Dice el refranero popular, “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Basta recordar el contenido del decreto de Carmona “El Breve”, que pretendió poner en contramarcha el proceso de profundización de la democracia venezolana, para valorar en perspectiva y en toda su dimensión, las conquistas alcanzadas por el pueblo venezolano en la última década. Solo por un instante imaginemos qué habría ocurrido si hubiese tenido éxito aquella intentona golpista.
La constitución del 61 estaba blindada jurídicamente para impedir cambios en su estructura fundamental. Fue el resultado de un Parlamento, que sin consultar al pueblo, asumió arbitrariamente el rol constituyente. En su texto no estaba la figura de la constituyente, y ésta, solo surgió, mediante un referéndum consultivo convocado luego de una intensa presión popular, después del triunfo de Hugo Chávez en las elecciones del 98. Hasta entonces, la constitución sólo podían cambiarla -sin alterar su estructura fundamental- los intermediarios o “representante” parlamentarios. Se sustentaba en la subestimación del pueblo como el sujeto de la gobernabilidad política que debe ser, suponiendo su “inmadurez” para tomar las decisiones fundamentales que afectan la vida social.
Con el advenimiento del proceso constituyente que dio vida a la constitución de la RBV, el pueblo pasó a ser el decisor de su propio destino a través del ejercicio de la democracia directa. El contrato constitucional mediante el cual, el pueblo delega en el estado y el gobierno el ejercicio del poder público, dejó de ser un instrumento para limitar sus derecho, al convertirse en una poderosa herramienta para impulsar una revolución pacífica orientada hacia la construcción de una sociedad realmente democrática y justa. Ahora, a través de la democracia refrendaria, el “mango del sartén” lo tiene el soberano, la cual se activará nuevamente el 15F. Esta vez, para decidir sobre una nueva ampliación de los derechos políticos, al permitir o no, las postulaciones sucesivas y sin limitaciones de tiempo, para todos los cargos de elección popular. La decisión está en las manos de todos. ¡Ahora el pueblo decide!