, por supuesto, en los libros de García Márquez. Que alguien que desde chiquito desafió todos los riesgos y corrió innumerables peligros, que no rehuyó enfrentar a la muerte en ninguna circunstancia, haya fallecido de un infarto, en brazos de su compañera, es lo más parecido a un pasaje de Cien Años de Soledad.
Puro realismo mágico. Ficción convertida en cruda realidad.
Realidad imaginativa.
IV
Una vez leí una entrevista que le hicieron a Marulanda, y a la pregunta sobre qué le gustaría hacer cuando terminara la guerra, contestó: "Ir a la matinée en el cine de mi pueblo". Yo creo que este hombre, probado en la más dura adversidad y acostumbrado a todo género de sacrificios, conservaba intacta la ingenua sencillez del campesino. Fue forzado, al igual que miles de compatriotas suyos, a optar por la guerra. Pero en el fondo quería la paz. Se hizo guerrero acosado por las circunstancias, cuando la violencia de las oligarquías se apoderó del país, y en las veredas de Colombia los humildes morían como moscas, víctimas de la acción criminal de los "pájaros", los "chulavitas", y luego de las "autodefensas", los "paramilitares" y los militares que son la misma cosa-. Cuenta Jacobo Arenas, ideólogo de las Farc ya fallecido, que la primera guerrilla fue financiada con dinero de los oligarcas liberales para defenderse de los oligarcas conservadores. El patriarca de la dinastía Santos -Eduardo Santos-, junto a Carlos Lleras y otros, apeló a ese recurso. Marulanda era entonces un imberbe que se unió al movimiento empujado por la necesidad de salvar la vida.
Quién iba a pensar que con los años, un descendiente del ex presidente se lamentaría que el corazón de Marulanda le jugara -al ahora ministro- la mala pasada de no poder reivindicar la muerte violenta del guerrillero como trofeo de guerra.
Así funciona esa mezcla tangible de ficción y realidad en el insondable mundo mágico colombiano. Donde todo puede pasar.
V No he sido cultor de la violencia. Repudio el terror personal o de grupos políticos al servicio de una causa, al igual que el terrorismo de Estado. Pienso que si el Estado de derecho brinda un resquicio para luchar pacíficamente hay que utilizarlo. No fui partidario en Venezuela de la violencia en que incurrieron sectores de izquierda -y lo dije en todos los tonos- en respuesta a la represión provocadora que montó el sistema en las décadas del 60 y 70, pero no vacilé en denunciar las incontables violaciones de los derechos humanos y defendí a miles de compatriotas perseguidos y vilipendiados.
VI
Por eso me niego, ante la muerte de Manuel Marulanda, a escupir sobre su memoria. A montar un festín con análisis banales, o simplemente comprometidos con poderes fácticos nacionales y transnacionales. Para mí alguien que luche toda la vida por una idea, por una causa, y no claudique, así no comparta sus puntos de vista ni muchos de sus métodos ejemplo: algo despreciable como el secuestro-, merece respeto. Probablemente esa persona vale más que aquellas que danzan en torno a su cadáver. Porque Marulanda es mucho más que él: es un tiempo histórico.
Si una guerrilla logra sobrevivir cincuenta años no es por la maldad que pudiera encarnar o por el temor que inspire.
Siempre hay un trasfondo social y una razón respetable que la mantiene y justifica. De la misma manera que Chávez es mucho más que él mismo; al igual que Fidel, Correa, Ortega, Evo, y otros en el mundo.
VII
Con la muerte de Marulanda no concluye un proceso. La violencia sigue intacta. Porque los problemas que llevaron a Marulanda, sin proponérselo, a la posición que detentó por décadas siguen vigentes y agravados. Algunos analistas colombianos afirman con ocasión de su muerte que la guerrilla sufre "la fatiga del plomo", para concluir que las guerras civiles terminan por cansancio. Como recurso literario la explicación es aceptable, mas estoy en desacuerdo. Muchos ejemplos históricos la rebaten. Incluso las propias Farc pudieran desaparecer, al igual que todos los Marulandas, pero vendrán nuevos procesos y personajes mientras en Colombia subsistan las causas económicas y sociales que generan la injusticia. Entonces, ¿para qué satanizar a un hombre?.
LABERINTO
El racismo y el fascismo
que están detrás de quienes se oponen a los procesos de cambio en la región, mostraron otra vez el rostro el pasado 25 de mayo en Sucre, Bolivia. El acto conmemorativo de la independencia fue saboteado por turbas que agredieron a toda persona con aparente origen indígena y humillaron a 50 alcaldes y concejales quechuas obligándolos a desnudarse en las calles. Claro está que los medios de comunicación silenciaron los hechos. Para ellos la noticia es la causa derechista de la autonomía y no la vejación de personas por su origen étnico y social...
Si los resultados
de las encuestas que se hacen actualmente se mantienen, la oposición se llevará tremenda sorpresa el 23N...
El gobierno peruano
se coloca en la misma línea del colombiano: es el subsatélite del satélite en la región. Por eso el almirante Stavris visitó Perú por segunda vez desde que asumió la jefatura del Comando Sur. Evalúa el traslado de la base de Manta de Ecuador a Perú...
El ex portavoz
de Bush, McClellan, asegura que éste "vendió la guerra de Irak con propaganda". Descubrió el agua tibia: todas las guerras se venden con propaganda.
También él venderá muy bien su libro que escribió con lo que calló cuando era un privilegiado en la Casa Blanca...
Apartando
el filo anti Chávez, presente en el planteamiento de Pompeyo Márquez sobre Isla de Aves en su artículo en este diario, comparto lo que él señala.
Hay maniobras preocupantes tendentes a desconocer la soberanía venezolana sobre la estratégica isla.
Seguramente que el imperio -que Márquez no mencionaestá detrás de la maniobra.
jvrangelv@yahoo.es