Así dijo Galeano en Paraguay, en la toma de posesión de la presidencia por parte del obispo Lugo. Ello me permite hablar de nuevo sobre los Yukpas y las comunidades originarias que habitan nuestro país. Todas víctimas de una geopolítica que evoluciona contra la nación venezolana en la medida que se imponen los intereses transnacionales. Las comunidades de Perijá son exterminadas mientras avanzan el paramilitarismo e intereses de mafias que solo formalmente son colombianas. Es el imperio quien se va apoderando de esa frontera, con la complicidad de instituciones “venezolanas”. Los cariñas viven adversidades parecidas, aunque específicas.
Se continúa y profundiza, el camino que la humanidad fue tomando desde fines de la Edad Media, teniendo a Europa como centro. Desde ahí fue abarcando el planeta en la medida que a través de distintas clases de violencia, la cultura occidental se fue expandiendo.
El mestizaje fue un resultado positivo, pero tratando de someterlo a la racionalidad y los valores occidentales, que atentan contra la diversidad de la vida, de la cultura. Es el proceso de conformación y expansión del Sistema Capitalista Mundial.
La explotación y aniquilamiento de los seres humanos y de la naturaleza ha sido la consecuencia inevitable. Es la crisis ecológica planetaria que hoy vivimos.
La naturaleza dejó de ser la vida y la fuente de la vida, por lo tanto, sagrada, para ser transformada en recursos naturales, en materia prima, en mercancía. Los seres humanos han devenido en recursos productivos, es decir, en recursos humanos que poseen valor de cambio. El homo oeconomicus es el paradigma, la síntesis del individuo contemporáneo que no es un ser humano, también es una mercancía.
Una visión del mundo que considera que toda la naturaleza está viva y es sagrada. Que puede ser utilizada, pero no explotada. Que la producción es producción de la vida, no de mercancías. Que Dios está presente en las aguas, en los árboles, en todas las especies, incluida la especie humana. Por tanto, toda la vida debe ser respetada. Para el capitalismo y el socialismo desarrollista, estos son obstáculos para acumular poder explotando los recursos naturales y humanos. Tanto en Perijá como en la Amazonía, en África, en Asia…
Esto está en juego. He ahí el problema.
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