Trincheras de Ideas

Somos como el agua y el aceite

Esa fue la infeliz expresión del fascista Capriles Radonski en las primeras declaraciones ante sus seguidores y la prensa a raíz de su elección como Gobernador del estado Miranda. De entrada, con el hacha de la guerra en la mano, incapaz de ocultar su resentimiento de clase burguesa, su odio al presidente Chávez y a la revolución bolivariana, sin tender puentes al entendimiento político, sin siquiera guardar las apariencias, creyendo fatuamente que fue elegido presidente del país y no sólo un simple gobernador, deslinda públicamente: “somos como el agua y el aceite”. Es decir, su misión es acabar, en la geografía que gobierna, con las obras salvadoras del pueblo: Misión Barrios Adentro, Mercal, UBV, Madres del Barrios, Casas de la Alimentación, etc., etc.

Pero no eran palabras, el capitán de las huestes fascistas del golpe de Estado del 11 de abril que produjo el derrocamiento del presidente Chávez, el mismo que dirigió las hordas para consumar el asalto a la Embajada de Cuba en Venezuela, le trazó la línea a los grupos paramilitares de su organización Primero Justicia, que comenzaran no sólo las provocaciones a los chavistas y al pueblo sino que desalojarán, por la fuerzas si fuese necesario, de todos aquellos espacios que ocuparan en dependencias de la Gobernación del estado Miranda, en los espacios dependientes de la Alcaldía de Sucre y otras que ganó la derecha, a las misiones educativas, de formación, de alimentación, médicas, incluso de brutal desalojo de los médicos cubanos de sus residencias.

La arremetida fascista encontró oposición y rechazo de las comunidades organizadas beneficiarias. Llovieron las denuncias por la prensa alternativa escrita, radial y televisiva o por los medios del Estado; comenzaron las movilizaciones populares y el pueblo, repuesto de la primera andanada de agresiones, está reorganizando sus fuerzas para lanzarse a la defensa de sus conquistas. A la orden del día está la movilización permanente de la calle y con una ofensiva sostenida, someter a las minorías de sicarios, mercenarios, paramilitares de Primero Justicia, Unete, AD, COPEI y otros grupúsculos.

¿Por qué lanza la derecha fascista, que aún no ha tomado prácticamente posesión de sus cargos, esta andanada de agresiones contra el pueblo y sus conquistas sociales en todas aquellas gobernaciones y alcaldías que ganaron en las elecciones del 23 de noviembre de 2008? ¿Para qué tanta desesperación si ellos saben que no sólo son minoría, sino que van a recibir contundentes respuestas de parte del gobierno revolucionario y del pueblo?

A nuestro juicio una sola puede ser la respuesta: esa ofensiva forma parte de un plan final del gobierno genocida norteamericano y del sicópata de Bush para tratar de subvertir el orden público buscando crear pánico en la población y caos, provocar al pueblo para crear desórdenes buscando un estado de ingobernabilidad y justificar una movilización de organismos internacionales para tratar o de aplicarle a Venezuela la Carta de la OEA o justificar una intervención militar dentro de la llamada Doctrina Bush de guerra preventiva.

Si se analiza la conducta de la derecha fascista inmediatamente después de las elecciones del 23N donde mediáticamente se manejaron políticamente como si en verdad hubiesen arrasado en todo el país y retomado electoralmente el poder, que incluso habían ganado en Caracas y eso fue lo vendió y vende la entente mediática del imperio, que Chávez perdió. Esa actitud obedece, a nuestro juicio, a la primera parte de un plan de agresión imperialista de Bush al final de su mandato. Las agresiones a los CDI, a las bodegas de Mercal, a las Casa de Alimentación, a los Clubes de los Abuelos, a los núcleos mirandinos de la Universidad Bolivariana de Venezuela y de la Universidad de las Fuerzas Armadas en las ciudad de Los Teques, las provocaciones contra los médicos cubanos de Barrio Adentro, forman parte de un plan que no es reseñado por los medios de la oligarquía, sino que convierten a los agredidos en agresores, dixi Últimas Noticias.

Si se analiza con detenimiento las declaraciones de la señora Condoleza Rice, secretaria de estado norteamericano, con un elogio desmesurado al modesto triunfo de la derecha venezolana y sus ataques al gobierno revolucionario, podemos entrever que dicha declaraciones no son gratuitas sino que son una segunda fase del plan. De igual manera la conversación del Cónsul colombiano en el estado Zulia, Carlos Galvis Fajardo, con su jefe en Colombia, José Obdulio Gaviria, son altamente reveladoras de los profundos nexos del gobierno colombiano con el anterior gobernador zuliano Manuel Rosales y el nuevo gobernador, Pablo Pérez. El apoyo a la campaña electoral de la oposición oligarca en Zulia y Táchira y, evidentemente, la ingerencia de los gobernantes colombianos puesta de manifiesto en la referida conversación.

Nada allí es gratuito ni casual, es un plan que se va a acelerar las próximas semanas, un plan golpista que no está divorciado del que se descubrió hace poco tiempo, casualmente a partir de la develación de unas conversaciones telefónicas de unos militares golpistas activos, unos, en retiro, otros.

Guerra avisada no mata soldado, dice el dicho popular. La derecha está movilizando a sus huestes, al paramilitarismo colombiano oculto en los barrios caraqueños, mirandinos, zulianos, tachirenses…, al hampa que le facilitan armas para sus delitos y crímenes. El gobierno, el PSUV, los consejos comunales, la vanguardia popular y revolucionaria no deben equivocar hacia dónde dirige la oligarquía contrarrevolucionaria sus golpes políticos y militares; no pisar las conchas de mango ni distraerse con aparentes escaramuzas que tienen ese sentido, engañarnos para golpearnos por donde no esperamos que lo hagan.

Como siempre la derecha comete errores y el primero y más grave que está cometiendo es precipitarse, no controlar su irrefrenable odio contra el poder popular, Chávez y los beneficios a los que ellos no pueden meterle la mano como era su costumbre en la Cuarta República. Se nota claramente que no solamente carecen de programas para gobernar sino que se están adelantando a los planes del imperio, porque se están creyendo sus propias cobas, sus mentiras, que Ledesma y Radonski no ganaron la Alcaldía Mayor y la gobernación de Mirando, sino la Presidencia de la República. Sus patéticos discursos, desubicados, totalmente fuera de orden, desfasados ¿a quién o quienes van dirigidos si saben que lo alcanzado no son más que islotes cercados por un pueblo rojo rojito y es muy poco lo que desde allí pueden realmente hacer? Discursos dirigidos a sus amos del norte, a sus aliados de Colombia e Israel a quienes claman vengan a reforzarlos policialmente para utilizar la policía de Miranda, de Chacao, de Baruta contra el pueblo. Es por allí por donde vienen muchos de los tiros, no verlo resulta de una miopía que puede costarle muy caro a la revolución.

Preciso es, entonces, la movilización popular organizada, sin el desbordamiento y el comecandelismo de la gente de Lina Ron y el ultrismo de algunos grupos revolucionarios, la actuación firme del gobierno y del PSUV para controlar políticamente la situación y neutralizar las provocaciones del fascismo que obtuvo cuotas de poder, que será derrotar, una vez más, al sátrapa de Bush y su nefasto gobierno y, por carambola, a la oligarquía cuyos golpistas deben ir presos, no como Radonski que jode y jode y nada le pasa, por la debilidad de nuestra justicia.

(humbertocaracola@gmail.com)


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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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