Formación Ideológica y Praxis (XXXV)

¡Carajo, aqui no se rinde nadie!

Otra mágicas palabras que refuerzan y reconfirman la formación ideológica, de unos y de otros, vienen a ser estas pronunciadas por el "Señor de la Vanguardia": Camilo Cienfuegos, quien nació un día como hoy 6 de febrero. Con ese sabio y enérgico llamado, gritado en medio de balazos enemigos, candela del cañaveral y nerviosismo de los combatientes, uno de los extraordinarios líderes guerrilleros cubanos de la Sierra Maestra rompía el cerco con su ametralladora Thompson y llevaba a sus hombres a sitio seguro, como lo hace un león con sus cachorros cuando presiente el peligro o hace un estadista con su pueblo cuando ve amenazada la seguridad de su gente. Camilo Cienfuegos hizo así leyenda y dio fama a su apellido, pero sobre todo hizo gala de su audacia, de su inteligencia y de su firmeza como revolucionario. Al rechazar la rendición suya y del colectivo, demostró su reafirmación a la consigna "Libertad o Muerte" y así cumplía el compromiso fidelista, pues fue Fidel quien había lanzado esa decisión colectiva como una de las primeras ideas titánicas en la incipiente "batalla de ideas" paralela a la lucha armada desde la Sierra Maestra, donde también resurgía el espíritu rebelde y bolivariano del Monte Sacro.



Al concluir la vertiginosa guerra de liberación de Cuba –realizada de diciembre de 1956 a diciembre de 1958- y luego de protagonizar la famosa invasión liberadora, de oriente a occidente, ordenada por Fidel a Che y Camilo, el "Señor de la Vanguardia", como se le conoció entre sus compañeros de lucha, Camilo estuvo encargado de tomar La Habana el 1ro de enero de 1959 y ocupar el cuartel militar de Columbia, principal bastión de la dictadura de Batista.



Cuando aún todavía se olían las diarreas de los generales y asesinos batistianos escapándose casi desnudos en aviones para Miami, Camilo derrumbaba los muros del cuartel para convertirlo en escuelas, cumpliendo así una de las primeras tareas dadas por Fidel en las transformaciones iniciales impulsadas conjuntamente con la nacionalización de las empresas yanquis, en lo cual Fidel, Raúl, Che, Camilo, Almeida, Ramiro, entre otros jefes, tuvieron siempre el apoyo de las organizaciones políticas y sociales antibatistianas que habían combatido a la dictadura pro-imperialista desde la clandestinidad.



Hoy, en ese amplio espacio de varias decenas de hectáreas, florecieron las fraguas de saberes, y en la ya conocida Ciudad Libertad, miles de jóvenes han estudiado la carrera de pedagogía con una visión liberadora, de tal magnitud que inspiró a talentos y educadores de gran repercusión mundial como es el caso de Paulo Freire. Desde allí se inició la liberación de las mentes y allí se echaron las semillas del método Yo Sí Puedo que ha traído inmensas sumas de felicidad a millones de personas en varios continentes, porque cuando la mamá o el papá aprenden a leer y escribir, sus hijos y sus otros familiares se alegran también. En resumen, la familia es más plena y por ello, es más libre, como dijera Martí.



Hombre sincero, valiente y caribeño, Camilo –ayudante de sastre- se había ganado el cariño de todos sus compañeros libertadores desde que se sumó a fines de 1956 –casi uno de los últimos- a los expedicionarios del Granma en México, a la orden de Fidel. Después de unos meses de combates, en abril de 1958, Fidel lo ascendió a Comandante y Camilo le escribió una carta personal a Fidel con unas ideas ya históricas, y las que -a la postre- serían una de los principios de la unidad revolucionaria: "más fácil será dejar de respirar –dijo Camilo a Fidel- que dejar de ser fiel a tu confianza".



