La desintegración de la antigua URSS, el ataque (o auto) a las Torres Gemelas y ahora la crisis financiera, son hechos que han puesto a cambiar el mundo. ¿Quién lo duda? Uno con más impacto que otro, pero efectivo al fin. El primero es tan significativo que durante su acaecimiento nadie dudaba que comportaba una seria modificación de actitudes y modos de vida en el planeta; el segundo, se erigió en una cumbre argumental para que el imperialismo (el armazón de la ideología capitalista neoliberal) se desbordase y, con las manos libres que le dejaba el supuesto derrumbe de la ideología contraria, apalease con furor aquellas zonas que todavía no habían sido conquistadas (Irak, Afganistán, etc.); el tercer evento todavía cursa y muchos aún dudan si la vaina comporta un derrumbe de algo, un cambio importante que afecte visiones de mundo y modalidades de vida.
Algunos vienen, y así como así, dejan sentado que se cayó el capitalismo mundial, como si la cosa fuese una paja que uno se quitase de la vista con un soplo; otros lo niegan con vehemencia, arguyendo que el mismo se alimenta de las crisis, mismas que son convertidas en un festín para una depredación “interna”. Otros niegan todo, que es como si dijeran que no les importa un carajo nada de lo ocurra en este puto mundo de las locura humanas.
Otros simplemente pierden sus casas, sus trabajos, son acorralados financieramente...; otros, simplemente, mueren, sea por mano "accidental" o voluntaria... ¡Caramba, hay de todo en este mundo de los recursos! Atónitos miramos nomás ayer cómo un señor clase media estadounidense mató a sus hijos, a su mujer, a otro miembro de la familia y a sí mismo, por el hecho de perder su empleo, víctima de los coletazos de la tan sonada crisis que ha puesto a los intelectuales a parir pistoladas. ¿Desaparece o no? ¿Se acaba algo o no? ¿Aparece algo nuevo o no? ¿Ser o no ser?
Dejando por fuera el tema del derrumbe de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas, digamos algo del ataque "terrorista" a las Torres Gemelas. La vaina hizo cambiar un mundo el orden de cosas establecidas. ¡Qué si no! ¡Cónchale, a la potencia militar por excelencia del planeta se le atacaba, y algo serio tenía que ocurrir! Como en efecto ocurrió: EEUU empezó a esgrimir su licencia para meterse en todas partes y matar a cualquier sospechoso, desplegando su misión atrapa-terroristas. Inventó la "guerra preventiva" -¿se acuerdan?-. Hizo sufrir a una pila de gente, allende sus fronteras, por supuesto. Véalo: se iniciaron nuevas guerras con el aderezado argumento, buscando en realidad apoderarse de geoestrategia y de recursos naturales. Ése fue y ése es todo el cuento. Y las guerras que ya estaban iniciadas sintieron, por su parte, el efecto de una mayor audacia en la profundización de la violencia contra los civiles, más que todo.
Saber hoy que EEUU ha matado en Irak a 1,2 millones de civiles, por ejemplo, es para ponerse a pensar. ¡Qué pecado tan arrecho cometieron esas personas para que una sarta de niños bendecidos del país de las predestinaciones venga a detonarles el equivalente a varias bombas nucleares, fragmentadamente, por hablar de lo más serio? ¿Qué hicieron esos diablos del Medio Oriente con forma humana, por amor de dios? ¿Será haber nacido encima del petróleo…? ¡¿Tener petróleo es un delito en este mundo, por lo visto?! ¡Vaya, vaya: así las cosas, dan ganas de que se acabe de una vez por todas! Y si la cosa no es que los liquidan con bombas atómicas por pedacitos, es porque lo hacen de otro modo, más pormenorizadamente, como hacen ahorita mismo los tipejos marines cuando en cambote de hasta cinco mil patrullas diarias invaden casas, buscando "insurrectos" o "terroristas" para "interrogarlos" o, así como así, matarlos. Carnicería islámica, pues. Mahoma es un gran terrorista, dueño del inframundo petrolero.
¿Lo vemos? ¿Pensábamos que las Torres se habían caído y no más? Qué va. El mundo cambió. Se hizo más violento, agresivo, procaz, inestable, inseguro. ¿Quién demonios aguanta a la más grande maquinaria militar del mundo provocada a las mil maravillas, como llevamos dicho con el cuento de las Torres Gemelas? ¡Hermano, ejército parado no gana guerras, sino que se pierde a sí mismo! Tiene que hacer la guerra; explorar el mundo, expoliarlo. Parado lo que hace es consumir el sueldo que se le paga a la tropa, y ese sueldo debe de salir de sus propias peripecias sobre el terreno. Invadir, saquear, matar..., cualquiera de esas tan lucrativas actividades. Después de los capítulos de Irak, cuando no se respetaron las resoluciones de la ONU; después del asunto de las Torres, cuando se inventó la "guerra preventiva", artilugio de la guerra contra el terrorismo, y después de tanta cosas que duelen e infunden intranquilidad a quienes quieren vivir en paz, la olla del mundo entró en ebullición. Nada se respeta. Se puede ir contra cualquier cosa. Nada ni nadie es sagrado, a no ser lo sagrado mismo.
