La flamante merma coyuntural de los activos bancarios norteamericanos está
siendo compensada por el Estado con cargo a la copiosa e inmediata emisión
de dinero inorgánico que se respaldará con ingresos tributarios futuros.
Con ese dinero carente de respaldo inmediato la Economía de EE UU saldría
adelante por varias razones de alto peso. Entre estas: Cuenta con una
población asalariada y babieca en materia de conciencia de clase proletaria.
También el auge y prestigio industrial internacional de la burguesía
norteamericana será ideológicamente asimilado como éxito suyo por parte
de los trabajadores norteamericanos. Además, sus agentes desperdigados por
el mundo capitalista recrudecerán sus tasas de explotación en los países y
sus compañías transnacionales con miras a suplir parte de las pérdidas
económicas que acarrearán sus correspondientes enfriamiento y recesión
económicos.
Esa inyección de circulante en el cuerpo parasitario de banca privada
implica una autodevaluación de facto para la divisa norteamericana.
Efectivamente, el volumen del circulante de dinero de la Reserva Federal se
incrementará en 700 millardos de dólares sin guardar correspondencia
inmediata alguna con el PTB, y esa inyección dineraria aumentará la oferta
de dinero, tumbará la tasa de interés bancario y provocará inflación en
todos los mercados tanto de bienes finales como intermedios.
El desempleo inmediatamente derivado de la consumada bancarrota bancaria
sumado a la inflación venidera configurará un cuadro stangflacionario.
Las recetas keynesianas ya resultan obsoletas para la envergadura de esta
nueva recesión que decuplica la de los años 20 del siglo pasado. "Una
Economía gigantesca suele esconder sus dificultades pero eso no significa
que estas no existan". Así lo aclaró el ex Secretario de Defensa de EE UU,
Robert McNamara, en su oportunidad.
Bien, las repercusiones económicas que derivan de nuestra
interdependencia con EE UU ya empezaron a ser magnificadas por los
sirvientes del empresariado burgués nacional. No aconsejan ajustes en las
nóminas y otros gastos burocráticos donde ciertamente parasitan muchos
funcionarios públicos de dudosa productividad. Muchos alumnos se anquilosan
en liceos y universidades, y existe mucho despilfarro presupuestario en
obras gubernamentales signadas por impunes corruptelas. Estos ajustes serían
de gran peso en el Presupuesto Nacional. La supresión de estos males no los
inquieta, se limitan a sugerir una inevitable nueva devaluación del bolívar,
precisamente cuando hay ahorita una coyuntura plurinacional muy favorable
para que nuestra moneda levante su cabeza sobre el moribundo dólar y
comience a expandirse como divisa preferencial suramericana.
Recordemos que tanto el dólar como el bolívar son monedas fiduciarias y,
matatis mutandis, nuestro bolívar es tanto o más fuerte que el devaluado
dólar.
Estos agoreros asesores de la Economía Vulgar y librecambistas por
naturaleza propia empezaron a reactivar el expediente de la devaluación
del bolívar y el incremento del IVA, so pena de devaluaciones acumuladas
para más adelante.
Son los espías y agentes del Liberalismo enquistados en institutos como el
"IESA". En esta alabada academia de economía se procesan curiosos criterios
economicistas que van desde la exportación de dólares cuando tenemos buenos
ingresos petroleros, pasando por la conseja de tomar empréstitos aun cuando
abunde la divisa norteamericana. Según destacan estos profesores del IESA
(tipo ex Ministro Nóbrega, Farías, etc.) se consigue dinero más barato, o
sea "más dólares para mejorar y ampliar la demanda de commodities
capitalistas extranjeros".
Otra devaluación del bolívar sólo beneficia a los tenedores de dólares y
estos no son precisamente los asalariados. Otra devaluación supondría un
craso desconocimiento del acontecer financiero mundial. Supondría el aborto
del proyecto bancario de Unasur, y, lo más grave, echaría por tierra la
gestión proindependentista del Presidente Chávez, habida cuenta que
semejante devaluación engancharía nuestra moneda al barco financiero que
ahorita tambalea en la Economía yanqui.
marmac@cantv.net