Las elecciones de Noviembre de 2008, han generado varias lecturas e interpretaciones que vuelven a dinamizar la política en la sociedad venezolana. Con un permanente porcentaje de votos de la oposición y el aumento de un millón trescientos mil votos del chavismo, con diecisiete gobernaciones obtenidas y mas de doscientas sesenta alcaldías del país, surge el planteamiento constitucional de la enmienda del artículo 230 de nuestra constitución que tanto fue ofendida y atacada por los mismos que hoy afirman que se violenta por parte del presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Ya ha dicho el comandante Chávez que la discusión sobre si es procedente o no la enmienda constitucional, queda en el pasado y lo importante es la campaña por el SI. ¿Pero qué impide una enmienda en estos momentos? Nada, absolutamente nada, anteriormente el dos de diciembre de dos mil siete se votó en contra de la reforma de la Constitución Nacional referida a sesenta y cuatro artículos que modificaban sustancialmente la estructura de nuestra carta magna. En el caso actual es una enmienda a un solo articulo al que se le eliminan once palabras para someter a referendo la reelección de cualquier presidente o presidenta. En este caso de aprobarse la enmienda Chávez tiene el derecho de participar como candidato presidencial y el pueblo lo elegirá o no. Tal vez el miedo a la derrota sea el principal elemento de contraposición a la enmienda que hizo resurgir personajes ya olvidados del escenario nacional.
Hay que recordar que los cuatro millones de votos de la oposición se repiten de elección en elección y esa realidad hay que atacarla con una estrategia que el presidente está diseñando en la práctica, en cada intervención o acto público donde participa. La continuidad del proyecto socialista, los beneficios sociales y el liderazgo del Presidente Chávez, están cada vez más en permanente prueba al igual que el deslinde con los contrarrevolucionarios y las definiciones dentro de los sectores denominados de “izquierda” y vieja “izquierda” que en su mayoría desertan y mantienen unas posiciones de tránsfugas y traidores, sobre todo me refiero a los mal llamados “dirigentes”, que por cierto en el artículo del sábado 06 de este mismo mes toqué el tema. Pero estas situaciones son propias de la profundización de la revolución, pues la gente tiene metas y limites de compromiso y saben hasta donde pueden acompañar un proceso de tanta trascendencia e importancia para América Latina y el mundo.
El hecho de desarrollarse una transformación sistemática de la sociedad capitalista dependiente en Venezuela sin utilizar la vía armada del poder, obliga a tomar de manera permanente decisiones de peso, que incidan en un cambio de estructuras sociales y económicas. Por esa razón las leyes juegan un papel preeminente y fundamental para asegurar que los mecanismos de la economía transiten hacia el socialismo sin afectar la estabilidad política que es el objetivo de los opositores golpistas.
La enmienda constitucional, no es un instrumento de autoritarismo para adueñarse del gobierno, es una oportunidad para que existan alternativas de participación aún para el que esté de presidente de Venezuela. En el pasado, lo alternativo de las elecciones consistía en un intercambio del control del país entre los grandes partidos de derecha.
Todo el enunciado opositor apunta a crear como siempre, la matriz del Chávez dictador que se quiere perpetuar en la presidencia y pisotear los derechos públicos. Eso es una mentira llena de malas intenciones, tanto, que ya aparecieron unos fantasmas, vomitando la bilis de la amargura que le causa saber que contra Chávez no hay por los momentos nadie que puede competir en otras elecciones y la razón de la campaña antienmienda no es otra que tratar de sacar del juego a nuestro comandante, porque sus contrincantes lucen muy grises y para ello necesitan destruir la imagen de Chávez.
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