Ni Venezuela, para hablar de un país que no se ha metido con nadie, sale de los cálculos. Ahorita es dizque terrorista, narcotraficante, armamentista, atomicista, guerrillera o narcoguerrillera... O Chavista, en una palabra. La realidad es que no es nada de eso, sino petrolera. He allí el quid. Porque, como dijimos, tener petróleo es delictivo en este mundo de las conquistas y de los conquistados. Los países desprevenidos (los que confían en el derecho internacional como modo de defensa) son una pila de pendejos, las anacrónicas doncellas del pasado que se llevaban los jinetes asaltantes. Ni era seguro el mundo ayer, ni lo es ahora; pero hay que decir que hoy lo es menos. Ahora se soltaron los caballos, para decirlo con ritmo latino salsero.
Si ustedes recuerdan bien (aunque sea un mal recuerdo), Ronald Reagan había decidido bombardear a Libia nomás porque su dirigente, Monmar Gadafi, lo había llamado "perro rabioso". Nada más por allí saque usted la cuenta de cuánto se creen algunos que el mundo les pertenece. Ergo, ahora es peor, menos seguro. Y no digamos que Chávez llama hoy a los gringos "yanquis de mierda" y por eso le van a zumbar una bombas... ¡Umm, umm! Peor, caballeros. El país del norte, con su OTAN y su ONU, con su señoreo militar del planeta, se las arregla para que la vainita parezca legal, con el tipo en chirona y todo, después del golpe, pudriéndose allá en una cárcel de los EEUU. Como le hicieron a Noriega, ¿se acuerdan? Sí, el mismo presidente de Panamá, dizque sembrador de marihuana en el patio de su casa. Vainas que uno no cree pero ni drogado.
¡Pues, hombrecito, este mundo ya anda en cambios desde hace rato! Ya nadie lo controla. Se soltaron las fieras, ahora más heridas que nunca –no me canso de decirlo-. Como dice el refrán, "la necesidad tiene cara de perro", y eso obliga a un mundo de cosas. Si no, véalo, con lo que pasa ahorita, con la crisis financiera, que a muchos sesudos se les antoja el fin del sistema capitalista. ¡Ojala! Pero ni en sueños. El arsenal capitalista es militar (valga la redundancia), si vamos a lo que tendría que quedar, en el supuesto de una caída del sistema. Y ese montón de hierros pesa, caballeros, como dijimos ahorita cuando hablábamos de los ejércitos ociosos. El país más consumista del mundo de pronto se encuentra con que ese consumo (con el que duermen a sus ciudadanos para que no vean los destrozos que hacen afuera) se acaba, cada vez se hace más difícil sostenerlo, siendo necesario crear caos por todas partes, invadiendo, matando, jodiendo, medrando de los desastres generados...
Si la causa de la crisis es el petróleo -¡que lo es, señores, ¿hasta cuándo idiotas?!-, con sus precios por las nubes y toda una infraestructura establecida para comprarlo barato, lo más simple es tomarlo de los países productores por la fuerza, que es lo que le sobra al sistema neoliberal inescrupuloso del mundo. Ni más ni menos. Tiene ejércitos por doquier y maquinarias por montón. Sólo tiene que encenderlos, porque ya cuenta, de antemano, con todos los permisos: la ONU, la OTAN y cualquier otra “O” que a los efectos sirva. No es posible dejar caer el centro de operaciones del capitalismo mundial, estos es, a los EEUU. Sus ciudadanos tienen que seguir viviendo, mejor engañados, con sus respectivos antifaces en el rostro y su acostumbrado idiotismo que les haga creer que cumplen el sueño americano. El corazón de la maquinaria capitalista-neoliberal-imperialista del mundo se tiene que mantener a cómo de lugar, no importando inclusive si se va contra los mismo ciudadanos. Es una cuestión de vida o muerte, y ello puede reclamar sacrificios.