Camilo Cienfuegos –a pocos días de la toma del poder- fue nombrado Jefe del victorioso Ejército Rebelde, nombre que mantuvieron por varios años las fuerzas armadas revolucionarias de Cuba, y ellas fueron garantía de la defensa de las industrias, empresas y bancos nacionalizados, pues los norteamericanos eran quienes controlaban la economía cubana. Camilo realizó tareas cruciales en la Reforma Agraria e impulsó el incipiente deporte revolucionario jugando en las noches en el Equipo de los Barbudos. ¿Quién no recuerda aquella frase y la jocosa sonrisa de Camilo cuando dijo que "ni a la pelota juego en contra de Fidel"?.



Hoy, 6 de febrero de 2009, a 77 años de haber nacido Camilo Cienfuegos, le recordamos como si fuera 1960, ahora desde las indómitas tierras libertarias de Venezuela, y así se lo ofrecemos a los más jóvenes, a los hijos que merecen lo mejor, pues Camilo fue un joven ejemplar.



Camilo fue un combatiente aguerrido y de gran ética. En una de las batallas en el centro de la isla, sentó cátedra militar y a partir de ahí también le llamaron "El Héroe de Yaguajay. Los bolivarianos y martianos reconocemos en Camilo a un fiel seguidor del paradigma guerrero de la estirpe de los libertadores de América. Camilo fue para Fidel –podríamos afirmar ahora- como el Mariscal Sucre fue para Simón Bolívar.



Así como la muerte de Sucre fue un duro golpe para Bolívar, lo fue la desaparición de Camilo para Fidel, luego de que el Héroe de Yaguajay cumpliera la orden de poner preso al rebelado "comevacas" Hubert Matos y saliera en una avioneta desde Camaguey para La Habana en medio de una tarde tormentosa, donde se perdió. Pero, a diferencia de los últimos años de Bolívar, Fidel estuvo siempre acompañado de todo un grupo de hombres curtidos en la batalla, fieles a la causa y estrechamente unidos a su liderazgo, con la oligarquía -antes explotadora- descabezada "a los pies" y todo un pueblo unido y triunfante preparándose para las batallas futuras contra el imperio más potente de la tierra.



El espíritu de Camilo volvió a brotar en la 1ra y 2da Declaración de La Habana, en la Campaña de Alfabetización, en las batallas de Playa Girón de abril del 61, en la Crisis de Octubre o de los Cohetes en 1962, en los 5 Puntos de Fidel, en la Conferencia Tricontinental (*), junto a los cubanos en las elevaciones del Sinaí acompañando a los palestinos o en el Congo rememorando a Lumumba, o en Bolivia, frente a frente al fusil asesino que cegó la vida del Che, o en Angola combatiendo en Kangamba o en Cuito Cuanavale liberando a los africanos del yugo colonial. "En el pueblo hay muchos Camilos" –es una de las grandes verdades- dichas por Fidel en sus discursos y seguramente recordada toda la vida, al escribir sus reflexiones sobre la eterna batalla de los pueblos por su liberación. Aquel: "Carajo, aquí no se rinde nadie" siguió escuchándose por llanos y montañas, porque el Che así lo pidió cuando llamó a empuñar y levantar siempre en alto las armas y banderas de los caídos, y así se cumplió.



Aquí, en la cuna del Libertador, durante estos últimos diez años de combates y batallas de ideas, bien podríamos apreciar que el espíritu de Camilo también lo han hecho suyo, los hombres y mujeres del pueblo en todos los rincones de Venezuela. Así como dijo Camilo, bien pudiéramos decir colectivamente: "carajo, aquí no arruga nadie". Tal y como Camilo impulsó -con ese espíritu de rebeldía, de firmeza y de fidelidad- los cambios revolucionarios, siguiendo el ideal de Martí, de Bolívar y de Fidel, los bolivarianos sabremos hacer prevalecer el significado patriótico e histórico de la Enmienda Constitucional para cumplir lo que le quedó pendiente a Bolívar y garantizar así -por la seguridad y bienestar de nuestros hijos- que al frente de la Nación pueda continuar, en futuras elecciones presidenciales, el Comandante victorioso Hugo Chávez Frías, el eje de la unidad y, por tanto, del poder del pueblo en Venezuela y estímulo en el combate de muchos otros pueblos y gobiernos del mundo en procesos de emancipación.


wongmaestre@gmail.com


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Ernesto Wong Maestre


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