Últimamente se habla y escribe mucho "gamelote" sobre separatismos,
autonomía y coexistencia de un Estado II dentro del Estado. Sin embargo la
Constitución vigente no dice nada expreso sobre tales posibles fenómenos
políticos. El resto de la población no lo toleraría y la Constitución
declararía írrito cualquier intento de esa naturaleza.
Curiosamente, una rápida lectura del Primer Art. de dicha Constitución
revela que allí se da prioridad memorística a la "integridad territorial
y a la autodeterminación nacional". Ambos rasgos constitucionales aluden
expresamente a nuestras fronteras y costas frente a otros países vecinos y
extravecinos, pero no a posibles conatos o realizaciones secesionistas
dentro de esas fronteras y c.
Sin embargo, los recursos naturales de mayor importancia económica no
laborales se hallan en el subsuelo patrio y estos todos pertenecen in
sólidum al Estado, según Arts. Constitucionales 302-303, como un intocable
legado jurídico de la Venezuela Colonial.
Bueno, a pesar de todo eso la realidad económica experimentada en el devenir
político venezolano nos dice que la Sociedad Anónima Petróleos de Venezuela
(Pdvsa) fue de hecho separada del Estado primario. Los principales
concesionarios de este Estado II estuvieron erguidos sobre toda la
legislación venezolana, la que por el contrario estuvieron diseñando o
burlando, siempre a su transnacionalista y desintegradora conveniencia.
Con la llegada de la V República, Pdvsa sufre una mutación jurídica en su
organización. Ahora es una red de Empresas Mixtas privadas y cuyo
rendimiento de cuentas sigue siendo inauditable por el pueblo venezolano,
tal como la Contabilidad de las compañías concesionarias lo estuvo durante
casi 100 años. El pueblo chavista ha dado como bueno y acertado el
criterio y las políticas petrolera y económica del Presidente Chávez.
Ahora bien, a sabiendas de parte del Estado oficial es también un hecho
notorio e inocultable que el hampa ha tomado para sí a la población
venezolana, al trabajador, al pequeño comerciante y a algunos desprevenidos
banqueros a quienes esquilma como le da la gana. Son pocas, raras y muy
sortarias las familias venezolanas que no hayan sufrido patrimonial, moral y
físicamente las decisiones ilegales de ese Estado Delincuencial que a nivel
nacional opera a sus anchas con las más descaradas autonomía y separatismo.
Multitud de expendios de licores al aire libre, intocables distribuidores
de mercancías morbosas, casinos, venta de bienes "piratas", comerciantes al
margen de control sanitario, matracadores en las oficinas públicas, y pare
de contar al lado de abundantísimos e intocables delincuentes de
variopintas especialidades.
Digamos que la Biestatalidad de Venezuela consiste en albergar en su seno un
Estado que alimenta con su impunidad, con su exasperante tolerancia y con
la coparticipación de funcionarios quienes por omisión, negligencia o
complicidad han tomado nacionalidad hamponil.
marmac@cantv.net