Y ya usted vio cómo la dirigencia y poder políticos de los EEUU se sacrifica. Empiezan a buscar terroristas ahora entre los suyos, entre los mismos estadounidenses. ¡Qué tal! Si, como suena: la gente se ha empezado a molestar y a salir a la calle para reclamar su coroto, hoy mismo, en ocasión de la crisis; pero ya los hijos de sus madres que sustentan el poder en ese país la amenazan, constitucionalmente, por supuesto, para no decirlo de otro modo. Le acaban de sacar –a tan desgraciada gente y a cualquier otro potencial manifestante- las tropas élites aquellas de combate en Irak, las que iban "casa por casa" en busca de insurrectos. ¡Caramba, como que no se puede protestar en ese país de los sueños, por nada, por no tener empleo o por perder la casa, como si la única opción de protesta fuese la que acometió aquel pobre hombre al matarse junto a su familia! Como que es preferible que la gente se muera, pues, ... ¡pero que no proteste, coño!
¿Mala cosa no? Peor si uno piensa en lo que denunció una tercera candidata a la presidencia, Cynthia McKinney (¡fuera de Obama y McCain hay otros candidatos! ¿Lo sabía); esto es que, cuando los hechos del huracán Katrina, se descubrieron 5 mil cadáveres ajusticiados. ¿No me lo cree? ¿Que fue o no fue el Pentágono, eliminando a personas incómodas? Vaya y pregúntele a ella, que anda por allá en campaña¹.
Si, hijitos, ahora la crisis, la mentada crisis. Ella también comporta cambios, con seguridad parecidos a los comportados con el advenimiento de la guerra contra el terrorismo. Dado que el capitalismo también se lucra con sus crisis, comiéndose a sí mismo, es decir, eliminando a los pendejos que no soportaron la infinita carrera por la supervivencia (la del más apto), como es un hecho que sucede ahorita; no es increíble que en breve tengamos extendido ante nosotros un sistema financiero super-recontra-capitalista-neoliberal. Porque eso es lo que hace el tan sonado sistema: se autoalimenta, se autodeglute, se concentra en sí mismo, aparentemente liquidándose por momentos, siendo que lo que hace es mutar en una figura más poderosa. Y ello inquieta como presagio de futuras tormentas, seguramente nada halagüeñas, como ya dijimos que ocurrió con la ficción etiológica de la Torres Gemelas. Otro cambio, pues, para tan cambiante mundo.
El primer cambio que tenemos que acusar es aceptar que los banqueros, a pesar de que se comen todo cual agujero negro, es lo mejor de la galaxia. Y debemos vivir con ello, nadar en ello, balbucear en ello, largar la baba de la idiotez en ello... Creer la cosa de cualquier modo, como la nueva cultura, a pie juntillas. Es decir, no tenemos que darnos cuenta de nada (como hacen los ciudadanos estadounidenses, que se hacen los bolsas con su sistema de gobierno), so pena de ganarnos la aversión del Estado. Porque por ahí como que suenan los tiros, se viene el parecer de lo que dijimos: una mayor represión contra la ciudadanía, una guerra más individual, más dentro de tu casa, sobre la violación de tus derechos personales, sobre el particular de la calle. La aversión de un Estado que ya ha dado síntomas de ser siniestro contra aquellos que protestan sus derechos obliterados, contra aquellos que no comulgan con la guerra de Irak, por ejemplo, y contra cualquier otra política maravillosa que utilice del régimen neoliberal para mantener la salud y adormecimiento populares. El opio del gringo es el consumismo.
De allí que hablemos de lo que dijimos, de los muertos durante el huracán Katrina. ¿Pasmoso, no? Malo..., no hemos mencionado la Ley Patriota y los tantos otros intentos del Estado norteamericano de apresar en su puño a la ciudadanía. Vea, usted, si no ha abierto más grandemente los ojos: ¿sabía que la quinta mentira más vedada por los medios de comunicación del mundo al servicio del sistema (un 80%, aproximadamente) es el bloqueo y embargo de las propiedades de aquellos que se han opuesto o se oponen a la Guerra en Irak? ¿No me diga usted que no lo cree, significando con ello que tampoco lo sabía? Debe perdonarme, pero para ser estúpido se requiere primero ser ignorante, como es el caso de nosotros dos: primero yo (cuando lo descubrí) y ahora usted, que menea la cabeza negativamente. La primera noticia más combatida es la que le dije arriba, los 1,2 millones de civiles que las tropas estadounidense han matado en Irak, rivalizando con las peores matanzas de tiempos pasados².
