Matarifles de carretera

El desarrollo humano y la cada vez más densa población, que ocupa los espacios geográficos del planeta, ha venido invadiendo y eliminando poco a poco los espacios vitales de los animales silvestres. Con el nacimiento de una nueva comunidad rural consecuentemente se le arrebata el habitad a cualquier especie que utilizaba ese lugar como sitio de refugio, alimentación o reproducción, así mismo cada comunidad amerita del acceso o vía de comunicación para el ingreso y salida de los lugareños, precisamente allí es donde se apertura el matadero permanente que acaba la vida silvestre.

Nuestras carreteras se llenan a diario de decenas de animales muertos por efectos del impacto o arrollamiento de los vehículos automotores, los mismos que transitan desplazando a los otros animales, los pensantes o superiores, que somos nosotros los humanos. Algunas veces las muertes son producto de accidentes por lo imprevisto cuando los animales ingresan por las noches a la vía, pero otras veces, la mayoría, es producto de ese instinto asesino de muchos conductores que disfrutan pasándoles por encima a los indefensos representantes de la fauna; Iguanas, Rabipelados, Osos Hormigueros o Palmeros, Babos, Zorros, Cachicamos y Gatos Monteses, entre otros, quedan destripados al borde de las carreteras y a sus matarifes parece les dio placer acabar con ellos, algunos chóferes cuando ven al animal en mitad de la calzada aceleran para alcanzarlo y segarles la vida para luego comentar jactándose de su capacidad en acertar con la llanta la cabeza del espécimen.

Los cadáveres destrozados se convierten en el alimento de aves carroñeras, quienes a tempranas horas de las mañanas a los efectos de mantenerse vivos salen a alimentarse en esos “restaurantes populares” que son las carreteras, sin embargo, como hay mucho “pata caliente”, los pobres Zamuros y Caricares pagan con su vida el aparentemente gratuito “picadillo”, porque también son impactados por otros matarifes incapaces de reducir la velocidad o alertar a los plumíferos con las bocinas de sus autos. El colmo es que cuando se rompe algún parabrisa las maldiciones para las aves son de marca mayor, ninguno admite su culpa, pues bien pudo disminuir la carrera y el avechucho hubiese alzado el vuelo en retirada momentánea del “escenario de combate”.

Me comentaba mi compañero de página de opinión, el Diputado (A.N.) Carlos Roque Espinoza León lo siguiente: -“¿Chico que les estará pasando a los pajarracos carroñeros?, cuando viajo semanalmente de San Fernando a Caracas y viceversa cada vez encuentro más cadáveres de plumíferos en las carreteras, parece que se están debilitando y ya como que no son muy rápidos en el vuelo ¿O será que por la contaminación ambiental se les ha disminuido la capacidad visual para ver los carros?” Yo le respondía: lo que pasa que en aquellos años de tu juventud y mi infancia los carros más comunes en el llano eran los Jeep Willies, Nissan Patrol, Toyota F2 y uno que otro Wolwagen, los cuales eran conducidos por nuestros adultos con mayor criterio de responsabilidad y precaución, además esos “motores” no desarrollaban altas velocidades, mientras ahora las cachetonas o burbujas, los avanzados modelos suburbanos de variadas marcas, con la inyección electrónica y multivalvulares, con elevado torque, han logrado colocar en manos de los irresponsables unos vehículos que desarrollan velocidades para competencias automovilísticas.

Que tiempo va a tener para escapar un indefenso reptil, marsupial o plumífero espécimen cuando de una curva sale de repente una “bala terrestre” a una velocidad que promedia los 160KMH, ante esa situación los ecologistas tendríamos que lograr inventar, al estilo de “Willie El Coyote”, unos cohetes ACME para aves, a los efectos de hacerlos elevar de inmediato o para que los Rabipelados y demás compañeros de “paseos viales” puedan eludir a los matarifes, que a diario “se tragan” centenares de kilómetros en muy poco tiempo.

Ojala para beneficio de la conservación de la fauna silvestre una nueva conciencia ecológica surja en quienes se deleitan matando animalitos en nuestras carreteras, así ya no tendríamos que ver ese dantesco espectáculo de cadáveres animales molidos o putrefactos en las carreteras del país.


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Oscar Adolfo Alvarado

Licenciado. Vicepresidente del Consejo Legislativo del Estado Apure. Presidente de la Sociedad Bolivariana del Municipio Biruaca.

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