La jornada electoral que se desarrolló el pasado domingo deja un conjunto de lecciones al país. Se reitera la vocación democrática del pueblo venezolano y la fortaleza del Poder Electoral. Al igual que la madurez y aceptación del proceso automatizado de votación. La firmeza con que actuó la Fuerza Armada facilitó y aligeró el proceso eleccionario. La dinámica desplegada por el CNE antes de esa fecha, rindió sus frutos. La información hizo digerible el manejo electrónico del tarjetón.
Se rompieron todas las expectativas para unas elecciones regionales, pues participó más de 65% del electorado. Para un universo electoral de más de 16 millones de personas, los cuerpos de seguridad reportaron pocos detenidos por delitos y fallas electorales. Como lo estipula nuestra Constitución, en esta elección se reafirmó la división de los poderes y el espíritu democrático que permea nuestro Estado.
El mapa quedó conformado por 17 gobernaciones en manos chavistas y sólo cinco para la oposición, amén de 182 alcaldías ganadas por representantes del Psuv, lo que arroja un total de 80%. Del conjunto de 240 alcaldías, la oposición ganó en 34. Como corolario de la jornada, la observación nacional e internacional ha entregado sus informes y señalan estar satisfechos con su desarrollo.
Más, la oposición venezolana es tan sui géneris que desde antes y en la propia fecha de los comicios ya insinuaban la no transparencia del CNE. Entre tantas quejas siempre se apela a la palabra fraude. La cartilla indica que se deben sembrar dudas frente a la actuación del Poder Electoral. Ante esto, el mismo domingo, la presidenta del CNE respondió con contundencia a estas afrentas.
La prensa opositora habló el lunes de una "jornada de irregularidades", y uno de sus voceros más reconocidos señaló que se trata de "vencer democráticamente a un sistema que no es democrático" (?). En esta retórica incongruente no extraña la actitud de la oposición después de los comicios al señalar, haciendo una lectura al revés de los resultados, que son la mayoría en el país y que una "reelección presidencial no tiene asidero". Se plantean construir "una democracia sana" (?) cuando han avalado golpes de Estado, sabotajes, guarimbas y una permanente desestabilización.
Prof. UCV