Como a muchos, el rescate de Ingrid Betancourt y de los 14 retenidos me tomó por sorpresa. Aunque era una buena noticia porque habíamos seguido de cerca la penosa situación de la senadora colombo-francesa, se tornó en un evento digno de una película norteamericana con efectos especiales. Sobre este rescate o cambio, o lo que sea, les presento mis consideraciones.
1) Por su buena condición física, la Ingrid vestida con uniforme militar poco se semeja a la mujer cadavérica de la foto de unos meses atrás, un documento gráfico que produce escalofrío y compasión. Luce vigorosa, como si ese rescate, o canje, se hubiera producido antes de que se diera a conocer por los medios televisivos, con lo que ella habría tenido un tiempo para recuperarse. No muestra signos de agotamiento. Hasta la dentadura la tiene cuidada. ¿Será que ser prisionero de las Farc no es como lo pintan por ahí? 2) La versión que dio el ministro colombiano Juan Manuel Santos de si un actor parecido al Che Guevara, una enfermera rubia, dos actores más; uno australiano y otro italiano, engañan a las guerrilleras, nos hace pensar en un filme taquillero.
Eso es tan típico del Gobierno colombiano y de sus aliados norteños como lo acontecido supuestamente con las computadoras. Se trata de algo que nos trae a la mente las palabras: cámara, acción y corten.
3) La exacerbada gratitud de Ingrid hacia Álvaro Uribe, olvidando que el presidente Chávez medió por ella, pero el mandatario de Colombia le puso muchas piedritas en el camino.
No obstante, al fin y al cabo, que sea Uribe el que se ocupe de sus asuntos aunque lo haga de la forma acostumbrada cual show mediático, es lo ideal y también es lo que se espera en la hermana república desde hace tiempo.
4) El recordatorio de Ingrid al gobernante Chávez de que el pueblo de Colombia eligió a Uribe y no a las Farc sin tomar en consideración que el grupo armado no ha tenido una oportunidad de medirse con el actual Presidente colombiano en una contienda electoral, es un comentario de mal gusto, muestra de ingratitud y de un pensamiento político limitado por parte de esta senadora que decepcionó a muchos que la creían diferente.
5) Cuando circuló la noticia, a través de la emisora suiza Romande, de los veinte millones de dólares que se habían dado por la liberación, lo anterior tuvo sentido. Se vislumbró la estrategia política de Uribe de propaganda para su reelección.
Por lo anterior, la liberación de Ingrid Betancourt deja bastante que desear. La reflexión es que Uribe está tomando partido del debilitamiento de las Farc pero, a la vez, dándole fuerza a la intromisión del Gobierno de EEUU en su territorio. No sé qué es peor.
A pesar de lo expuesto en líneas anteriores, como todo tiene su lado positivo, para los ratos de esparcimiento les sugiero que no se pierdan en su cine más cercano la historia de Ingrid, la retenida, que promete tanta acción que supera la ficción. "Cuando recoja su entrada recibirá unos lentes mágicos que le permitirán ver en tercera dimensión algunos elementos e integrantes como el helicóptero del que se bajó Ingrid, la enfermera rubia y el actor que recuerda al Che".
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