De modo que lo viene es la negación procurada de la realidad en el ciudadano. Como si dijéramos que viene una época en se le habrá de instalar un chips de control a cada quien en su pequeño cerebrito, para así obedecer a esa raza de seres extraplanetarios: los banqueros y sus sistema superneoliberal defendido por ejércitos. Más control personal, en fin, mayor violación de los derechos civiles, mayor coerción, mejor dominio, un específico estremecimiento del sistema de creencias cívico: creer o creer para ser un buen ciudadano. Por supuesto, hablo de los países imperialista e imperializados, por dentro; porque a lo exterior, a lo que no se someta al vaivén del interés transnacional del mercado, le sale "bombazo". Y pendiente están: Irán, Osetia del Sur, Venezuela, Bolivia, tal vez Pakistán... ¡Quién sabe con éste último, ex amigo de los EEUU! ¿Quién sabe con Venezuela, comprobadamente el mayor reservorio petrolero del mundo?
No comulgo con los agüeros que pronostican la caída del sistema capitalista, que no ha caído, como tampoco se cayó nunca el comunismo, o socialismo, para hablar de su versión más versátil y menos molesta para los delicados. El susodicho modelo de vivir políticamente ahogado en el libre mercado posee una infraestructura insólita de poderío militar en el mundo... Y eso cambia mundos. Y eso cuando se hunde destroza... Y eso ni siquiera concibe cambio alguno cuando se tiene el arma en la mano, para decirlo, pues, con palabras que impliquen fuerza. Es un sistema de poder establecido, con crisis en sus formas de financiamiento, pero jamás cerrado a la posibilidad de obtener el financiamiento que le da el beneficio de crear en cualquier momento una guerra necesaria a sus interés, cuando no a su supervivencia, cosa para la cual ha sido concebido. Un ejército, una maquinaria. Que el sistema ideológico provisto del mayor aparato militar esté en una fase crítica en modo alguno habla de caídas, cuando todavía no se ha disparado el primer tiro. Óigalo bien: largo camino queda por transitar para sacar del alma humana tan pútrida manera de hacer y vivir la vida. Ningún animal se echa a morir en la naturaleza, del mismo modo que no lo hará el sistema neoliberal y capitalista del mundo, mucho menos si es salvaje.
¿Cierto que desalienta? Hay que decirlo, porque no hay que vivir ni de ilusiones ni de mentiras, como dijimos que vive el pueblo de los EEUU cuando no ve el desfalco que le hacen sus líderes, bajo ese Estado tan controlador que se gasta. Pero también hay que decir lo otro: se está cada vez más cerca de un cambio tremendamente humanitario para el mundo: el vencimiento de un formato para dar lugar a la reflexión, a la recapacitación, al renacimiento del otro, léase, socialismo, socialismo por doquier. Es lo que está planteado. Fue lo que hizo hace poco la Reserva Federal cuando metió la mano en el mercado y lo ayudó, inyectándole $700.000 millones, quebrando la sagrada norma del "libre mercado" del capitalismo. Cuando el Estado mete la mano para regular los mercados, evitando la pulsión salvaje del mismo mercantilismo, deja de existir la susodicha liberalidad del capitalismo, y pasa a haber algo parecido a la práctica de un socialismo de Estado. Ni más ni menos, y eso fue lo que ocurrió en los EEUU. Sólo que el socialismo de Wall Street fue uno muy sui generis: fue de los banqueros, para los banqueros y por los banqueros, Estado incluido, porque ambos son ingredientes de la misma plasta de sustancias escatológicas.
La solución, en fín, está dentro de usted, en su humanidad, en no dejarle poner gríngolas ni antifaces al pensamiento que libera al hombre, y que lo hace libre, fundamentalmente, de sí mismo, de las creencias que esperan otros que usted acoja. Socialismo como propuesta es altruismo, idea magna de la vida, donde hombre y Estado jamás se divorcian. El Hombre amparado por el Estado y el Estado soportado por el Hombre, en su diseño y funcionamiento. Si eso le parece utópico a usted o a mí, que escribo estás apuradas líneas, es porque ya no tenemos remedio, estamos jodidos, nos bajaron en la poceta desde hace tiempo y disfrutamos del viaje a través de las cañerías. Con toda propiedad podríamos decir que el mundo apesta, pero sólo para hablar pajas y jamás cambiarlo.
Notas:
¹ Oscar J. Camero: "Crisis, pueblo y petróleo: fisiología del engaño" [en línea]. En Animal político. - 7 oct 2.008. - [pantalla 20]. - Crisis, pueblo y petróleo- fisiología del engaño. - [Consulta: 11 oct 2.008].
² Vea el escrito de este periodista, donde recopila lo que menos se intenta propalar en la prensa mundial servida, siendo noticia principal: Ernesto Carmona: "EEUU: Esclavitud disfrazada para el trabajador inmigrante" [en línea]. En Aporrea.org. - 10 oct 2.008. - [pantalla 1 y 3]. - http://www.aporrea.org/tiburon/a65376.html. - [Consulta: 11 oct 2.008].
Más del autor en Animal político
camero500@hotmail.com