Metáfora hípica que aclaramos desde ya, con la siguiente pregunta que pudiera tener respuesta: ¿alguien, incluidos sus mismos correligionarios, le dio crédito a un triunfo del baboso Ocariz y del buey cansado Ledezma, contra Jesse Chacón y Aristóbulo Isturiz? Dígalo ahora, poniéndose la mano donde lleva el corazón y como si no hubiese sucedido el cordonazo del jueves 20, cual fue parte mínima del “dopaje”. Aun cuando este necio escribidor escuchó el día lunes a un adeco bocón, en una panadería del Boulevard de Barcelona, cuando vociferaba que Aristóbulo perdió “por negro con yate caro” (una mentira dicha mil veces…).
Sin embargo, también escuché cuando el mismo Aristóbulo acusaba como sin pedestal el triunfo de su contendor, por cuanto la mayoría de los votos que obtuvo Ledezma fueron contra Chávez. Esto es verdad. Es que los adecos no tienen en Caracas, ni en Venezuela toda, ese caudal de seguidores como para ganarle a un Aristóbulo Isturiz en la zona metropolitana de Caracas, La Guaira y el Estado Miranda juntos. Pero tienen otros recursos no muy santos, camarada Aristóbulo.
Cuando este marginal escribidor se dice necio a sí mismo, es por la frustración que sentimos porque nadie nos para cuando alertamos respecto de la infiltración de los paracos, armados hasta los dientes con instrumentos de guerra que superan y atemorizan a la misma policía y ni decir de los camaradas de los Consejos Comunales, quienes quedan desamparados “barrio adentro”, después que unos cuantos dirigentes y jefes policiales los comprometen públicamente como vigilantes de esos intrusos que ya institucionalizaron el sicariato en nuestro país.
Esos mismos son, camaradas Hugo Chávez y Aristóbulo Isturiz, los que aterrorizan a nuestra gente en esos suburbios en los que malviven, por culpa de adecos y copeyanos que les dieron esa migaja de tierra que no sirve sino para sostener las raíces de los arboles que dan frescura a las aguas de nuestros ríos y quebradas; y que ahora sirve también para esconder a esa plaga de asesinos que tienen arrinconados a los venezolanos y venezolanas de nuestros barrios, hasta el punto de atemorizarlos para que se queden en el rancho y no se acerquen a las mesas de votación a depositar su voto por los compatriotas de la revolución.
En cuanto al Zulia sería un pleonasmo abundar en detalles de sicarios y terroristas. Estos entran y salen por los caminos blancos y Rosales allí sigue siendo el capo de la mafia. Al Táchira, entran por los caminos de la mano de los residuos verdes con su “instrumento de trabajo”: la sierra eléctrica.
Nueva Esparta es capítulo aparte, a pesar de ser embrionaria de los vicios impuestos por Rosales contra el pueblo zuliano. Hasta se ha puesto al día para “merecer” el puesto de seguidores de la descomposición social. A una isla tan bella, donde sus ñeros sesteaban con puertas y ventanas abiertas, la han convertido en un centro de envite y azar con todo y su Al Capone. Además, donde reactualizaron la trampa electoral con otra modalidad, cual es el reparto de la chuleta acompañada del billete por delincuentes electorales y sicarios infiltrados en las colas de los votantes.
Para finalizar, al camarada Presidente Hugo Chávez, una recomendación: neutralice al Don Corleone y pregunte a Barinas.
Patria, Socialismo o barbarie.