En la agenda política nacional están planteados tres puntos esenciales que ameritan la consideración de todos los venezolanos, en especial de quienes nos sentimos comprometidos con el proceso de transformación revolucionaria que se ha venido desarrollando en nuestro país en los últimos años: El balance que necesariamente hay que realizar de la reciente jornada electoral del 23N y que, a nuestro juicio, constituye un resonante triunfo estratégico para las fuerzas bolivarianas revolucionarias. El debate impostergable que tenemos plateado los revolucionarios venezolanos en torno a las exigencias definitorias de la constitución de la sociedad socialista del mañana que debemos seguir construyendo ahora mismo, en el día a día, al fragor de la dinámica social. Y, por supuesto, el punto trascendental de la Reelección Presidencial, es decir, el de la continuidad del proceso revolucionario bolivariano por la vía electoral tal cual como ha venido transitando en los intensos últimos 10 años que han transcurrido.
I
En cuanto al balance electoral hay algunos elementos que queremos destacar a la luz de los resultados de los recientes comicios. En primer término descolla la preeminencia del proyecto socialista bolivariano y del liderazgo del presidente Chávez en el conjunto de la sociedad venezolana. La campaña electoral fue concebida y se desarrolló resaltando la propuesta bolivariana relacionada con la figura de Hugo Chávez de tal manera que quien votó por el PSUV lo hizo consciente que estaba votando por el binomio socialista – chavista; siendo unas elecciones regionales y municipales tuvieron, sin embargo, una marcada connotación nacional. En segundo término se afirma, palmariamente, la condición del PSUV como la primera fuerza política del país, sus oponentes apelaron a una amalgamada alianza cuyo único programa era, y es, el antichavismo que los identifica. No han podido diseñar una propuesta alterna de país y, mucho menos, perfilar un liderazgo que los represente. En tercer término, sencillamente, perdimos donde teníamos que perder, independientemente de la calidad de los candidatos que presentamos en esas entidades, donde, sin duda, hay que distinguir a líderes como Aristóbulo (Alcaldía Mayor de Caracas) y Leonardo Salcedo (Gobernación del Táchira). En esas gobernaciones (5) y municipios (62) donde los resultados nos fueron adversos se combinaron algunos factores, por demás, evidentes y notorios, básicamente, por un lado la deficiente gestión de los compatriotas que tenían la responsabilidad gubernamental en esas instancias y, por otro lado, la composición de clases de las mismas, particularmente, en el Este de la ciudad capital donde la ideología conservadora, capitalista y pitiyanqui tiene su mayor aposento. Con todo, estos resultados aportan un triunfo estratégico singular expresado en esa diferencia de más de un millón de votos que denotan la voluntad nacional de afianzamiento del socialismo como propuesta de sociedad.
II
En el campo revolucionario esta planteado un gran debate nacional que por su significación y trascendencia se torna insoslayable. Cómo concebimos la construcción del Poder Popular, su relación con el Estado en transición, qué papel le corresponde a los Movimientos Sociales en este proceso, cómo concebimos al Sujeto de la revolución bolivariana, cual es la significación del Partido, qué relación debe construirse entre el Partido y el Estado, entre estos y la Sociedad, cuál es la Estructura Económica que debe sustentar la sociedad socialista, qué espiritualidad debe emerger del gran esfuerzo colectivo que se esta emprendiendo, cómo construimos la nueva Hegemonía cultural, que papel se le asigna al ámbito comunicacional, cómo entendemos al nuevo sujeto comunicacional, en fin, múltiples y complejos temas que ameritan ser debatidos ampliamente. En la agenda del PSUV esta pautada la realización de un Congreso Ideológico para este año, promoverlo y asumirlo es tarea prioritaria de todos los revolucionarios venezolanos.
III
Reelección presidencial. Este es un punto que estaba previsto abordarlo en cualquier momento, a partir de la derrota refrendaria de la Reforma constitucional el 2D de 2007, sólo había que esperar la generación de las circunstancias propicias para plantearlo. Y estas, evidentemente, se presentaron con el triunfo estratégico que arrojaron las recientes elecciones del 23N. Una confirmación del sentimiento mayoritario del pueblo venezolano a favor de la propuesta socialista bolivariana y del liderazgo del presidente Chávez como la que se manifiesta en ese respaldo de más de un millón de votos de ventaja, la configuración efectiva del PSUV como primera fuerza política nacional y la moralización del activismo chavista a lo largo y ancho del país son, sin duda, circunstancias inapreciables para plantearse la enmienda constitucional que haga posible la reelección presidencial para el 2012. Como dicen en Puerto Ayacucho hay que esperar la ribazón para coger los peces con las manos…..
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