REVOLUCIÓN:
El Diccionario de la Real Academia Española define reacción como: “Tendencia
tradicionalista en lo político opuesta a las innovaciones”. Revolución como:
“Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de
una nación. Que está fuera de su natural estado, situación o modo. Que se
hace bruscamente, con ímpetu e intensidad extraordinarias. Dícese de lo que
hace uno contra su gusto, por ciertos respetos y consideraciones”. En
conclusión, “revolución” es un concepto reaccionario formulado por quienes
consideran “violento” cualquier cambio social que favorezca a las mayorías y
lesione sus intereses personales; cuando aquella se produce en un lapso tan
corto que obstaculiza el reacomodo de sus relaciones de poder, impidiéndoles
utilizar los cambios para su propio beneficio. Lo anterior explica el por
qué del calificativo de “violentos” que indefectiblemente va encadenado al
de “revolucionarios”, para quienes claman justamente por un cambio más
acelerado de las estructuras sociales; aun cuando quienes propugnen éste
último no actúen en consecuencia con el epíteto endilgado.
REINGENIERÍA:
"Reingeniería es la revisión fundamental y el rediseño radical de procesos
para alcanzar mejoras espectaculares en medidas críticas y actuales de
rendimiento, tales como costos, calidad, servicio y rapidez” (Reingeniería,
Ricardo Nemiña). Muchos de los que adversan –nacional e internacionalmente–
el proceso revolucionario que se vive en Venezuela, habrán utilizado la
“reingeniería” en sus empresas, demostrando con ello sus contradicciones
conceptuales: “Revolución” y “reingeniería” son sinónimos en cuanto a la
necesidad de revisar las causas fundamentales que ocasionan las crisis
sociales y en la conveniencia de rediseñar los procesos políticos para
alcanzar mejoras sustanciales que disminuyan el costo social, cuyo monto ya
es imposible de cancelar por las clases más deprimidas; la elevación de la
calidad de vida que se les debe dar, para incorporarlas a la lucha por sus
propias reivindicaciones; las mejoras en todos los servicios públicos de
manera que pueda lograrse la rapidez –¿violencia?– con la cual estas metas
deben ser obtenidas. En conclusión, la “reingeniería social” es la manera de
poder enfrentar el ataque despiadado de que somos víctimas por parte de
aquellos cuyo modelo de desarrollo –reingeniería empresarial– tratan de
imponernos “violentamente” para evitar que podamos adaptarnos y compartir
los beneficios derivados de las “bondades” que aparenta encerrar la
aplicación de sus panaceas de crecimiento económico, el cual nunca logra
alcanzarse a pesar del elevado costo social que acarrea.
Aplicarle la reingeniería al Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV), es
revisar el contenido de la Ley del Ejercicio de la Ingeniería para adaptarla
a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; mejorar
radicalmente el Reglamento para contribuir en la consecución de las metas
que la nueva República se ha establecido; adecuar los procedimientos
internos utilizados, para evitar que siga siendo un instrumento de los
grupos que lo han utilizado como un medio de acceso al poder ejecutivo;
asegurar que sea una herramienta capaz de garantizarle al agremiado su
participación activa y determinante en la elaboración y ejecución de los
proyectos que utilizarán los avances tecnológicos para el logro de un
progreso más humanizado que permita disminuir la convenientemente controlada
dependencia externa de nuestro país. En otras palabras: para cambiar el CIV
que tenemos por el CIV que queremos, será necesario iniciar una revolución
gremialista.
REFUNDACIÓN:
“Refundar” es “volver a fundar”; es decir, cambiar los fundamentos de una
estructura u organización. No puede refundar quien esté colocado sobre los
cimientos organizativos tradicionales que le permiten violar continua e
impunemente la ética profesional del gremio, porque deberá desplazarse para
poder lograrlo. Este desplazamiento sólo se producirá “en contra de sus
gustos”, para aparentar respeto al estamento legal que le permitió acceder;
lo cual demuestra que sólo una “revolución interna bien fundamentada”
logrará los cambios estructurales necesarios para que el CIV asuma el papel
protagónico que el país le reclama. El Movimiento de Refundación Gremial es
la organización que en el próximo proceso electoral interno buscará asumir
la presidencia del CIV en la persona del colega Jesús Graterol, para
intentar aplicar la reingeniería en la forma arriba concebida, lo cual lo
hace partícipe del proceso revolucionario que encabeza el Presidente Chávez.
Este grupo no pretende “el control” del Colegio, porque sería caer en la
misma práctica que ahora se critica; aspira acceder a una tribuna pública
que desde hace muchos años permanece muda, debido a que nuestros
“dirigentes” han sido amordazados con el uso discrecional de las finanzas
internas, la designación para cargos elevados en el ejecutivo y el
otorgamiento de sustanciosos contratos. Motivos que les hacen olvidar las
causas por las cuales alguna vez elevaron su voz de protesta, y los colegas
que “inocentemente” creyeron en sus promesas de cambio y en su adhesión a un
proceso revolucionario que terminaron obstaculizando para evitar su acción
sobre los fundamentos de nuestro gremio y –por ende– de nuestra estructura
social.
Mérida, 20 de enero del 2004
luiserangel@hotmail.com